Stefanie Granado, directora general de Takeda Iberia.
El 4º Congreso Mundial de
Linfomas Cutáneos, que se ha celebrado en Barcelona del 12 al 14 de febrero, ha sido el escenario en el que se han presentado los resultados del
ensayo clínico del medicamento
Adcetris, desarrollado por
Takeda y Seattle Genetics, indicado en pacientes con
linfomas cutáneos que expresan el biomarcador CD30.
Entre 5 y 10 personas por cada millón de habitantes reciben cada año un diagnóstico de linfoma cutáneo de células T, un subtipo poco frecuente de linfoma no Hodgkin que suele aparecer entre los 40 y 50 años de edad y que
afecta ligeramente más a hombres que a mujeres. El problema principal de esta patología es que, debido a su baja frecuencia y a la similitud de sus síntomas con una enfermedad mucho más frecuente, la psoriasis, su
diagnóstico se puede retrasar hasta tres años.
Pablo Ortiz, jefe del Servicio de Dermatología Médico-Quirúrgica del Hospital Universitario Doce de Octubre, ha presentado resultados de práctica clínica real en cinco países europeos (Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido) sobre la estrategia de tratamiento y evolución de los pacientes con linfoma cutáneo de células T primario que, tras recibir tratamientos sistémicos previos o radioterapia, han progresado o recaído en su enfermedad.
Resultados
Los resultados de este estudio prospectivo indican que la mayoría de los pacientes en estos países se tratan de forma primaria con quimioterapia (23,1 por ciento), combinaciones con quimioterapia (19,8 por ciento), regímenes basados en bexaroteno (18,7 por ciento) y metotrexato en monoterapia (14,3 por ciento).
Además, un 44 por ciento de ellos recibe también tratamientos tópicos en la piel en combinación con estas terapias sistémicas. Unas estrategias de tratamiento que obtienen
respuestas objetivas bastante limitadas, ya que solo un 43,9 por ciento de los pacientes responden y hasta un 24,5 por ciento de ellos experimentan progresión de su enfermedad.
Ello, unido a la
falta de consenso entre los profesionales sobre la
mejor estrategia de tratamiento en cada caso y a que las guías clínicas publicadas (EORTC, NCCN...) carecen de un consenso claro acerca de cuál es el mejor abordaje para cada situación, "hace muy necesaria la aprobación de n
uevas dianas terapéuticas que mejoren los resultados en supervivencia y calidad de vida de los pacientes con linfomas cutáneos de células T", ha explicado el experto.
Durante la presentación, Ortiz ha destacado especialmente el papel de una nueva diana terapéutica, brentuximab vedotina (BV), en pacientes con linfomas cutáneos que expresan el biomarcador CD30. "
Es un fármaco seguro y eficaz que mejora nuestras posibilidades terapéuticas para el tratamiento de estos pacientes", ha destacado.
En concreto, este especialista ha hecho alusión a los últimos datos del
ensayo clínico Alcanza, en pacientes con micosis fungoide y linfoma anaplásico de células grandes primariamente cutáneo (dos subtipos de linfomas cutáneos de células T) que han sido previamente tratados al menos con una terapia sistémica. En estos pacientes, BV ha demostrado ser significativamente superior a los actuales tratamientos estándar (metrotexato y bexaroteno).
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