Una proporción similar se sienten deprimidos la mayor parte del tiempo

Uno de cada diez MIR admite haber tenido pensamientos suicidas
Imagen de un MIR.


17 ago. 2019 12:30H
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POR JESÚS MEDIAVILLA
Los Médicos Internos Residentes (MIR) deben hacer frente a un duro ejercicio por equilibrar la compaginación de su trabajo con su vida social, al tiempo que deben incluir una gran cantidad de estrés en la ecuación y que deben ser capaces de gestionar. Por factores como estos, hasta el 11 por ciento de los residentes, poco más de uno de cada diez, reconoce haber tenido pensamientos suicidas e, incluso, haberlo intentado.

Este es un dato que se desprende del ‘Informe de estilo de vida y felicidad de los residentes 2019’ elaborada por Medscape. El porcentaje, sostiene la encuesta, se mantiene similar al nivel alcanzado el año pasado.

Asimismo, también un 11 por ciento de los jóvenes médicos reconoce padecer de depresión la mayor parte del tiempo en la que dura su estancia, mientras que en un 29 por ciento reconoce haber sufrido en alguna ocasión. No obstante, hasta el 58 por ciento dice no haber traspasado por un episodio depresivo nunca o muy rara vez, el dato más alto desde que se elaboran cifras de este tipo.

Respecto a los elementos que los residentes valoran positivamente durante el ejercicio de sus funciones, para el 75 por ciento el conocimiento clínico y la experiencia profesional adquirida durante estos años es fundamental. Además, para casi tres cuartos “cuidar de las personas vulnerables” y “saber que estoy haciendo un buen trabajo para ayudar a los pacientes” es otra de las principales gratitudes.

Problemas de conciliación



Un 11% de los residentes reconoce padecer de depresión


Entre los retos diarios, el 32 por ciento coincide en la dificultad de compaginar el trabajo con su vida personal y un 21 por ciento apunta a lidiar las presiones o demanda derivados del empleo. En este sentido, y por tercer año consecutivo, un buen horario de trabajo es lo más importante para los residentes a la hora de considerar como óptimo el empleo de médico.

Lo segundo que más les preocupa es el salario, aunque este aspectos se preocupan más los hombres (70 por ciento) que las mujeres (54 por ciento).

También por tercer año consecutivo, los MIR acusan a los pacientes como la principal fuente a través de la que sufren problemas o acoso de algún tipo. Las enfermeras de los centros suponen la segunda fuente de estos problemas. Además, las mujeres (59 por ciento) informan más a menudo sobre este tipo de comportamientos, mientras que los hombres lo hacen un 48 por ciento. Además, en torno al 35 por ciento de los residentes asegura haber sufrido intimidaciones por parte de otros residentes más mayores que el que padece los problemas.

Descuido de su propia salud


Entre otros inconvenientes, el 60 por ciento admite haber visto dañadas sus relaciones sociales debido a la falta de tiempo para llevar una vida social en condiciones. Por ello, el 64 por ciento considera indispensable una mayor flexibilidad en el horario laboral, lo cual, además, repercutiría en un menor agotamiento y mejor descanso. De hecho, la falta de tiempo supone que hasta el 80 por ciento declare no disponer de las horas suficientes para prestar atención al cuidado de su propia salud y bienestar social.

Algunos de los encuestados para este estudio afirman que “tener una buena dieta, dormir y hacer ejercicio antes de comenzar la residencia puede hacer que se más fácil mantener la rutina cuando las cosas se ponen difíciles”, al tiempo que “aprovechar el apoyo social siempre que se pueda también ayuda contra la fatiga”.

Toda esta ristra de inconvenientes implica que uno de cada diez MIR están indecisos sobre y continuar con su carrera profesional y seguir trabajando como doctores, mientras que un cuatro por ciento no espera llegar a hacerlo. Unos datos que, en cualquier caso, se mantiene constantes respecto al 2018.

Por último, según el informe casi a la mitad de los médicos júnior les preocupa acabar siendo un buen médico. De hecho, uno de los participantes se sincera y asegura que durante sus últimos años de residencia no sabía nada en absoluto. “Esto no podía estar más lejos de la realidad, pero hay algo muy desalentador sobre la idea de salir al mundo por primera vez sin alguien que verifique tu trabajo”.
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