Hiedra García Sampedro / Imagen: Diego S. Villasante y Adrián Conde
Las previsiones de necesidades de médicos “están mal hechas” y hay que rehacerlas. Así de tajante se ha mostrado el presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Ricardo Rigual, en una entrevista para Redacción Médica en la cual ha pedido frenar el proceso “esquizofrénico” de creación de nuevas facultades.
Ricardo Rigual en la sede de Sanitaria 2000.
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Coméntenos cuáles son los proyectos actuales de la Conferencia…
Los proyectos no arrancan ahora, ya tienen trayectoria previa. Nuestros objetivos, además del tránsito de ideas y de colaboración entre nosotros para la mejora docente, son también de cara a las administraciones, como la renovación de profesores, sobre todo en las áreas clínicas, porque es tremendamente difícil. Tenemos dificultades también por el númerus clausus. Se preveía que iba a ocasionar problemas porque las previsiones que se hicieron no se han cumplido y ha aparecido el paro médico que preconizábamos hace tiempo. Además, en cuanto al número de facultades, éramos 28 y actualmente, 40. Esto no puede continuar. Debemos tener contacto con los dos ministerios; con el de Sanidad, en relación a los hospitales universitarios; y con Educación, para tratar los problemas correspondientes a la renovación de profesores, planes de estudios o el máster.
¿Cuáles son los motivos para que no se renueven los profesores en Medicina?
El problema es complejo. La docencia dentro de la profesión médica es algo inherente a ella porque un médico ayuda a formar otros médicos a diferentes niveles. El problema lo tenemos en la participación en la docencia pregraduada, que está condicionada porque es difícil acceder a plazas estables en facultades de medicina debido al proceso de acreditación. La acreditación no es fácil, sobre todo en algunas especialidades tipo quirúrgicas o ginecología. Se basa en criterios de gestión, docentes e investigadores, y los asistenciales están incluidos pero con peso específico escaso y en ocasiones nos encontramos que hay magníficos profesores que no tienen gestión y no llegan al nivel. No decimos que los criterios de investigación no son importantes, sino que se valore correctamente, de manera adecuada, la labor asistencial.
De hecho, en 2012 se acreditó un 28 por ciento menos de profesores titulares en Ciencias de Salud…
Era algo que estaba previsto. Había mucha gente que cumplía los requisitos y se han ido acreditando. Ahora viene el ‘goteo’, es lógico que suceda. Es difícil llegar a la baremación requerida para acreditarse, pero es solo una parte del problema. Además, hay que lograr que estas plazas sean atractivas para los profesionales. No es que no nos guste la labor docente, sino que no las plazas de profesor contratado no son atractivas porque suponen una figura laboral, con la inestabilidad que ello conlleva. Para un profesional médico que trabaja como estatutario dentro de un hospital, ser personal laboral es algo que no es del todo atractivo. Y además, la carga docente también es importante. Pero en definitiva, hay dos problemas, de acceso y de que sea atractiva la carrera docente para el profesional médico en nuestros hospitales y centros de salud.
Además de estos aspectos, en la falta de renovación de plantillas docentes, ¿ha influido el recorte económico?
El Estado es el empleador y tiene un límite. Los profesores vinculados, los clínicos, tienen un plus sobre un estatutario. No creo que sea el principal problema, pero sí es verdad que la clase médica con estos recortes ha salido castigada. Hay un ambiente de tristeza. Es verdad que hay menos oferta pública de profesores vinculados por parte de las universidades. Se puede dar el caso de que hay profesores listos, acreditados y dispuestos, pero faltan las plazas.
¿Cómo va el trabajo de los decanos de Medicina para establecer una prueba de habilidades común?
La Conferencia está tratando de articular una prueba de Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOE) que sea homologada y que se realice en todas las facultades de Medicina para garantizar el continuo formativo que debe haber entre la formación de grado, máster y la formación especializada. Además, en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) aparece la posibilidad de desarrollar una prueba de habilidades para acceder a la formación especializada junto al examen MIR. En esa prueba estamos dispuestos a colaborar, no es una ECOE, sino una prueba de habilidades. Lógicamente quien tiene que definirla es el examinador, el Ministerio, y nosotros podríamos colaborar con nuestra infraestructura. Es una oferta que hacemos al Ministerio, pero tenemos que trabajar en ello porque es una idea, y hace falta que tenga una buena recepción por parte del Ministerio, que le sea útil y de esa manera, para acceder a la formación sanitaria especializada se evaluarían no solo los conocimientos sino también las habilidades. Esto no se hace en un día, no se improvisa.
¿El coste económico es un problema para implantar esta prueba de acceso al MIR?
Habría que evaluar el coste de este proyecto, pero lógicamente se podría aprovechar la infraestructura y logística de las facultades.
¿Los alumnos están excesivamente enfocados en el MIR en los últimos años de la carrera?, ¿Cómo lograr evitar que estudien solo para el examen?
