Idcsalud es la concesionaria del hospital, que ha logrado el 5 Stars de la EFQM



24 jul. 2013 12:05H
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Javier Barbado. Madrid
La gestión privada de los hospitales públicos no goza hoy de popularidad en España, menos aún en la Comunidad de Madrid. El Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Ejecutivo autonómico justifica la extensión de los modelos alternativos a la gestión de los centros, pero las resistencias a ese recurso no son menores. En medio de esta vorágine, la Fundación Jiménez Díaz, una de las organizaciones señeras de la sanidad española en la actualidad gestionada por la empresa Idcsalud, ha resuelto someterse al escrutinio más exigente posible fuera de nuestra fronteras: el modelo de gestión de la calidad EFQM. Y ha obtenido la máxima calificación sometida al dictamen de evaluadores venidos a Madrid desde Bruselas: el reconocimiento 5 Stars con vigencia de dos años. Este reportaje ahonda en qué significa este logro y por qué justifica la excelencia gestora de uno de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid en los que la gestión corre a cargo de una empresa privada, en este caso por medio de la fórmula de fundación.

Matt Fisher, consejero delegado de la EFQM.

La European Foundation Quality Management o EFQM representa una referencia reconocida en la comunidad científica internacional como fórmula óptima de gestión de la calidad de una organización sanitaria más o menos compleja. En el caso de la Jiménez Díaz, la categoría del centro en la Comunidad de Madrid se corresponde con el grado más elevado de disposición de recursos: “Otros centros más pequeños también disponen del modelo europeo pero, de la categoría del nuestro, somos el primero del continente en obtener la cinco estrellas, lo que equivale a un rango que oscila entre los 550 y los 600 puntos, y así consta en el informe remitido desde Bruselas el 12 de julio”, precisa a Publicación de Excelencia Sanitaria el director de Continuidad Asistencial de Idcsalud, Javier Dodero.

Esto significa, de acuerdo con voces de la autoridad de Matt Fisher, consejero delegado de la EFQM, que el hospital cumple con una serie de características que lo distinguen en comparación con otros de su mismo rango: “Demuestra que disponen de líderes que señalan el camino por seguir y que se aseguran de que sus empleados están centrados en conseguir sus metas; asimismo, certifica que desarrollan productos y servicios que aportan valor a sus pacientes”. Esto último, de hecho, constituye una de las características decisivas para los evaluadores europeos de la Jiménez Díaz y que, tal vez, ha decantado su veredicto respecto al reconocimiento otorgado: “El equipo de evaluación se mostró en especial impresionado en el empeño de la Fundación por añadir valor a la asistencia de sus pacientes, uno de los conceptos fundamentales de la excelencia para el modelo EFQM”, reconoce Fisher, quien añadió que “el equipo de evaluadores se percató, además, de que esta orientación hacia el paciente se percibía en toda parte de la organización y en el diálogo continuo que establecían sus profesionales con los enfermos y sus familiares, algo que realmente contribuye a mejorar la prestación de los servicios”.

Pero, ¿dónde reside el valor diferencial de este reconocimiento de la Jiménez Díaz respecto de otros hospitales públicos del servicio regional de salud de Madrid? “En el hecho de que el centro haya acudido directamente al examen internacional europeo en Bruselas y no a la evaluación nacional, como hacen otros muchos hospitales, y que, a nuestro juicio, no es tan riguroso y exigente como aquél”, responde sin titubeos el director general de la consultora Áliad, Julio González Bedia, única española con consultores “Licensed Advisor” para la EFQM, esto es, con licencia internacional como consultor válida para este modelo.

Javier Dodero, director de Continuidad Asistencial de Idcsalud.

De hecho, éste ha sido el papel desempeñado por Áliad en el proceso por el que la Jiménez Díaz ha logrado la distinción, un recorrido que se remonta a 2010 y que acaba de fructificar este mismo mes: “Nosotros somos consultores validados por la propia EFQM, lo que quiere decir que nos consideran provistos del más alto conocimiento para evaluar a empresas que quieran presentarse y optar al reconocimiento”, explica. “Ahora bien, es el equipo enviado desde Bruselas el que evalúa y dictamina, y en ningún caso lo hacemos nosotros, ya que seríamos juez y parte”. Ésta es la característica del proceso evaluador que lo dota de objetividad reconocida y explica su prestigio internacional, tal como precisa, a su vez, el propio Fisher: “Uno de los aspectos únicos que diferencian a la EFQM reside en que los asesores son voluntarios preparados por otras organizaciones, de modo que la evaluación es, de hecho, una revisión global entre colegas profesionales. Seleccionamos a un equipo de asesores entre un rango diverso en función de su bagaje, países de procedencia y experiencia, de modo que sean capaces de juzgar la organización desde distintos puntos de vista”, matiza.

