Antonio Torres, vocal de la Junta de SEMG Madrid.
"No se puede realizar una atención médica basada en juicios"Ante el auge de suicidios que se vive en la población española, la labor diagnóstica y de ayuda del médico de Familia ha cobrado una especial relevancia. Desde la consulta del primer nivel asistencial se pueden aplicar una
serie de acciones que cambien esa visión “arcaica” de este problema. Entre ellas, según lo destacado en el
IV Congreso Madrileño de Medicina General y de Familia, se encuentra el
no “minimizar” el problema, evitar una
atención basada en juicios, evitar la
contratransferencia y hacerle ver al paciente que
hay esperanza.
Antonio Torres, vocal de SEMG-Madrid, explica cómo el médico de Familia puede prevenir los suicidios desde su consulta.
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Para Antonio Torres, vocal de la Junta de la filial autonómica de Madrid de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG),
lo primero a evitar es minimizar las tentativas de suicidio y no tomárselo en serio: “No se le puede decir al paciente: “bah, no es para tanto. Esto va a pasar”. Esto provoca que
el paciente se sienta aislado y, además, le demuestras que le importas poco. No generas la confianza ni la respuesta que espera esa persona, quien lo que quiere es que le ayuden”.
El segundo cambio de actitud, según el facultativo, pasa por
no realizar una atención basada en juicios. “He llegado a escuchar cosas en consulta como: “Lo que quieres es llamar la atención o a ti lo que te hace falta es tener un trabajo de 12 horas todos los días”.
Estas cosas tan arcaicas hay que desterrarlas de las consultas”, reivindica Torres.
Alargar la consulta por cuestiones vitales
Otra de las claves en la atención de este colectivo de pacientes es escuchar sus problemas de manera profunda, sin embargo, esta práctica clínica choca con la idea de cinco minutos por paciente. En ese sentido, el miembro de SEMG Madrid se pregunta si en caso de que el paciente llegara a consulta con un dolor torácico o con síncope se actuaría de la misma forma.
"Estamos hablando de una situación de riesgo vital, por lo tanto, hay que pararse y ver profundamente qué está sucediendo"
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“A estos no les damos cinco minutos y con la conducta suicida debería ser igual. Estamos hablando de una
situación de riesgo vital, por lo tanto, hay que
pararse y ver profundamente qué está sucediendo con este paciente”, reivindica Torres.
Llevar el suicido a la realidad y fomentar la esperanza
Para el facultativo, a estas recomendaciones se debe sumar la idea de hablar sin tapujos del suicidio.
“Hay que verbalizarlo desde el punto de vista de la realidad. Este contacto con ella le ayuda al paciente a sentirse cerca de la idea que el médico debe trasladarle
: la realidad no es como la ve el paciente porque está deformada por su conflicto y sufrimiento. Esta es muy mala gafa para ver la realidad”, explica el especialista.
"Hay que hacerle ver al paciente la esperanza que hay detrás de su sufrimiento"
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Una vez logrado este aterrizaje a la realidad, el médico de Familia debe “enfatizar” en el hecho de que
nadie quiere morir, lo que quiere es dejar de sufrir. “Si tú le dices al paciente si se quitaría la vida si no existieran los problemas, te diría: “Claro que no”. Entonces, hay que hacerle ver la esperanza que hay detrás de su sufrimiento”, detalla Torres.
Por último, el experto recomienda encarecidamente a los médicos
evitar la contratransferencia: “No tiene nada que ver con la empatía, no me puedo identificar con el paciente y sus ideas de autolesión. Es que con todo por lo que está pasando, hasta yo me tiraría por un puente… No puede ser que pensemos eso”.
Efecto Papageno
Además de este cambio de actitud en la consulta, Torres considera que desde el punto de vista clínico se debe apostar por el efecto Papageno, el opuesto al efecto Werther. “Es un efecto positivo sobre personas con ideación suicida ejercido por las noticias que siguen determinadas reglas,
generando un efecto preventivo o disuasorio sobre estas personas. Incluso en aquellas que no se haya manifestado dicha intención”, explica el facultativo.
Una definición inicial que, según el miembro de SEMG Madrid, se puede aplicar de forma operativa en diferentes áreas, entre ellas la clínica. También en niveles educativos, laborales y culturales. “Se basa en la
exposición a modelos de conducta reales que renunciaron a atentar contra su vida. A una persona que tiene sufrimiento no le puedes poner el ejemplo de alguien feliz, sino de alguien que estaba en su situación y ha conseguido salir. Todos conocemos casos que podemos poner de ejemplo”, reivindica Torres.
Esto provocaría
credibilidad y así se “ganaría” la confianza que permitiría al médico
llegar a compromisos de actuación durante un tiempo con el paciente. “Yo les digo: no te suicides hoy, vente mañana”. Además, tiene que ser real y próximo a la persona. “Si está hundido en deudas, un ejemplo de lo mal que lo pasó un millonario no va a funcionar. El paciente debe sentir que si otro lo ha conseguido él también”, reivindica Torres.
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