José Manuel Miñones, en una comparecencia pública.
10 jul. 2023 14:20H
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¿Está preparado el alcalde de un municipio de apenas 30.000 habitantes para ser delegado del Gobierno en una de las principales autonomías, e incluso ministro?
Esta es una de las preguntas que se hicieron muchos gallegos y españoles cuando escucharon el apellido Miñones ligado a la Delegación del Gobierno en Galicia, y al Ministerio de Sanidad. La otra, la principal, fue: ¿Miñones?, pero ¿quién es Miñones?
Pues José Manuel Miñones es un farmacéutico de formación, profesor universitario, con una notable ambición política oculta tras un discurso generalmente bastante monocorde. Es más de actuar en un segundo plano, fuera de los focos mediáticos.
Aunque en el ámbito académico tiene cierto reconocimiento, ha arrastrado la duda en torno a la meritocracia, ya que el ahora ministro de Sanidad tuvo la ventaja de contar siempre cerca con su padre, José Miñones Trigo, catedrático de Físico-Química, decano en su momento de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela, y miembro de la Real Academia de Farmacia de Galicia. Ahí es nada.
De hecho Miñones hijo creció en la residencia de catedráticos de la Universidad de Santiago, donde se alojaba la familia. También su padre fue quien dirigió su tesis, una ocasión en la que el soporte familiar fue más allá aún, ya que la codirectora fue su tía materna, la profesora Olga Conde Mouzo. Todo quedaba en casa, porque incluso la hermana de Miñones, Mercedes, disfrutó de que su padre le tutorizara la tesis y su hermano la dirigiera. Legal, pero muy endogámico, desde luego. Queda como curiosidad (o no) que en los agradecimientos la hermana hiciera mención expresa a la figura de Miñones Trigo como "padre" y el hoy ministro, no.
Un chalet para entrar en la vida política
La historia de cómo dio el salto Miñones de la vida universitaria a la política tampoco tiene mucho que ver con el progresismo y el perfil socialista de buscar el bien de los más desfavorecidos. Fue cuando compró un chalet en una urbanización a las afueras de Santiago de Compostela cuando se interesó por el asociacionismo vecinal en esta localidad residencial, Ames. Antes no se le conoce militancia en el PSOE ni en otros movimientos políticos de izquierda ni de los llamados sociales.
A través de las reuniones vecinales como propietario de un chalet tomó contacto con el entonces alcalde de Ames, el también socialista Carlos Fernández, que llegó a ser presidente de la Federación Galega de Municipios y Provincias. Igual que su padre Miñones Trigo había sido su padrino en la vida universitaria, Fernández pasó a serlo en la política metiéndole en su lista municipal en 2007. Fue concejal durante un par de años en ese consistorio, pero en 2011 pareció que su carrera política se acababa cuando el Partido Popular se hizo con la Alcaldía. En un grupo municipal socialista en desbandada, Miñones se quedó como cabeza de la oposición, un gesto de resistencia muy del estilo de un Pedro Sánchez que aún no había ganado las Primarias a Eduardo Madina. Las líneas de sus vidas políticas estaban aún por cruzarse, pero empezaban a converger.
Un alcalde sin el respaldo mayoritario de sus vecinos
Como precisamente le sucedería a Pedro Sánchez años después, el nombramiento de Miñones en 2015 como alcalde de Ames no se produjo gracias a un respaldo mayoritario de los vecinos de su municipio, sino que necesitó del apoyo de varias formaciones, entre ellas los independentistas del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Podemos (bajo la marca Contigo Pódese). Lo que con Sánchez la oposición ha acuñado el descalificativo de 'gobierno Frankenstein' lo compuso ya antes Miñones para hacerse con el poder municipal. Revalidando en 2019 un puzle político semejante logró aferrarse al sillón de alcalde hasta marzo de 2021, para afrontar el primer gran salto en su carrera política de la mano de su tercer padrino, en este caso nada menos que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
¿Por qué apostó Sánchez por Miñones, un alcalde de un municipio pequeño? Pues la respuesta se encuentra volteando la pregunta. Porque Miñones apostó antes por Sánchez siendo uno de los primeros alcaldes que apoyó en la lucha interna que tuvo con la andaluza Susana Díaz por controlar el PSOE en mayo de 2017. Desde entonces, las victorias de Sánchez han sido las de Miñones.
El primer pago de ese apoyo inicial se lo tributó Sánchez en 2021 con la responsabilidad de ser delegado de Gobierno en Galicia. Un cargo que le permitió confrontar con el Partido Popular a nivel autonómico. Sonadas fueron sus polémicas, como la que generó al expresar públicamente favoritismos hacia la provincia de A Coruña respecto a otras como Lugo, en la adjudicación millonaria de complejo industrial de fabricación de fibra textil a partir de madera. Entonces se le tuvo que recordar que era delegado del Gobierno para toda Galicia, no para su provincia.
Engrandecido por el cargo al que le aupó Sánchez, también fue uno de los ejecutores del cambio de liderazgo en el PSdeG, quitando de en medio a Gonzalo Caballero, un candidato más joven que el propio Miñones y que sin duda tapaba su proyección política.
Esta es una jugada que muchos interpretaron en su momento como un movimiento de futuro, pero que tras el nombramiento en 2023 como ministro de Sanidad por parte de Pedro Sánchez se reveló como definitiva para ser él quien opte a la Presidencia de la Xunta en 2024 en nombre del PSdeG.
La ambición política de Miñones parece que no tiene techo y sueña con presidir Galicia. En su contra está el hecho de que el PP ha gozado de amplias mayorías de la mano de Alberto Núñez Feijóo, y que 'socios naturales' como independentistas y las mareas-Podemos andan de capa caída.
En las Elecciones Generales del 23 de julio se juega buena parte de su futuro político, ya que encabeza la lista socialista por A Coruña. De su experiencia en Ames, aunque fuera alcalde, no se extrae que sea un cabeza de cartel que invite mayoritariamente al electorado a votarle, y en la Delegación de Gobierno y en el Ministerio de Sanidad fue puesto 'a dedo'.
Está por ver si ser delegado del Gobierno o ministro de paso (con una trayectoria de apenas 6 meses) ha agrandado su perfil público. Los votantes decidirán, y ni su padre Miñones Trigo ni Pedro Sánchez pueden echarle una mano en este trance.
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