Riegos Laborales habrá de recomendar en qué especialidades puede formarse un residente declarado no apto médicamente

Celia Gómez, directora de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, que actualiza la guía para residentes FSE 2025
La directora de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Celia Gómez.


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El Ministerio de Sanidad ha pulido los requisitos para solicitar el cambio de especialidad MIR, EIR y el resto de ramas sanitarias una vez iniciado el periodo de residencia. Entre las exigencias de años previos, se hallaba el hecho de presentar documentación que acreditara que el solicitante no había superado el reconocimiento médico del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Unidad Docente u “otras razones excepcionales” que lo convirtieran en ‘no apto’. Ahora, el departamento dirigido por Mónica García ha incluido para este 2025 la obligación de que los responsables de riesgos laborales detallen, en un informe, “los motivos que justifican dicha necesidad de cambio de especialidad” y que, además, recomienden la especialidad o especialidades para las que el interesado sí resulte apto “en base al examen médico de no aptitud”.

La Guía del periodo de residencia de Formación Sanitaria Especializada (FSE), recientemente actualizada por Sanidad, mantiene el resto de requisitos para pedir el cambio excepcional de especialidad MIR. Sólo se podrá hacer un trasvase por persona, y será únicamente durante los primeros años de formación y dentro del mismo centro en el que se empezó la residencia o en otro de la misma comunidad autónoma. Además, ha de haber al menos una plaza vacante en la especialidad a la que se opte. Por otro lado, el solicitante tuvo que haber logrado tras su examen de FSE un número de orden que le hubiera permitido acceder a plaza en dicha especialidad durante el periodo de elección.

Por último -más allá del reconocimiento médico del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales-, se han de acreditar “razones excepcionales” que motiven el cambio de especialidad. Sanidad entiende por razones excepcionales “circunstancias objetivas y sobrevenidas durante la residencia, que impidan la continuación en la especialidad que se esté cursando”.

Estas directrices vienen a dar respuesta a casos como el de Berta Domínguez, la médica que, tras sufrir un accidente en 2017 que la dejó tetrapléjica, aprobó el examen MIR en 2023 y escogió plaza en Medicina Familiar y Comunitaria, a pesar de lo cual fue declarada no apta en el examen sanitario. Finalmente, consiguió iniciar su formación como especialista en Medicina Preventiva en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid.

Jornada laboral y guardias MIR sin cambios


En lo referente a la jornada laboral, Sanidad asienta las bases del modelo en los residentes manteniendo los parámetros de la anterior guía, la de 2024. La duración máxima de los MIR, EIR y el resto de sanitarios en formación no podrá superar las 37,5 horas a la semana de promedio en el cómputo semestral “salvo acuerdo, pacto o convenio”. Además, todos los contratos de trabajo que se firmen han de ser a jornada completa.

En cuanto a los descansos, entre el final de la jornada y el comienzo de la siguiente tienen que pasar, como mínimo, 12 horas seguidas. Ese tiempo de descanso, “salvo emergencia asistencial”, se mantiene después de los turnos de guardia MIR que hayan implicado trabajar 24 horas de forma ininterrumpida. Los residentes no podrán hacer más de siete guardias al mes, un límite que se ajustará a lo estipulado en el Programa Oficial de la especialidad correspondiente.

Sin embargo, Sanidad contempla algunas excepciones al respecto de todo ello. En los casos de embarazo o guarda legal de un familiar directo -tanto si es menor como si se trata de una persona con discapacidad-, la Comisión de Docencia podrá autorizar una reducción de jornada. Las “horas perdidas” se tratarán como una suspensión de contrato ordinaria para, así, establecer una prórroga a la evaluación. En estos casos, además, se permitirá que las jornadas diarias no sean de más de 12 horas, si bien no se prevé autorizar de reducciones de jornada de más del 50 por ciento.

El contrato de los residentes debe estar en vigor hasta el momento en que el especialista finalice su formación o, en cualquier caso, hasta que renuncie o hasta que se haga la revisión de la evaluación anual ante la Comisión de Docencia. En este último caso, si la evaluación es negativa, se notificará al afectado que su relación laboral con el centro queda extinguida.
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