Pere Barba, hematólogo del Servicio de Hematología del Hospital Vall d’Hebron, y Manel Juan, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona.
La
inmunoterapia ha abierto un abanico de posibilidades a la hora de abordar con mayor éxito las
enfermedades autoinmunes, y entre todas sus formas la
terapia CAR-T es, por ahora, una de las más destacadas hasta el momento. Su potencial aún no ha alcanzado su zenit y
Manel Juan Otero, jefe del
Servicio de Inmunología del
Hospital Clínic de Barcelona, afirma a
Redacción Médica que “las CAR-T no solamente sirven para enfermedades
autoinmunes, sino que pueden ser eficaces en cualquier enfermedad donde el
sistema inmunitario juegue un papel”. En otras palabras, enfermedades que todavía hoy en día no tienen cura como la
esclerosis múltiple podría iniciar un nuevo camino lleno de posibilidades con el uso de este tipo de inmunoterapia.
Por otra parte
Pere Barba, hematólogo del Servicio de Hematología del
Hospital Vall d’Hebron y coordinador del programa de terapia CAR-T, afirma en este medio que “pese a tener dificultades logísticas y de producción, las CAR-T están iniciando un camino para tratar a muchas enfermedades más allá que las de la sangre. Ya se ha comprobado sus resultados en
infecciones virales y por
hongos, además de múltiples tipos de
diabetes,
tiroides, etc. Pese a ello, es prematuro decir que la CAR-T pueden sustituir a las terapias existentes en un plazo de 3 años".
Barba: "Se ha comprobado su potencial en infecciones virales y por hongos, además de diabetes y tiroides"
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La CAR-T 19 fue usada con éxito para abordar el lupus sistémico, y Otero recuerda que “es la misma que se usa para
linfomas y
leucemias. El mecanismo que se busca no es muy distinto al que se consigue con tratamientos como el
retuximab. Todo aquello que tenga capacidad de restructuración del sistema inmune en los
linfocitos T puede tener posibilidad de aplicación. Aquí entran las enfermedades
nefrológicas autoinmunes como la vasculitis sistémica o las
neurológicas comola la
esclerosis múltiple. Si hablamos de CAR-Ts en general y modificaciones genéticas de linfocitos T, las opciones son extraordinariamente amplias”.
Por lo que respecta al uso de esta terapia en
enfermedades neurológicas, Barba recuerda que “uno de los
efectos secundarios de las CAR-T son las complicaciones neurológicas que generan. En este tipo de enfermedades la
seguridad del paciente es relativamente relevante. El potencial científico y tecnológico está, pero no podemos precipitarnos en su utilidad”.
Las limitaciones regulatorias, obstáculo para las CAR-T
La forma de realizar
productos farmacéuticos ha variado radicalmente en los últimos años con el surgimiento de la
inmunoterapia, tal y como expresa el especialista: “Se ha pasado de generar productos en un lugar y distribuirlo al paciente a necesitar los
propios que genera el
sistema inmunitario. Muchos expertos pensamos que
no se tendrían que considerar fármacos, pero lo son y pasan por el procedimiento de ensayos clínicos con costes elevados. Nuestro
sistema de aprobación de nuevos fármacos tiene muchas
limitaciones y se ha demostrado durante la pandemia de coronavirus”.
Otero: "Hay un sistema garantista que evita cualquier posibilidad de que un tratamiento haga daño, incluso cuando no hay opciones terapéuticas"
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Una de las principales barreras que Otero considera que limita
conocer con mayor rapidez el potencial de la terapia CAR-T en muchas otras enfermedades que aún no se ha probado es el
nivel de regulación existente en España: “Nos encontramos en un
sistema muy garantista que evita cualquier posibilidad de que un tratamiento
haga daño, incluso a pacientes que
no tienen opciones terapéuticas. Todo es extremadamente lento y el
nivel de regulación provoca que cada vez haya
menos industria pequeña y que todo sea monopolizado por la
farmaindustria, la única que puede mantener estos requerimientos autoimpuestos en el sistema de fabricación. Nadie asume riesgos y en
pacientes con cáncer que no tiene otras opciones es llamativo que nos hayamos autoimpuesto este sistema”.
Barba sigue la estela de Otero por lo que respecta al
sistema regulatorio español, ya que considera que “mucha parte regulatoria depende de la Aemps, el papel del Ministerio de Sanidad queda en un segundo plano en este aspecto. El tiempo que se trascurre desde que se aprueba una terapia hasta que llega al paciente suele ser superior a un año. Estos tiempos deben acortarse de forma evidente”.
Las CAR-T podrán sustituir los actuales tratamientos a futuro
Las
terapias CAR-T no solamente pueden llegar a servir para una gran cantidad de enfermedades que no sean cánceres en sangre, sino que también, en caso de ponerlas en práctica, podrían
sustituir a muchos
tratamientos habituales establecidos en los próximos años. “Los
anticuerpos monoclonales se descubrieron en los años 70 y a finales de los 80 ya los teníamos todos para tratar muchas enfermedades, pero no se explotaron hasta la
primera década del 2000 cuando eclosionaron.
Hacía 30 años que se podrían haber dado los anticuerpos y ahora está pasando un escenario similar con las CAR-T. Simplemente es el sistema, que es garantista. Un ensayo clínico de promedio está por encima de varias decenas de millones de euros y cada vez que se tiene que demostrar un
tratamiento debes hacer un
ensayo”, explica el especialista.
Otero: "Hacía 30 años que se podrían haber dado los anticuerpos y ahora está pasando un escenario similar con las CAR-T"
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El actual sistema de regulación a la hora de probar nuevas terapias es, en palabras de Otero, el hecho que provoca que “se avance lentamente en los
beneficios que puede llegar a aportar la terapia CAR-T. Toda enfermedad que se pueda hacer algo
modificando el sistema inmunitario debería aprovecharse de este tipo de inmunoterapia”.
Pese al potencial que representan las terapias CAR-T Barba claro que, en estos momentos,
no es una realidad anteponerlas a los
tratamientos habituales de las enfermedades que no sean cánceres de la sangre: “Los ensayos clínicos que se están desarrollando son en pacientes muy concretos en
enfermedades traumatológicas y pacientes que han fallado en otras líneas de tratamiento. Se tiene que ver cómo responden y si los resultados de los estudios son positivos, ir expandiendo hacia otros pacientes y en líneas previas para ver si estos tratamientos son útiles".
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