La "humildad" de un SNS feminizado busca prestigio para sus sanitarias

La sanidad española es uno de los sectores en los que más predomina el empleo femenino. Tres de cada cuatro profesionales que trabajan en este sector y dos de cada tres estudiantes de Ciencias de la Salud son mujeres. Cómo ha ocurrido a lo largo de la historia, la competencia profesional de las mujeres no es valorada de la misma forma que ocurre con la de los hombres y, a pesar de que las profesionales han llevado al Sistema de Salud, empatía y conexión humana, la feminización del sector ha dado lugar a un “desprestigio” injustificado del sector, tal y como ha reflexionado la ministra de Sanidad, Mónica García, este martes en un acto por el Día Internacional de la Mujer.

Se trata de una reflexión “personal” que la ministra ha querido compartir durante el conversatorio ‘#DiagnósticoFeminista: Por una sanidad sin sesgos de género’, que se ha celebrado este viernes en el Ministerio de Sanidad. En este sentido, García ha recordado su época como estudiante, donde observaba a los catedráticos - la mayoría hombres - llegar a la facultad con seguridad, mientras que, por lo general, las mujeres dudan más de sus capacidades y sufren en mayor medida el "síndrome de la impostora".

“El sector se ha ido devaluando, no socialmente, porque seguimos siendo los y las cuidadoras de la sociedad, pero sí que ha adquirido un cierto desprestigio” por su feminización, ha explicado la ministra.

El “síndrome de la impostora”

Amaia Bacigalupe, socióloga y doctora en Salud Pública, ha coincidido con la ministra en que el “síndrome de la impostora” y la falta de seguridad de las que hablaba son una realidad entre las mujeres. “Lo primero que sentí al recibir la invitación fue que alguien había debido de fallar y por eso me llamaban a mí”, ha comentado. “Este es un sentimiento colectivo que dice mucho de dónde nos posicionamos como mujeres”.

Por ello, ha querido recordar a todas las mujeres que han servido como inspiración. “Si hoy nos preguntamos cosas e investigamos en cuestiones relacionadas con los sesgos de género, es gracias a ellas”.

Brecha de Género en las estructuras sanitarias

En la misma línea, Trinidad Serrano; la socióloga y doctora en Salud Pública, ha señalado que la feminización del SNS “no va a ir a menos, sino a más”, pero que, a pesar de ello, esto “no se refleja en las estructuras de poder dentro del mundo de la medicina”. A pesar de que el sector de la salud está mayormente ocupado por trabajadoras, la representación de las mujeres dentro de los altos cargos sanitarios representa, a penas, un 30 por ciento.

“Conforme suben los puestos va disminuyendo el porcentaje de representación de mujeres, es algo que pasa en todos los ámbitos de la medicina, incluso en las universidades. Hay muy pocas catedráticas de medicina, y ya ni hablamos de decanas o rectoras”, ha denunciado Serrano. Según ha explicado la socióloga, esto es algo que se sufre en todas las ramas sanitarias, dentro y fuera de España. “Las estructuras de decisión siguen estando ocupadas mayoritariamente por hombres”, ha sentenciado.

Para ella, “el colmo”, llega en la Enfermería, donde, a pesar de que “el 86 u 87 por ciento de los puestos están ocupados por mujeres”, el porcentaje de mujeres en los altos cargos es todavía menor al 30 por ciento. “Existe una brecha en las estructuras de decisión que hay que ir corrigiendo”, ha añadido.

La inercia de “medicalizar” el malestar de las mujeres

La alta “medicalización” a la que se expone a las mujeres en el sistema de salud ha sido otra de las cuestiones que ha protagonizado el encuentro. Ha sido la farmacéutica y directora de programas del Observatorio de Salud de la Mujeres, Rosa María López, quien ha expuesto la inercia que existe a la hora de “medicalizar” el malestar de las mujeres.

“Es mucho más sencillo dar una pastilla que preguntar”, ha argumentado la directora del Observatorio. “Hay que escuchar más a las mujeres” ha sentenciado. “Para acabar con esa inercia hay que escuchar en la consulta, hay que preguntar; tenemos que hacer un enfoque biopsicosocial. No solo nos tenemos que fijar en signos o síntomas de tipo biológico, sino que tenemos también que entender que la persona no está aislada del mundo que le rodea”, ha explicado López.