Un estudio prueba la 'ruta molecular' modificada por el consumo frecuente de alcohol.
15 nov. 2016 11:50H
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El consumo repetitivo de alcohol durante la adolescencia afecta a las funciones cerebrales en las futuras generaciones, lo que condiciona el riesgo, para la descendencia, de enfermedades como depresión, ansiedad y trastornos metabólicos.
“El consumo excesivo de alcohol en adolescentes no sólo resulta peligroso para el desarrollo cerebral de los adolescentes, sino que también puede afectar al cerebro de sus hijos”, ha declarado la autora principal, Toni R. Pak, profesora asociada en el Departamento de Fisiología Celular y Molecular de la Escuela de Medicina de la Universidad Loyola Chicago, en Estados Unidos.
El estudio de Pak, Anna Dorothea (estudiante de Doctorado) y sus colegas se presenta en Neuroscience 2016, la reunión anual de la Sociedad estadounidense de Neurociencia, que se celebra este año en San Diego, Estados Unidos.
La investigación, que parte de un modelo animal, ha dado con que el consumo excesivo de alcohol en adolescentes altera los interruptores de múltiples genes en los cerebros de la descendencia.
Cuando los genes se activan, instruyen a las células para que produzcan proteínas que, en última instancia, controlan los rasgos físicos y del comportamiento. El estudio descubrió que, en la descendencia, los genes que normalmente se encienden se apagan, y viceversa.
Cambios moleculares en el ADN
En esta investigación, un grupo de ratas adolescentes macho y hembra fue expuesto al alcohol en cantidades comparables a seis episodios de bebedores compulsivos. Las ratas se aparearon después de estar sobrias y las hembras permanecieron sobrias durante sus embarazos.
Los animales expuestos al alcohol se compararon con un grupo control de ratas que no estaban expuestas al alcohol.
En los descendientes de ratas expuestas al alcohol, los investigadores examinaron los genes en el hipotálamo, una región del cerebro involucrada en muchas funciones, incluida la reproducción, la respuesta al estrés, los ciclos de sueño y la ingesta de alimentos.
Los investigadores buscaron cambios moleculares en el ADN que invirtieran los interruptores de encendido y apagado de los genes individuales.
De esta manera, encontraron 159 cambios en la descendencia de madres que bebían en exceso, 93 cambios de genes en la descendencia de padres que consumían alcohol en exceso y 244 cambios de genes en los hijos de madres y padres ambos expuestos al consumo excesivo de alcohol.
El estudio es el primero en mostrar una vía molecular sobre que el consumo excesivo de alcohol por cualquiera de los padres puede causar cambios en la salud neurológica de las generaciones posteriores, según los autores.
Aunque los hallazgos de un modelo animal no necesariamente se traducen en los seres humanos, existen similitudes significativas entre el modelo animal del estudio y los seres humanos, incluyendo su metabolismo del alcohol, la función del hipotálamo y el patrón y la cantidad de alcohol. El estudio fue financiado por una subvención del Instituto Nacional sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo.
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