Katja Serra, médico especialista del Aparato Digestivo del Servicio de Bellvitge.
Recientemente está en boca de todos y en las redes sociales una
enfermedad intestinal, conocida como
SIBO. Esta patología, caracterizada por la presencia de un
número excesivo de bacterias en el intestino delgado, sigue sin tener un
diagnóstico universal y eficaz y la prueba más consolidada genera una gran cantidad de
falsos positivos. Para evitar ese sobrediagnóstico, desde el
Servicio del Aparato Digestivo del
Hospital de Bellvitge recomiendan a los médicos de
Medicina de Familia es valorar si existen factores predisponentes para padecer sibo y fijarse en los síntomas que padece el paciente: “En caso de que venga un joven sano sin factores predisponentes y que por hinchazón o molestias inespecíficas le han hecho la prueba del sibo y es positivo, es necesario plantearse si es un
falso positivo”.
Una de las especialistas del Aparato Digestivo del Servicio de Bellvitge es
Katja Serra, que destaca en
Redacción Médica que cuando sucede esta enfermedad, “las bacterias generan
una fermentación de carbohidratos dentro del intestino delgado, llegando a producir síntomas gastrointestinales diversos. Entre ellos, los más habituales son las
diarreas, el
dolor abdominal o hinchazones”. Pese a ser los síntomas por excelencia, la especialista recuerda que “a veces pueden ser inespecíficos y en casos más extremos se puede sufrir pérdida de peso, anemia o deficiencia de vitaminas liposolubles”.
El
Servicio del Aparato Digestivo ha percibido que, en las últimas semanas, tal y como recalca Serra, “vienen muchos pacientes preguntándonos por el sibo. Es un fenómeno que se ha puesto de moda por
el boca a boca y las redes sociales y los pacientes quieren saber si lo sufren o vienen con un diagnóstico que se han hecho por su cuenta en un laboratorio”. El principal problema de esta enfermedad es para la especialista que no se cuenta con
una buena herramienta diagnóstica: “El test que se hace habitualmente es el de aliento de hidrógeno exhalado. Esto es una prueba que tiene muchos falsos positivos, por lo que es necesario plantearse si se sufre o no la enfermedad”.
"El test que se hace habitualmente para diagnosticar sibo es el de aliento de hidrógeno exhalado"
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Serra es partidaria de revisar “con qué metodología se ha hecho y
cómo se debe de interpretar el resultado del test”. Para la especialista, las actuales pruebas diagnósticas frente al sibo “no están bien estandarizadas. Existen laboratorios que mandan el
propio kit de la prueba a casa del paciente, estos no hacen la preparación previa correcta, soplan en la bolsa del test de aliento y lo mandan a una máquina que interpreta los resultados. Existe la posibilidad de que estos datos no sean fiables”.
¿Cómo puede detectar el médico de Familia si existe o no sibo?
Para poder abordar con eficacia el diagnóstico de la enfermedad intestinal desde
la primera puerta de entrada a la sanidad, la Atención Primaria, la especialista defiende que el médico de Familia “debe valorar si se tienen f
actores predisponentes para padecer sibo. El organismo tiene mecanismos protectores fisiológicos que lo protegen ante
la colonización de bacterias en el
intestino delgado. Estos mecanismos pueden ser desde el
ácido gástrico,
movimientos peristálticos del intestino delgado; o también barreras anatómicas”. En caso de que estos mecanismos fallen, la especialista sí concuerda de que “se puede padecer sibo”.
En relación a los factores predisponentes del paciente, Serra pone énfasis en si la persona “ha sufrido una
cirugía gastrointestinal o una
enfermedad como la esclerodermia, elementos que sí condicionan a la persona a tener sibo. Es necesario interpretar los resultados en el contexto del paciente siempre”.
"Una cirugía gastrointestinal o una enfermedad como la esclerodermia sí condicionan a la persona a tener sibo"
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Generalmente, a la hora de tratar el sibo, Serra es partidaria de usar
antibiótico de baja absorción“al actuar a nivel del intestino, debido a que tiene
pocos efectos secundarios. Estos tratamientos deben ir enfocados a tratar el factor predisponente”. En caso de que no sea así, la especialista avisa de que una vez finalice el tratamiento antibiótico, “puede volver a aparecer la enfermedad y el paciente necesite ciclos repetidos de antibióticos como terapia”.
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