La
resistencia antibiótica se ha alzado como uno de los grandes problemas que
amenaza la salud global. Sin embargo, un estudio publicado esta semana va más allá y afirma que los antibióticos no son los únicos que participan en este proceso. Una de sus principales conclusiones es que
los antidepresivos también pueden "inducir
resistencia y persistencia a los antibióticos", lo que agravaría notablemente esta situación, puesto que estos fármacos son de los más recetados a nivel mundial.
"Los análisis fenotípicos y genotípicos revelaron que la mayor producción de
especies reactivas de oxígeno después de la exposición a los antidepresivos se asoció directamente con una mayor resistencia. Una respuesta mejorada de la firma del estrés y la estimulación de la
expresión de la bomba de eflujo o bomba de expulsión activa también se asociaron con una mayor resistencia y persistencia", señalan en el estudio publicado en PNAS.
De hecho, en este análisis, realizado por un grupo de investigadores liderado por Jianhua Guo de la
Universidad de Queensland (Australia), confirman que la
inducción a la resistencia a múltiples antibióticos se produce incluso en
periodos cortos de exposición, siempre que los antidepresivos tengan
concentraciones clínicamente relevantes.
Concretamente, en este trabajo se ha examinado la
respuesta de las bacterias E.coli al exponerse a antidepresivos de uso común. El resultado es que se sienten agredidas y estresadas y aceleran su ritmo habitual de mutaciones para hacer frente a las amenazas. En este mismo sentido, también se ha observado cómo incrementan la
transferencia horizontal de genes, un hecho que también genera un aumento de probabilidades de que aparezcan resistencias bacterianas.
En definitiva, tomar fármacos para tratar las patologías mentales durante 60 días
reduce la eficacia de los antibióticos, aunque los expertos apuntan que en algunos casos estos efectos son
perceptibles tras un día de interacción. No obstante, Guo asegura que aún es pronto para afirmar que los antidepresivos
favorezcan la resistencia a los antibióticos en el mundo real, ya que lo que han visto hasta ahora ha sido en el laboratorio.
Líneas de investigación para sortear las resistencias
Las resistencias antibióticas son un tema que preocupa desde hace años a los expertos. Desde la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) explican que para tratarlas lo importante es "guiar las
líneas de investigación e innovación para que que mejore el uso de los antibióticos". Así se lograrían dos aspectos, por un lado limitar el uso de los antibióticos y utilizarlos de forma adecuada y, por otro, investigar e innovar para el
diagnóstico precoz de estas bacterias resistentes.
En cuanto a la investigación, desde Seimc afirman que hay
varios estudios de moléculas en marcha pero el problema es el largo periodo que transcurre hasta que llegan a los pacientes. "Los estudios requieren de muchas fases, como la de comprobar
que no tengan toxicidad, y pasar por diferentes etapas de los ensayos clínicos. Y es en esta última donde perdemos la mayoría de los tratamientos, llegando al paciente muy pocos de ellos. Por ese motivo, en la última década han sido muy
pocos los antibióticos que han salido al mercado para tratar las infecciones", sostienen.
Actualmente, España cuenta con
Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) 2022-2024, cuyos principales objetivos son reducir el consumo de antibióticos a través de las CCAA,
mejorar la accesibilidad y dar mayor difusión de los datos de consumo, desarrollar indicadores que permitan un mejor conocimiento de la
situación clínico/epidemiológica de España, impulsar acciones que permitan un análisis desagregado y homogéneo de los datos de consumo y mejorar la herramienta de consumo en base a las necesidades que se vayan identificando.
35.000 muertes al año por resistencia bacteriana
Según los datos de la Unión Europea, al año mueren en la UE
cerca de 35.000 personas por resistencias bacterianas, una cifra que se espera que vaya en aumento. Por ello, la Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos (Icmra, por sus siglas en inglés), dependiente de la
Agencia Europea del Medicamento (EMA), ha tomado medidas en el asunto y ha publicado un informe sobre las posibles soluciones para abordar esta situación. Una de sus propuestas es la
flexibilidad regulatoria para mejorar los tiempos de acceso a terapias.
"La resistencia bacteriana amenaza la capacidad para tratar infecciones de manera efectiva debido a una gama cada vez
mayor de bacterias y otros microorganismos que se han adaptado para volverse resistentes a los tratamientos disponibles", indican.
Se trata de que todos los países remen en la misma dirección y, por este motivo, el informe detalla otras posibles opciones para hacer frente a las resistencias bacterianas como las lecciones aprendidas con la
agilidad regulatoria que se implantó durante la pandemia del Covid-19, la
restricción de la venta sin receta de antibióticos; el desarrollo de un estudio piloto sobre modelos de reembolso para nuevos antimicrobianos; o las recomendaciones de
tratamiento para infecciones comunes en atención ambulatoria.
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