Una sede de Muface en Madrid, cuyo concierto sanitario se encuentra en una encrucijada a partir de 2025.
‘Bum’, ‘Bum’, ‘Bum’… El corazón de Muface no ha parado de latir en sus casi 50 años de historia. Ha sufrido subidas y bajadas de tensión. Buenos y malos momentos. Pero
nunca se ha enfrentado a una crisis como la que está viviendo en este momento. Desde que las tres aseguradoras que dotaban de asistencia al concierto (Asisa, Adeslas y DKV)
anunciasen que rechazaban las condiciones para el siguiente bienio de la mutualidad y, por tanto, dejaban desierto el proceso de licitación, el modelo ha comenzado a precipitarse hacia su final. O no. Su fin o su supervivencia siguen, de nuevo, en el aire. A pesar de todo,
a Muface le queda un último latido.
Cerca de 1,5 millones de personas -entre titulares y beneficiarios- ven estos días peligrar su sanidad.
Los mutualistas se muestran convencidos: “Habrá Muface en 2025”. Pero ahora se enfrentan a dos posibilidades muy distintas. Dos escenarios capaces de marcar un nuevo hito en la historia del mutualismo en el país.
El primero de ellos es el de
la muerte del concierto sanitario. En él, las aseguradoras rechazarían
la nueva oferta de la licitación en la que ya está trabajando el Gobierno. Este es el caso en el que ni Asisa, ni Adeslas ni DKV -y tampoco ninguna otra compañía que tiene la posibilidad de participar- aceptasen las nuevas condiciones.
En ese caso
se produciría un traspaso masivo de personas a la sanidad pública. Los sindicatos ya han tachado este escenario de “una catástrofe total en la que el sistema sanitario público colapsaría”.
No obstante, lo cierto es que la Ley de Contratos Públicos establece algunas particularidades con respecto al texto sobre el que se enmarca la normativa de Muface. En él se especifica que, en el caso de que ninguna entidad firmase la continuidad del concierto,
las aseguradoras adscritas tendrían que seguir prestando servicios durante los nueve meses siguientes. Es decir, hasta septiembre de 2025. Así, se apoyarían en una prórroga forzosa, como muestra la norma.
Como ha podido confirmar
Redacción Médica,
las firmas aún no se han planteado este escenario en el que pasarían más tiempo dotando de asistencia sanitaria a los mutualistas.
“Estamos estudiándolo”, han aclarado esta mañana fuentes de las aseguradoras a este medio.
De hecho,
dos de las compañías se abren a la otra posibilidad de Muface. La de su supervivencia gracias a la nueva licitación en la que ya está trabajando la Dirección General de Muface. “Si las condiciones son óptimas, si no provocan que tengamos pérdidas millonarias, seguiremos adelante”. La frase, similar entre ambas, pertenece a fuente de Asisa y Adeslas.
¿Qué ha pasado con Muface?
Este martes 5 de noviembre ha quedado marcado en la historia de la mutualidad. Poco después de las 10.00, cuando se cumplía el plazo de la presentación de ofertas para continuar en el concierto durante el siguiente bienio (2025-2026),
las aseguradoras emitieron sus avisos. La primera fue
DKV, que alertó que no podía tener las mejores condiciones en Muface y que, por eso, abandonaba la mutualidad. Además, también renunció a participar en Mugeju, el modelo encargado de la asistencia sanitaria al personal judicial.
Poco después llegó el anuncio de
Adeslas. En su comunicado, la firma aseguradora solo hacía referencia a Mugeju e Isfas -esta última, encargada de la cobertura sanitaria de las Fuerzas Armadas y la Guarda Civil-. En conversación con
Redacción Media, fuentes de la compañía aclararon que no se presentaban a Muface por motivos económicos.
La última declaración llegó por parte de
Asisa. “No vamos a seguir adelante porque, con las condiciones propuestas, íbamos a tener pérdidas millonarias”, aclararon cargos de esta aseguradora a este medio.
Tras este rechazo unánime, la Dirección General de Muface fue rápida:
en apenas unos minutos anunció que ya estaba trabajando en una nueva licitación para el concierto sanitario. Además,
ha convocado una reunión del Consejo General para mañana, jueves, a las 12 de la mañana ante el nerviosismo suscitado por la noticia entre los sindicatos.
De hecho, los sindicatos también unieron sus fuerzas ante la noticia del fin de las aseguradoras.
“¿Cómo es posible tamaña irresponsabilidad de los gestores de Muface?”, cuestionaba FACUSO en uno comunicado, en el que denunciaba el desastre al que se avecinaba la sanidad pública en el caso de que el mutualismo muriese.
Por su parte, otras organizaciones también alzaron la voz.
“CCOO exige que no se tomen por rehenes a los mutualistas y se cierre el proceso a la mayor brevedad”, instó el sindicato en un comunicado de prensa. Además, recamaba que “se deje de especular con la atención sanitaria” de cerca de 1,5 millones de personas.
¿Cómo habían sido las negociaciones de Muface hasta ahora?
El vaivén en los diálogos entre el Gobierno y las aseguradoras se remonta a varios meses atrás. A principios de junio, la Dirección General de Muface deslizó que la prima para el siguiente bienio del concierto rondaría
el 27 por ciento. Por entonces ninguna de las firmas dijo nada. Pero, a principio de octubre, el panorama cambió.
El Ejecutivo propuso
un incremento del monto del 14 por ciento. Las compañías rechazaron de forma unánime esta oferta. Además, tanto la sanidad privada como los sindicatos acusaron al Gobierno de
“planear el fin deliberado” de Muface en los despachos.
El no rotundo hizo que el Ministerio para la Función Pública rehiciese la propuesta. La prima, dijeron,
sería del 17,2 por ciento, la más alta de la historia de la mutualidad. De esta forma, la cuantía total para 2025 y 2026 ascendía a 303.949.078 millones de euros.
La oferta fue aprobada por el Consejo de Ministros y pasó a licitación. Asisa, Adeslas y DKV declararon que el Ejecutivo había hecho “un gran esfuerzo”, pero avisaron: “No es suficiente.
Nuestras pérdidas van a ser millonarias. Así no vamos a poder dar la mejor calidad asistencial”.
Y la consecuencia de la alerta llegó ayer con el rechazo de las tres aseguradoras. En este momento, cerca de 1,5 millones de personas, las entidades y el resto del mutualismo está pendiente de la nueva licitación en la que trabaja el Gobierno.
Mientras, a Muface le queda un último latido.
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