Una vez seleccionados –continúa Fisher –, estos asesores emplean, además del trabajo inicial de preparación, de tres a cinco días entrevistando a todos los componentes del centro, desde sus dirigentes hasta los miembros de la plantilla para comprender a fondo cómo se trabaja en el hospital. “Se centran en el liderazgo, en los planes de estrategia y desarrollo, en la gestión del personal y en su desarrollo profesional, en la gestión de los recursos y de los socios de la organización, en la gestión de los procesos y en la mejora de los productos y servicios”, enumera.

En esta fase evaluadora –añade– “Áliad ha participado como consultor; en 2010 realizaron la evaluación inicial, donde se establecieron una serie de puntos fuertes y áreas de mejora que sirvieron de punto de partida para conseguir este reconocimiento. Durante este tiempo, ha guiado a la Fundación en la consecución de alguna de estas áreas de mejora que han permitido llegar a este nivel de excelencia”. Y es que el papel de la consultora española en el reconocimiento de la EFQM a la Jiménez Díaz no ha sido prescindible. Por el contrario, la propia Fundación, después de varios años de autoevaluación, acudió a Áliad como compañero de viaje necesario en su deseo de ser reconocida por la EFQM.

Capacidad docente e investigadora y libertad de elección

Cuando el evaluador europeo y el propio Dodero resaltan el “valor añadido” que la Jiménez Díaz aporta al enfermo como el punto fuerte de la Fundación, no obvian otros elementos en los que destaca y que la han hecho famosa desde hace décadas, en especial la investigación y la docencia: “Ofrecemos pregrado, posgrado y Escuela de Enfermería; disponemos de un convenio con la Universidad Autónoma de Madrid y acabamos de presentar un Plan Estratégico de Docencia, que ha sido dado a conocer por el jefe de Servicio de Cardiología de la institución, Jerónimo Farré –también responsable de Docencia– cuyo cometido final es atraer a los mejores números del examen MIR”, resume el director de Continuidad Asistencial de Idcsalud.

Julio González Bedia, director general de Áliad.

Entre los méritos investigadores, Dodero destaca la labor del Instituto de la Fundación y del Laboratorio de Ensayos Clínicos en Fase I de Oncología. “Trabajamos en red con los otros centros del grupo, es decir, el Rey Juan Carlos de Móstoles y el Infanta Elena; por otra parte, somos pioneros en fijar, en 2009, una dirección de Continuidad Asistencial, de la que ostento la dirección, cosa que se ha extendido, a partir de 2010, a los centros de gestión pública directa de la Comunidad de Madrid”, subraya Dodero.

Por otra parte, la Jiménez Díaz es el hospital más elegido por los madrileños desde la instauración del área única y libre elección de médico en esta comunidad autónoma, lo cual se une a otros sondeos de calidad percibida cuyos resultados apuntan en esa misma dirección de éxito. Tal es el caso de las encuestas de satisfacción entre los usuarios de los hospitales que lleva a cabo de forma periódica la Consejería de Sanidad autonómica, pero también de otras encuestas más precisas que, una vez más, solo se hacen en la Jiménez Díaz, como la denominada “NPS”, que consiste en la formulación de una sola y sencilla pregunta al paciente in situ: “¿Recomendaría usted el hospital a los familiares y amigos?”. A partir de esta interrogante (que se le hace al enfermo a la salida de la consulta o por medio de correos electrónicos y otros recursos), se calcula el porcentaje de respuestas favorables y negativas y se deduce hasta qué punto se halla satisfecho el paciente con cada servicio hospitalario.

Los “secretos” de esta buena percepción explican el reconocimiento de la EFQM, y, aunque no hay cabida en este reportaje para tan exhaustiva enumeración, Dodero apunta algunos de ellos, por ejemplo “nuestra estrategia de ‘Política de trato y tratamiento’ o ‘T&T’, que impregna a todo el personal de la organización, incluidos los jefes de cada servicio, y que lo llevamos haciendo desde hace tiempo en dos centros de nuestro grupo”, ratifica Dodero. “En lo esencial, se basa en la premisa de cómo le gustaría a uno mismo ser tratado si ingresara como enfermo en el centro”, aclara.

El 5 Stars de la EFQM, como se ha dicho, se exhibe por el hospital por espacio de dos años, como sucede en general con los reconocimientos de la fundación europea: “La distinción constituye una radiografía del nivel de excelencia en el momento presente de la organización. Obviamente, los asesores se aseguran de que ésta posee capacidad para mantener esa excelencia con el paso del tiempo pero, ciertamente, cualquier cosa puede pasar al cabo de dos años, en ocasiones para mejor, en otras para peor. Si una organización desea mantener un reconocimiento, sus representantes deben poder demostrar cómo han mejorado desde la última evaluación efectuada. El mundo no se permite parar y, si un centro cesa en su proceso de mejora continuada, no sobrevive”, sentencia el consejero delegado de la EFQM.

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