Redacción. Barcelona
Esta semana tiene lugar el X Edición del Curso de Dermatología Pediátrica (Dermopediatrics), organizado por el Hospital Clínic de Barcelona, con el aval de la Academia Española de Dermatología y Venereología, y el patrocinio de Ferrer.
Como cada año, más de 400 pediatras y dermatólogos se han dado cita en Barcelona para debatir acerca de las novedades clínicas y terapéuticas de las enfermedades que afectan a la piel de los niños.
Joan Ferrando, profesor titular de Dermatología en el Hospital Clínic de Barcelona y coorganizador del curso, afirma que en los últimos años han cambiado muchos aspectos en el diagnóstico, tratamiento y métodos de exploración cutáneos. “Una muestra de los avances actuales —sostiene este experto— son los estudios genéticos, el mapeo cromosómico, el mapeo de la membrana basal de la epidermis, la serología de virus, y el impacto de los tratamientos biológicos, fundamentalmente en algunas dermatosis crónicas”.
Asimismo, sostiene que “aunque actualmente existe un interés creciente entre los profesionales por conocer los aspectos más importantes de la patología cutánea del niño, todavía quedan retos por conseguir en el campo de la Dermatología. Uno de ellos es la oficialización de la subespecialización en Dermatología Pediátrica, mediante una certificación apropiada de reconocimiento a los dermatólogos especialmente formados en este sentido, habilitando, por tanto, centros concertados y preparados para este menester”.
El segundo de estos retos, subraya Ferrando, es fomentar aún más la formación del pediatra en Dermatología. “El pediatra está en primera línea de vanguardia en la atención, estudio y tratamiento de las enfermedades de la piel del niño y debe ser consciente de qué patologías le corresponde tratar a él y cuáles al dermatólogo”. En la misma línea, añade que es muy importante que los pediatras dispongan de un dermatólogo de referencia, especialmente formado en este campo, que pueda asesorar en un momento dado. “El mecanismo para conseguir esto sería establecer una Red Nacional que cubra esta necesidad”, apunta Ferrando.
Por último, concluye que el tercer reto es la investigación y desarrollo de estudios genéticos cutáneos que permitan conocer mejor el desarrollo y la causa de determinadas enfermedades hereditarias o genéticas, con el fin de conseguir su prevención y optimizar el tratamiento.
Abordaje integral de la dermatitis atópica
En esta edición del curso, se abordarán temas básicos en la práctica diaria del dermatólogo, pero que el pediatra debe conocer, como la dermatitis atópica, el acné, las enfermedades víricas y parasitarias más frecuentes, urgencias dermatológicas, etc.; pero también se tratarán temas menos frecuentes, como la mastocitosis y las enfermedades ampollosas de la infancia. Como novedad, además de los ya clásicos casos para diagnóstico que presentan los ponentes, este año se presentarán casos clínicos de los participantes en el curso, para su discusión.
Dentro de los temas clásicos que se abordarán durante el curso, destaca la conferencia que impartirá Ramón Grimalt, profesor asociado de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona y también codirector del curso, sobre dermatitis atópica.
La dermatitis atópica afecta a entre un 5 y un 10 por ciento de la población infantil en España. Actualmente, existen varios métodos de diagnóstico de la atopia, como los estudios de alergias, que son incorrectos. “Estos métodos diagnósticos son confusos, ya que la atopia no es una alergia, sino una enfermedad genética que puede o no manifestarse en algún momento de la vida. Eliminar factores externos no curará al niño que presenta una dermatitis atópica. Para un correcto diagnóstico de la patología, se debe mantener una actitud de observación constante en casa. Por ejemplo, si al niño le molesta cierto tipo de ropa o de productos de higiene o limpieza, tendremos que cambiar de productos para ver si persiste la reacción o si hay algún cambio. En caso de persistir, es recomendable llevar al niño a la consulta del pediatra que, debidamente formado, diagnosticará al niño”, apunta Grimalt.
El origen de la atopia es genético, por tanto, su manifestación no dependerá de las actividades que realice el niño. Sin embargo, existen diversos factores externos que pueden facilitar la aparición de los brotes de dermatitis atópica, como pueden ser el alcohol, el pelo de ciertos animales, productos químicos, etc. Por ello, es necesario el abordaje integral de esta patología.
“La dermatitis atópica no es una enfermedad puntual, sino que requiere un tratamiento continuado en el tiempo. Por ello, no sirve de nada que tratemos un brote determinado, si luego no utilizamos productos específicos que mantengan la piel del niño cuidada. Actualmente, hay muchos productos destinados a la higiene y el cuidado de la atopia en los más pequeños, como geles de baños, cremas protectoras del sol, cremas hidratantes, etc.”, concluye Grimalt.