Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la ONT.
La
Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha orquestado un nuevo
pacto global para el desarrollo de la donación y el trasplante de órganos, tejidos y células a lo largo de la próxima década. De este acuerdo ha surgido la llamada ‘Declaración de Santander’, un documento que ha sido suscrito por representantes de 57 países y que se fundamenta sobre
cinco ‘pilares’: la mejora de la atención al paciente, la sostenibilidad de los sistemas de trasplantes, la transparencia y seguridad, la lucha contra la trata de personas y la innovación.
Esta
‘Declaración de Santander’ vio la luz en el marco de la Cumbre Internacional en el Trasplante celebrada el pasado noviembre. La cita, que fue copatrocinada por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), congregó a
183 expertos de 57 países en la capital cántabra, que fue la ciudad seleccionada por la
Presidencia Española de la UE como homenaje a sus profesionales sanitarios (esta autonomía lleva
liderando la donación de órganos en España desde el año 2015 de manera consecutiva).
Los participantes de esta cumbre liderada por la
ONT coincidieron en la necesidad de impulsar, a lo largo de la próxima década, cinco grandes estrategias relacionadas con la donación de órganos. La primera de ellas se refiere a la
mejora de la atención al paciente, lo que engloba, entre otras actuaciones, la implementación de planes preventivos para
reducir la carga de enfermedades que provocan dichas operaciones y la integración de las donaciones y los trasplantes a los sistemas de salud nacionales.
Sacar el "máximo potencial" de los transplantes
El documento llama también a avanzar hacia la sostenibilidad del sistema, de forma que se saque el
“máximo potencial terapéutico”, por ejemplo, con el impulso de la donación tras la muerte neurológica del paciente (en el caso de las
personas vivas, se indica que su donación es
“preferible como complemento”). Además, se aboga por la prohibición de “incentivos económicos”.
En esta línea, los representantes de la cumbre internacional coincidieron en la necesidad de mejorar la transparencia y la supervisión de este tipo de prácticas, así como fortalecer la prevención de la trata de personas. Respecto a este último apartado se pone el énfasis sobre la garantía de una
evaluación psicosocial adecuada y mecanismos para la notificación obligatoria de
“casos sospechosos o confirmados” de explotación de seres humanos.
Finalmente, se pide “fomentar la
innovación responsable” para hacer frente a los “desafíos económicos y de investigación” en el uso de las sustancias de origen humano (Soho, por sus siglas en inglés) garantizando “la responsabilidad social en la colaboración público-privada” de este tipo de terapias.
España, líder en donación en asistolia
Los participantes en la cumbre consideraron que se ha de aumentar el número de países que practican la
donación en asistolia. Es decir, aquellas en las que se utilizan órganos y tejidos procedentes de una persona a la que se le diagnostica la muerte tras la confirmación del cese irreversible de sus
funciones cardiorrespiratorias. En la actualidad, solo 23 estados lo practican.
Uno de ellos es
España, que de hecho
se sitúa a la cabeza en la donación en asistolia a nivel europeo. Su aportación constituye el 10 por ciento de todas las que se produjeron a nivel mundial el pasado ejercicio.
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