Cerebro de ratón con el tumor establecido normalmente; cerebro de ratón en el que se han inyectado células con la expresión de NFATc3 bloquedada; y ampliación de células tumorales.
Investigadores del Servicio de Neuroinflamación de la Unidad de Investigación en Enfermedades Crónicas del
Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) han publicado una investigación que abre
nuevas puertas al estudio del glioblastoma, uno de los
tumores más agresivos y de
peor pronóstico.
Su trabajo, publicado en
Scientific Reports y realizado sobre modelos de
glioblastoma in vitro e in vivo, tiene como protagonista a la familia de factores de transcripción NFAT, y más concretamente a la proteína
NFATc3, que se asocia con el
control de la ruta de señalización de calcio y, según
demuestra este trabajo, con el control del
crecimiento tumoral.
El gliobastoma es la forma más agresiva de las que puede presentar un
glioma, uno de los tipos más graves de cáncer.
No tiene tratamiento eficaz e, incluso tras cirugía, quimio y radioterapia, la tasa de supervivencia media no supera los dos años. El factor de transcripción (NFAT), estudiado en células de glioblastoma, controla la expresión de citoquinas asociadas a la proliferación tumoral y sus funciones son variables según el tipo celular.
La comunidad científica lleva tiempo estudiando esta
ruta de señalización, ya que tiene un importante
efecto sobre la homeostasis y el
crecimiento celular. El impedimento que ha frenado su uso en el tratamiento del cáncer, es que los inhibidores de la ruta que se utilizan tienen
muchos efectos secundarios. Si a ello se suma que la terapia con citoquinas no acaba de ofrecer todos los beneficios esperados, la investigación en este campo tiene una gran importancia para desarrollar terapias eficaces.
Eva Cano, Katia Urso, Andrés Fernández, Elena Quintana, Patricia Velasco y Javier Cotrina son los principales autores de la investigación, que se ha centrado en analizar a distintos miembros de la familia NFAT y su relación con la proliferación celular y el establecimiento in vivo del tumor. Tras detectar qué
miembros de NFAT están más expresados en tejido tumoral, estudiaron muestras clínicas y distintos modelos de líneas de laboratorio obtenidas de gliomas.
Foco en NFATc3
La selección de NFATc3, uno de los miembros de la familia NFAT, focalizó más la investigación, después de comprobar que era la
proteína más expresada en todos los modelos estudiados. Su estudio en el crecimiento tumoral confirmó en un modelo in vitro que, cuando se bloqueaba su expresión, las células tumorales no eran capaces de proliferar ni migrar, y posteriormente, en un modelo in vivo, el
tumor no lograba establecerse.
El equipo de investigadores resume así las conclusiones de la investigación: "El núcleo de nuestro trabajo es haber encontrado un
botón de apagado y encendido claro y específico del crecimiento tumoral. La ruta de señalización celular ya ha sido estudiada y tratada anteriormente, pero con inhibidores tan poco específicos que los efectos secundarios hacen muy difícil tratar este cáncer".
Según explican, con estos hallazgos "se abre la puerta a buscar
inhibidores mucho más precisos y sin esos efectos secundarios, ya que este factor de transcripción se expresa mucho más en la célula tumoral que en el resto del tejido normal del paciente".
Los autores creen que con NFATc3 se ha encontrado un candidato prometedor en la búsqueda de dianas terapéuticas para el tratamiento del glioblastoma. A partir de ahora, el equipo de la Unidad de Investigación en Enfermedades Crónicas tratará de buscar cómo bloquear esta familia de proteínas en un tumor ya establecido en modelos in vivo, para posteriormente, encaminar el trabajo hacia el e
nsayo clínico.
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