Concha Pérez (SED), Manuel Garrido (Kern Pharma) y José Luis Llisterri y Pedro Ibor (ambos de Semergen).
El
dolor se ha convertido en uno de los síntomas y patologías más comunes en las consultas de
Atención Primaria. El 48,3 por ciento de las dolencias crónicas que se abordan en este piso asistencial tiene como característica común el dolor, de ahí que haya cobrado
tanta importancia su abordaje.
Entre los medicamentos más populares para su tratamiento se encuentran los opioides, unos fármacos cuyo consumo ha crecido
un 87 por ciento en los últimos siete años. Sin embargo, este incremento no preocupa a los médicos de familia: aseguran que se debe a la aparición de
nuevos productos (que reducen el riesgo de adicción y dependencia), a
un mejor uso de los mismos y al
ascenso del número de pacientes que los necesitan.
José Luis Llisterri, presidente de la
Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen), ha reclamado dejar atrás una “
opiofobia”, muy común en el pasado, para mejorar la calidad de vida de los pacientes con unos fármacos que, bajo su punto de vista, son eficaces y seguros. "
Cualquier médico de familia debe y puede manejar opioides si es lo mejor para el paciente", y ha recordado que entre los condicionantes que han conducido a un incremento de su empleo se encuentra una “
mayor formación de los profesionales y que estos opioides no tienen nada que ver con los que manejábamos hace 20 años”.
Pedro Ibor, coordinador del Grupo de Trabajo del Dolor de Semergen, ha ahondado que “en el manejo de opioides en España no hay que preocupar a la población:
todo está muy regulado y es muy difícil hacer mal uso”. Ha recordado además que “los medicamentos nuevos generan menos adicción” y que “los casos de dolor crónico han ido aumentando en los últimos años y, por tanto, también los recursos para abordarlos”.
Por su parte,
Concha Pérez, portavoz de la
Sociedad Española de Dolor (SED), aunque ha compartido que no hay motivos para alarma, también ha reconocido que “hemos pasado ser uno de los países europeos que menos usaba opioides a ser uno de sus principales consumidores”. Sin embargo, ha hecho hincapié en el bajo riesgo de adicción que generan los medicamentos que han provocado este crecimiento, como
tramadol, que es un opioide débil, o la
codeína.
Concha Pérez, portavoz de la SED; Manuel Garrido, director general de Kern Pharma; José Luis Llisterri, presidente de Semergen, y Pedro Ibor, coordinador del Grupo de Trabajo del Dolor de Semergen.
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Guía
Estas cuestiones se han abordado en la presentación del
Protocolo de Derivación de Atención Primaria a Unidades del Dolor para pacientes con Dolor Neuropático, una guía elaborada por la propia Semergen en colaboración con la SED y con
Kern Pharma, un documento que llega para abordar un área necesitada de mejora en el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Según explica Ibor, co-autor del protocolo,
el infradiagnóstico de esta patología es de más del 45 por ciento, algo especialmente grave dado que tiene “un verdadero impacto y es devastadora para el paciente”. Por ello se ha puesto en marcha este documento, que incluye condiciones de diagnóstico con criterios de derivación, así como posibilidades de tratamiento.
La guía se ha hecho de manera consensuada con la propia SED, desde donde se reclama dar más relevancia al dolor neuropático en la Universidad. “
Una de las grandes dificultades es que ningún profesional sanitario está formado en él. Es muy desconocido, no es de estudio obligatorio. Hay que poner de relevancia las formas de dolor neuropático y cómo abordarlas, y desde el principio de la carrera”.
En este sentido, Llisterri ha advertido de que en AP es necesaria “
más agilidad para las pruebas complementarias y más agilidad en la interacción con los médicos hospitalarios”, particularmente con las unidades de dolor, un campo del hay déficit, según Pérez, puesto que no llega a haber una por hospital en España.
“Queremos impulsar la formación del médico de familia en esta materia, para que llegue a los pacientes”, ha añadido Llisterri, que ha recordado que “el tratamiento del dolor es un derecho de las personas, un deber de los profesionales y una responsabilidad de todos”.
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