Boris Johnson
La salud mental debe ser un factor a tener en cuenta cuando se trata de gestionar equipos. Consciente de ello, Reino Unido invita a los gerentes sanitarios a cultivar este área entre sus empleados con herramientas que permitan reducir el estigma y mejorar el bienestar de las plantillas.
El sistema público de salud ha elaborado incluso una guía, en colaboración con el Instituto Nacional para la excelencia sanitaria (NICE), con mecanismos que permitan crear las condiciones adecuadas para apoyar la salud mental en el trabajo conformando un entorno y una cultura "de participación, igualdad, seguridad y justicia" basado en la comunicación abierta.
De hecho, el manual incluye ciertas directrices que orientan a los responsables sobre cómo conversar con los empleados y "abordar sus preocupaciones" e identificar los primeros signos de advertencia de un mal bienestar mental recursos sobre el bienestar mental
La guía, elaborada en conjunto por expertos en salud mental, gerentes, profesionales de todo el sistema de salud, y autoridades locales, pide tomar conciencia del estigma asociado con la mala salud mental y tener un control continuo de este área en el lugar de trabajo.
Mejor comunicación gerente-empleado
De esta forma, los gerentes deben armarse con el conocimiento, las herramientas, las habilidades y los recursos para mejorar la conciencia sobre el bienestar mental en el trabajo. Esto permitirá una mayor comprensión y compromiso por parte de los sanitarios con las decisiones organizativas y una mejor comunicación entre gerentes y trabajadores.
Estas herramientas incorporan las nuevas cuestiones surgidas a raíz de la pandemia, si bien, la salud mental ha sido "un problema" desde antes de la llegada del Covid-19, aclara Paul Chrisp, director del centro de directrices de Nnice.
"Reducir el estigma y equipar a los gerentes con habilidades para conversar con los empleados sobre salud mental probablemente facilitará las conversaciones entre gerentes y empleados sobre cualquier inquietud acerca de salud mental", explica, lo cual facilitará a los gestores la tarea de ayudar a sus empleados en esta materia y reducir los factores de estrés laboral.
"Este es un paso factible que los gestores pueden implementar y adoptar rápidamente sin una gran cantidad de inversión". Aún así, el experto asegura que "se necesita más investigación en esta área".
En 2020, la mala salud mental de una plantilla costaba a las compañías entre 49 y 52,4 millones de euros anuales, debido al absentismo y el bajo rendimiento.
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