Antonio Fernández, vocal de la Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria.
Un informe sobre el
Riesgo de las Infraestructuras Hospitalarias ha puesto en alerta a la comunidad sanitaria al advertir del
posible cierre de 35 hospitales de España de cara a 2100 por culpa del
cambio climático. A pesar de que
el riesgo existe, sobre todo con los hospitales de construcción antigua, desde la
Asociación Española de Ingeniería Hospitalaria (AEIH) no se apresuran a asegurar que esta sea una situación que se vaya a dar de forma real dentro de 77 años.
“El informe tiene una
protección al año 2100, con lo que estamos entendiendo que
los hospitales que están en riesgo, que son 35 en España, durarían 80 años más. Es una predicción muy sujeta a variables y a cambios, incluso a movimientos geográficos”, explica
Antonio Fernández, vocal de AEIH, a Redacción Médica.
Entre los hospitales que podrían verse afectados por esta situación, Fernández destaca el de
San Juan de Dios y demás hospitales que se encuentran situados
cerca de la costa. “Parece lógico porque con el calentamiento global y la
subida de lo de los niveles del nivel del mar, estos centros podrían verse afectados”, comenta.
“Hay algunos, como el
Hospital de Loja, que están en zonas que son
muy sensibles a movimientos sísmicos, lo que probablemente pueda afectar por las capas tectónicas, pero tampoco tengo yo especialmente claro que esto sea una situación que se va a dar en el 2100”, añade.
¿Están los hospitales preparados para el cambio climático?
Según el experto, lo más probable es que
los hospitales de construcción más antigua no estén capacitados para enfrentarse a posibles
condiciones climáticas extremas. “La infraestructura existente no está preparada para resistir
efectos del cambio climático como inundaciones o viento extremo, sobre todo porque
muchos no se han diseñado para ello”, comenta Fernández.
"Algunos hospitales necesitarán ser reubicados, sobre todo si les afectan las inundaciones y los terremotos"
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Esto es debe a que su diseño no ha tenido en cuenta
movimientos sisimicos de cierta gravedad o los efectos de un maremoto. “Existe un riesgo, y es un riesgo real”, advierte el experto, pero lo presumible es que
en los próximos 80 años, algunos de estos 35 hospitales i
nviertan y adapten sus infraestructuras y
otros cambien su situación geográfica. “No solo los hospitales van a sufrir el cambio climático, también lo va a hacer
la población que vive cerca de ellos. Esto, lo más probable, es que genere un
cambio poblacional o de asentamiento”, señala.
Por este motivo, señala que algunos hospitales “tendrán la posibilidad de
adaptarse con mejoras de infraestructuras de mucho calado” mientras que otros, directamente, “
necesitarán ser reubicados en otra zona o situación geográfica, sobre todo los que son afectados por el tema de inundaciones y de terremotos”, aclara Fernández.
Papel de la Ingeniería Hospitalaria frente al cambio climático
Los
desastres naturales suponen un riesgo claro para los hospitales y los servicios médicos a nivel general. La I
ngeniería Hospitalaria juega un papel clave en
situaciones de emergencia por este tipo de catástrofes. Acorde con las explicaciones de Fernández,
los nuevos edificios se construyen calculando unos
márgenes de seguridad “bastante más importantes” que los que se tenía en cuenta en la construcción de edificios antiguos.
“
Ha mejorado tanto el diseño como la calidad de los materiales que se usa, y para esto ha sido muy importante el
impacto de la Ingeniería Hospitalaria”, declara. Por este motivo, el diseño y la
construcción de los nuevos hospitales sí tiene en cuenta todo tipo de situaciones extremas, según Fernández, con proyecciones de 15 a 30 años.
"Los hospitales se podrían adaptar al aumento de temperaturas, pero no a un maremoto si no tienen capacidad de adecuarse a ello"
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La clave para gestionar posibles
desastres causados por el cambio climático, para el experto, es intentar minimizar el impacto que las catástrofes naturales puedan tener. “Esto siempre parte de la base y del
diseño del edificio”, asegura. Por este motivo, considera que los centros existentes se podrán adaptar al cambio climático del
aumento de temperaturas y abordar la eficiencia térmica, pero “difícilmente van a poder enfrentarse a un maremoto si no tienen la capacidad de adecuarse a esa nueva circunstancia”
A pesar de ello, para prevenir que estas catástrofes tengan grandes consecuencias a nivel de vidas humanas, la tecnología de monitoreo actúa en los hospitales ya existentes. “Está el
Instituto Geodésico Nacional, y la
Agencia Estatal de Meteorología, que se coordina con el 112, al igual que ocurrió cuando la
DANA en Madrid se avisa a la población y a los centros”, detalla.
Asimismo, los centros que se encuentran en situaciones de “riesgo relativo”, hacen
evaluaciones e incluso
simulacros de evacuación, tal y como explica Fernández. “Mi hospital está situado al lado de una refinería, por ello hacemos simulacros en caso de que se produjese una explosión, ya que existe un riesgo químico”, comenta. Además, explica que el
Sistema Nacional de Salud y la
Red de Alerta de Urgencias y Emergencias tienen previsto este tipo de circunstancias.
Los hospitales, víctimas de su propia contaminación
El impacto que genera el sistema sanitario a nivel de
contaminación es otro de los aspectos en los que se centra el papel de la
Ingeniería Hospitalaria. “Es importante recordar que si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto emisor de CO₂ más grande del planeta”, explica.
Por esto, de cara al
diseño de nuevos hospitales, el experto asegura que existe una normativa que regula cómo diseñar este tipo de infraestructuras y que
se tiene “muy en cuenta” el cambio climático, “primero como generadores, y después como posibles sufridores”, explica Fernández.
Para
disminuir su contaminación, los hospitales están
reduciendo la emisión de gases contaminantes. “Intentamos consumir menos en iluminación, en calefacción y en refrigeración”, comenta.
Esto no solo se lleva a cabo
optimizando los equipos que realizan esta labor dentro de un hospital, sino que se tiene en cuenta desde el
diseño primario. “Nosotros somos
grandes consumidores de agua y energía. Lo que se intenta con el nuevo diseño de infraestructura sanitaria es
disminuir el consumo y también la emisión de contaminantes al medio ambiente” concluye Fernández.
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