Más allá del beneficio contrastado en reducción de riesgos vasculares, el objetivo apropiado de la
tensión arterial (TA) en pacientes mayores con hipertensión sigue sin estar claro. Las diferentes recomendaciones de las sociedades científicas internacionales se aglutinan en un nivel menor de 150mmHG, entre 130 a 139 mmHg o menor de 130 mmHg. Una disparidad de criterios a los que se deben sumar las conclusiones de un reciente estudio observacional que sugiere que la
reducción de la presión arterial por debajo de 130 mmHg otorga mayor beneficio, pero debe realizarse con precaución en pacientes mayores.
“En pacientes mayores con hipertensión,
el tratamiento intensivo con un objetivo de presión arterial sistólica de 110 a menos de 130 mmHg resultó en una
menor incidencia de eventos cardiovasculares que el tratamiento estándar con un objetivo de 130 a menos de 150 mmHg”, concluyen los investigadores en el estudio revisado por pares y publicado en The New England Journal of Medicine.
Los
eventos observados más frecuentes para este tipo de pacientes fueron las combinaciones de accidentes cerebrovasculares, el síndrome coronario agudo (infarto agudo de miocardio y hospitalización por angina inestable), la insuficiencia cardíaca aguda descompensada, la revascularización coronaria, la fibrilación auricular o la muerte por causas cardiovasculares.
¿Cómo evaluaron los tratamientos estándar e intensivos de TAS?
Para averiguar qué tratamiento era el más efectivo, los investigadores de la Academia de Ciencias Médicas de China hicieron un
seguimiento de cuatro años a más de
8.000 pacientes de entre 60 y 80 años con hipertensión arterial sistólica (TAS) basal entre 140 y 190 mmHg. De estos, 4.243 pacientes fueron asignados al grupo control intensivo (objetivo de TAS 110-130 mmHg), y 4.268 a tratamiento estándar (objetivo de TAS 130-150 mmHg).
El control de la TA durante el estudio se realizó a nivel domiciliario, transmitiéndose los valores de TA a una app con soporte telefónico estructurado por sanitarios para ajuste de la medicación.
“Al año de seguimiento, la TAS media fue de 127,5 mmHg en el grupo de tratamiento intensivo y de 135,3 mmHg en el grupo de tratamiento estándar. Mientras que el número medio de antihipertensivos administrados por paciente fue de 1,9 en el grupo tratamiento intensivo y de 1,5 en el grupo estándar”, explican los autores del estudio.
¿Qué evento se manifestó más durante ambos tratamientos TAS?
Según los resultados finales, tras cuatro años de seguimiento el
mayor número de eventos primarios ocurrió en los sometidos al
tratamiento estándar con un
4,6 por ciento, lo que supuso 196 pacientes. Mientras que los eventos primarios se manifestaron en el 3,5 por ciento de los pacientes sometidos al tratamiento intensivo.
Los resultados para la mayoría de los
componentes individuales del resultado primario
también favorecieron el tratamiento intensivo: el cociente de riesgo de accidente cerebrovascular fue 0,67; síndrome coronario agudo 0,67; insuficiencia cardíaca aguda descompensada 0,27; revascularización coronaria 0,69; fibrilación auricular 0,96; y muerte por causas cardiovasculares 0,72.
En cuanto a los resultados de seguridad y resultados renales, los autores aseguran que no difirieron significativamente entre los dos grupos, excepto por la incidencia de hipotensión, que fue mayor en el grupo de tratamiento intensivo.
"El control activo de la PAS por debajo de 130 mmHg en pacientes hipertensos mayores, en comparación con menos de 150 mmHg, resultó en una menor incidencia de eventos cardiovasculares mayores, con sin aumento de lesiones renales. La monitorización de la presión arterial en el hogar refleja con mayor precisión las fluctuaciones a largo plazo de la presión arterial que las mediciones en el consultorio", explica el investigador principal, el profesor Jun Cai de la Academia China de Ciencias Médicas.
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