La profesora de Medicina Oral de la Universidad Europea de Madrid, Rosana Cid, considera que las férulas no son la mejor solución.
El
bruxismo es una actividad muscular que puede presentarse durante el sueño o durante el estado de vigilia. Se caracteriza por el apretamiento o rechinamiento involuntario de los dientes y, aunque no se considera una enfermedad, puede tener consecuencias clínicas importantes como desgaste dental, dolor en la articulación temporomandibular o dolores de cabeza. Factores como el estrés, la ansiedad y otros trastornos como la apnea del sueño pueden agravar su impacto,
lo que convierte a este fenómeno en un área de estudio clave para la salud oral y general de las personas.
Sobre esta, la profesora del Postgrado de Especialización en Dolor Orofacial, Medicina Oral y Medicina Dental del Sueño de la Universidad Europea, Rosana Cid, ha explica que
es fundamental distinguir entre el bruxismo del sueño y el de vigilia. Y es que presentan diferencias en su fisiopatología. "Este problema proviene de un comportamiento muscular generado en el sistema nervioso central. Durante el sueño es una actividad involuntaria, mientras que en la vigilia se trata de un hábito semiconsciente del que muchos no se dan cuenta", ha indicado la docente en un comunicado del centro en el que imparte clases.
El
dolor de cabeza es una de las consecuencias del
bruxismo, aunque no es producido directamente por este, sino por su hiperactividad muscular, que puede contribuir a la aparición o perpetuación de ciertos tipos de cefaleas. "Es importante diagnosticar correctamente la causa del dolor ya que otros factores, como la apnea del sueño, también pueden estar involucrados. Existen infinidad de cuadros clínicos que puedan estar detrás de esta manifestación", ha puntualizado Cid.
"Este comportamiento proviene de un comportamiento muscular generado en el sistema nervioso central", ha explicado Cid
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Otro de los efectos principales es
el desgaste dental, pero este no siempre es indicativo de bruxismo. "Puede ser causado por la dieta o el cepillado traumático", ha apuntado Cid.
Respecto a cómo afecta este problema a
la articulación temporomandibular, la experta ha subrayado que "el bruxismo no es la causa principal de este trastorno, pero puede agravar una condición preexistente, como el dolor articular correspondiente a la osteoartritis, que ya está deteriorada por factores biológicos, anatómicos o genéticos". Además de las mencionadas afecciones, este comportamiento muscular puede estar relacionado con dolores en el cuello y la espalda, aunque tampoco es causa directa.
Diagnóstico y tratamiento del bruxismo
La evaluación del bruxismo
puede realizarse mediante cuestionarios y exploraciones clínicas, aunque, para confirmar un diagnóstico definitivo es necesario recurrir a pruebas instrumentales como la polisomnografía, en caso de producirse en estado de sueño, o la electromiografía, si se da cuando el paciente está despierto.
Si las pruebas descubren un cuadro de bruxismo,
las férulas suelen ser la principal opción. No obstante, Cid ha revelado que no lo previenen y no serán un tratamiento efectivo de manera aislada. "Cuando esté indicada, su función será la de proteger las estructuras intraorales de sus efectos negativos" ha aclarado. Además, ha advertido que el uso inapropiado de ciertas terapias, como la toxina botulínica, aunque reduce temporalmente la fuerza muscular, "no trata el origen subyacente del problema".
El manejo del bruxismo
debe incluir un enfoque integral que aborde tanto los factores biológicos como los psicosociales y que investigue los factores etiológicos que pudieran estar presentes. El
estrés, en particular, juega un papel crucial en la exacerbación de este comportamiento. "Llevar un estilo de vida saludable, mantener una buena calidad de sueño y aprender a manejar la ansiedad son claves para reducir el impacto del bruxismo y sus posibles efectos secundarios", ha concluido Cid.
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