Juan Carlos Portilla, vocal de la SEN.
Los neurólogos tienen bien identificados tres síntomas para detectar el
ictus:
desviación de la
boca,
pérdida de
fuerza en un brazo o en una pierna y el
trastorno del lenguaje o del
habla. Sin embargo, hace no mucho que estuvo circulando por redes sociales y por cadenas de Whatsapp un cuarto síntoma: el
desvío de la lengua. Es falso.
Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (
SEN), explica que, "si bien es cierto que es un síntoma que a veces puede aparecer en la enfermedad, es algo muy
infrecuente y, cuando ocurre, va asociado a los otros síntomas, mucho más visibles".
"Ahí los neurólogos insistimos en que no hay que perder el tiempo en buscar la desviación de la lengua, mucho menos frente a otro tipo de síntomas que eran mucho más evidentes y que sin ninguna duda nos deben alertar de la presencia de ictus", asegura.
Desconocimiento sobre el tratamiento
Pero este cuarto síntoma no es el único error que persigue al ictus. El primero, explica Portilla, se comete al nombrar a la propia enfermedad. "Dentro del propio ámbito sanitario, no solo de la población, esta enfermedad ha recibido durante el tiempo muchos
nombres distintos, como
ACV. Ya hace unos años que se estableció a nivel internacional que se denomina ictus Pero es muy frecuente en el entorno, tanto social como sanitario, con médicos neurólogos, cardiólogos o de Familia, que la siguen llamando de otra manera. Dice bastante sobre el desconocimiento que podemos tener sobre esta enfermedad", asegura.
"Hay una falsa creencia de que el ictus no tiene tratamiento"
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Otra de las falsas creencias que los neurólogos ven con frecuencia es sobre el tratamiento. "Aunque ahí los profesionales sí estamos insistiendo, más que mitos sigue habiendo cierto
desconocimiento. Y es que hay una
falsa creencia de que el ictus
no tiene tratamiento. Y lo tiene tanto en la
fase hiperaguda de la enfermedad como en la fase
aguda", explica.
En esta
fase hiperaguda el neurólogo señala que dependen del tiempo. Habitualmente tienen tratamientos muy "eficaces y de los más potentes no solo en la Neurología, sino en la Medicina en general" para las primeras seis u ocho horas tras la aparición de los primeros síntomas.
"Y además de ese tratamiento, existe uno específico que es la
atención de esta patología en
unidades de ictus. Que son unidades que se crean específicas para tratar este problema. También hay dudas sobre quién las atienden. La sociedad no sabe si son cardiólogos, neurocirujanos, internistas... Pero la fase hiperaguda y aguda del ictus en estas unidades son tratadas por
neurólogos. Otro de los errores que se comenten por desconocimiento", añade.
Falsos mitos sobre las secuelas
En cuanto a las
secuelas, también considera que hay una
falsa creencia sobre el
tiempo de la rehabilitación. "Sobre que no es rehabilitable o que solo se puede hacer durante un poco tiempo. Sabemos hoy en día que la
rehabilitación hay que iniciarla de la
manera más precoz posible y que el beneficio se puede ver durante el primer año", indica Portilla.
El neurólogo añade que ya hay
estudios publicados que avanzan que pasado ese primer año determinados pacientes todavía se pueden
beneficiar de tratamientos de
rehabilitación, de
Fisioterapia y de
terapia ocupacional.
Asimismo, el vocal de la SEN considera que hay mucho desconocimiento en la
prevención, tanto
primaria como
secundaria. "Porque el ictus es una enfermedad que
se puede prevenir. Hay desinformación sobre esto, porque sí que lo es. De todos los ictus prácticamente un 80 por ciento se pueden prevenir con el
control de los factores de riesgo cerebrovasculares".
Estos incluyen el
tabaquismo, el
alcohol, la
hipertensión arterial,
hipecolesterolemia,
diabetes mellitus,
obesidad o
vida sedentaria, entre otros. Y todos son modificables y controlables. Por todo esto, el neurólogo considera que faltan campañas de población y que es necesario que se celebre todos los años, y como hoy, el
Día Internacional del Ictus.
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