El alumno se debe procurar un futuro, y el examen MIR lógicamente puede condicionar el estudio. Estudian aquello que le van a preguntar y exigir. Eso es algo lógico de entender. Por eso mismo, sería razonable que se evaluaran todos los aspectos y de esa manera, se garantizara una formación más integral, que incluyera no solo aspectos de conocimiento sino de habilidades necesarias para su nivel.
¿Podría definir cuál es para usted el retrato robot del médico perfecto a nivel de grado?
La formación del médico no acaba en las facultades, no acaba en la formación sanitaria especializada ni tampoco después. Les decimos a los alumnos que están condenados a estudiar toda la vida. El médico perfecto a nivel de grado es el que hemos planteado en nuestros planes de estudios. Con una formación sólida, de tipo generalista, que le permita acceder a la formación especializada, con conocimientos suficientes y habilidades suficientes, ese es el médico que perseguimos todas las facultades.
¿Y se ha logrado formar a ese médico perfecto en las facultades?
Ese es el objetivo. Yo creo que si analizamos la formación de antes y la que reciben los médicos actuales, creo que ha mejorado mucho. Está mucho más reglada, y no es por el plan de Bolonia, sino que ya viene de años atrás. Por ejemplo, la docencia práctica es mucho más seria y ordenada. Los nuevos planes de estudio hacen hincapié en esos aspectos. Las clases magistrales son importantes, pero también lo son otro tipo de actividades, como los casos clínicos, que ya se vienen haciendo hace años, como la formación en habilidades, comunicación o investigación básica. Es decir, hay que formar a un médico de manera integral, en todos los aspectos que le permitan después seguir construyendo. En la formación del médico, la primera etapa es fundamental, si queremos tener un buen profesional médico, formemos unos buenos licenciados médicos, sin ello, empezamos mal. Es muy importante la labor de las facultades de medicina.
¿Dificulta esa labor el alto númerus clausus establecido en Medicina?
El númerus clausus está regulado al alza. Hace unos años salían entre 4.500 y 5.000 médicos, y ahora acceden 7.200-7.300 (dependiendo de la fecha). Nuestra capacidad es la misma, pero hay más facultades de Medicina. No es conveniente formar más médicos de los que el sistema necesita en sentido amplio. Formamos más médicos de grado pero la oferta de plazas MIR no está acorde. Finalmente, sucederá que habrá una bolsa de paro de jóvenes que no van a poder acceder a la especializada en unas condiciones de trabajo mínimas. ¿Qué sentido tiene hacer eso? No digo que se ajusten perfectamente las plazas, pero que estén acordes. Para esto hace falta una buena planificación, saber cuántos profesionales médicos se necesitan en distintas especialidades.
Entonces… ¿no ha habido previsiones razonables?
Ha habido previsiones, registros, pero sabemos que están mal hechas. Comprendemos que es difícil establecer previsiones pero no se han cumplido las que se hicieron, es obvio. En ese aspecto, la Conferencia ya dijo que a este problema de planificación se unirían las dificultades de la crisis. En general, hay que volver a realizarlas.
Y parar la creación de nuevas facultades…
Hace muy poquitos años éramos 28 y ahora somos 40. Según una expresión acuñada por mi antecesor Joaquín García-Estañ, somos medalla de plata en el número de facultades por habitante. Cuando se hacen las cosas mal, hay que ponerles freno y lo que pedimos es frenar este proceso esquizofrénico. Es ilógico que estemos hablando de ajustar númerus clausus y que permitamos crear facultades de medicina. Frenemos en seco su apertura. Los decanos estamos dispuestos a colaborar en aquello que crean pertinente.
Más facultades no hacen falta, otra cosa es aprovechar los recursos hospitalarios y centros de salud para la formación práctica. No tiene sentido es que haya minifacultades por toda la geografía española. Lo que se está haciendo es aprovechar recursos. Por ejemplo, Castilla y León es de las comunidades que no abrieron nuevas facultades, a pesar de las presiones y ahora se ha visto que era muy razonable no abrir nuevas facultades, para no tener que hacer recortes en ellas y que no fueran viables. Es más razonable que enviemos alumnos a formación práctica a Burgos o a Palencia a hacer rotatorios o prácticas.
Finalmente, nos gustaría preguntarle por la situación del máster para los titulados en Medicina…
En las titulaciones con grado máster, su formación toca aspectos como investigación, y están incluidos en las directrices de los planes de estudios. Es lógico que si incluyen estos aspectos, se reconozca el título de máster. En cuanto a la utilidad del título de máster, está por ver, pero seguramente tendrá su reconocimiento en diferentes esferas de la vida. El título de medicina es muy largo y es necesario que sea así de extenso.
El reconocimiento se viene hablando hace ya mucho tiempo y en la última reunión de la Conferencia de decanos con la Dirección General de Política Universitaria del Ministerio de Educación nos dijeron que el compromiso sigue en pie y que hace falta alguna reforma legislativa para desarrollarlo, pero están en ello.
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