El equipo del Clínic que ha conseguido desarrollar un nuevo modelo de cribado en cáncer.
El
cáncer de colon es uno de los
tumores más frecuentes y con mayor
mortalidad. La
detección precoz mejora el
pronóstico y la
supervivencia de los
pacientes, pero es necesario mejorar la
eficiencia de los programas de cribado. Ahora, un estudio liderado por investigadores del Clínic-Idibaps, ha analizado las variantes genéticas asociadas al
riesgo de desarrollar el tumor que permitiría reducir el número de colonoscopias innecesarias, desarrollando un modelo que mejora el
cribado del cáncer colorrectal.
Sergi Castellví-Bel, líder del grupo
Idibaps, Predisposición genética al cáncer gastrointestinal, afirma que “se estima que la evolución de los adenomas, o pólipos adenomatosos, que se forman en la
mucosa del intestino grueso a un tumor colorrectal puede durar unos
10 años. Ello nos da un amplio margen de tiempo para detectar el cáncer y prevenir su aparición”.
Con la meta de
optimizar los
programas de
detección precoz, Castellví-Bel y su equipo han liderado un estudio, con participación de investigadores del
Hospital del Mar y el
Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, que evalúa la utilidad de las variables genéticas de riesgo para el cáncer de colon como herramienta de cribado. La revista
Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention publica sus resultados y los destaca en la sección de artículos relevantes.
El
estudio par aanalizar el cáncer de colon incluye cerca de 3000 personas, de entre 50 y 69 años, con una prueba de sangre en las
heces positiva, reclutadas en
tres centros hospitalarios de Barcelona. Los investigadores analizaron 62 variantes genéticas asociadas previamente al cáncer de colon para calcular el riesgo genético de cada participante.
El estudio cuenta con varias limitaciones
La combinación de este dato, junto con las
variables de edad,
sexo y valor positivo de la
prueba de sangre en las heces, permitió desarrollar un
modelo matemático más específico que la prueba sola. “La capacidad del modelo de detectar individuos con lesiones relevantes es muy parecida a la del test de sangre oculta en las heces. Sin embargo, mejora la clasificación de pacientes que requieren una colonoscopia, lo que permite reducir el número de exploraciones innecesarias”, señala Castellví-Bel.
A pesar de los buenos resultados, los investigadores remarcan que e
l trabajo presenta algunas limitaciones, como el
tamaño de la cohorte de pacientes o el número de variantes genéticas estudiadas, que pueden restar poder predictivo al modelo. Por ello, debería complementarse con un análisis del genoma más amplio o la inclusión de más individuos, de otros biomarcadores, como el microbioma, o variables, como los factores ambientales.
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