José López Sánchez, director técnico del Centro Europeo de Neurociencias (CEN).
Las
cuatro primeras horas tras sufrir un ictus son decisivas. Los
tres meses posteriores, también. Esta ventana de oportunidad debe ser aprovechada por parte de los especialistas y es actualmente uno de los talones de Aquiles que la
Neurología tiene frente a esta enfermedad. En el
Día Mundial contra el ictus, los profesionales encargados de tratarlo ponen el acento en la prevención y en la rehabilitación temprana, "fundamental" para mitigar las secuelas ligadas a este accidente cardiovascular, convertido ya en la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres.
Como cofundador y director Clínico del Centro Europeo de Neurociencias (CEN), José López Sánchez, insiste en la importancia que adquiere la rehabilitación en los pacientes en "
fase subaguda temprana". Así, los primeros 90 días tras el ictus resultan cruciales ya que "todavía están presentes los fenómenos de recuperación espontánea en el cerebro", tal y como han observado a lo largo de los años en esta entidad. López cuenta a
Redacción Médica cómo los pacientes que trataron durante los primeros 3 meses han experimentado "cambios muy rápidos y grandes", mientras que la evolución de aquellos que llegaron pasada a esa etapa fue "más lenta" y requirió de una "mayor intensidad del propio tratamiento".
Por ello, este experto lamenta que en ocasiones se "desaproveche" dicho espacio de tiempo, y con ello "se destroce todo el tiempo de recuperación espontánea", fruto de la fatla de medios sanitarios y el incremento de las listas de espera en rehabilitación, "haciendo que los pacientes no reciban el tratamiento cuando más lo necesitan". "A la gente se le está dando citas a partir del
cuarto o quinto mes", explica el neurólogo, perdiendo la oportunidad de recibir una terapia intensiva inicial, “donde tiene más capacidad para cambiar".
"Las listas de espera más prolongadas hacen que los pacientes no reciban el tratamiento cuando más lo necesitan"
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Con una incidencia que ha crecido un 25 por ciento en la franja de edad de
20 a 64 años, la evolución del ictus "es muy diferente dependiendo de la edad del paciente, además de afectar a zonas diferentes dependiendo de cada situación". De los
problemas físicos, cognitivos o atencionales, dependerá la sintomatología y la prescripción de un "tratamiento u otro".
El tratamiento de los primeros síntomas del ictus
Más allá de la rehabilitación temprana, en este Día Mundial, el especialista recalca la importancia de mejorar la comunicación que se ofrece a la sociedad sobre los
primeros síntomas del ictus. Por suerte, la información "ha aumentado mucho y las personas saben cómo actuar cuando sienten que un lado del cuerpo se les duerme. Antes, la persona se tomaba una
aspirina y se iba a la cama para ver si le pasaba, provocando que el ictus fuera masivo".
Actualmente y gracias al Código Ictus, cuenta el experto, el paciente "llama al
número de emergencias, describe sus síntomas y es llevado con la máxima rapidez a un hospital con unidad de ictus para empezar todos los tratamientos”.
La prevención, divida en tres pilares diferenciados
La prevención sería el otro gran desafío que rodea al ictus, teniendo en cuenta que el 80 por ciento de los casos registrados se deben a "factores que se pueden controlar como es la
hipertensión, el
colesterol y el
estrés"."Todos esos aspectos influyen", recalca López Sánchez, tras advertir de un aumento de la incidencia del ictus del 30 por ciento en los próximos años.
El otro gran bloque al que se refiere el especialista, en el que, en su opinión, se está logrando una
encomiable labor, es "el tratamiento médico agudo", impulsado por la creación de nuevas Unidades de Ictus "en más hospitales y por toda la
geografía, tanto en ciudades grandes como pequeñas". "Esto permite que los pacientes, cuando tengan los primeros síntomas puedan recibir tratamientos específicos como la trombectomía, que asegura que las secuelas sean mucho menores".
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