Racionalización, solidaridad y concentración. Estas tres claves han sido parte de la receta con la que la distribución española ha capeado, como ha podido, una crisis económica como no se recuerdan en el sector farmacéutico. Lo cuenta Eladio González, presidente de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar), quien recuerda que es la solidaridad del modelo farmacéutico español la que está haciendo viable para los mayoristas llevar a cabo servicios en zonas rurales de España y no tira la toalla para que, en un futuro, se lleve a cabo el ansiado desarrollo normativo del derecho a suministro de los mayoristas.
Desde la junta directiva de Fedifar, en la que es presidente y ha sido vicepresidente, ha vivido una de las más importantes crisis de todas a las que se ha tenido que enfrentar el sector farmacéutico. ¿Cómo la ha vivido?
Ha supuesto un toque de atención para las empresas. Las distribuidoras han tenido que hacer un esfuerzo para paliar los efectos negativos de la crisis sobre las farmacias, contemplando con más flexibilidad cierto tipo de situaciones que afectaban a la economía farmacéutica. Sin embargo, lo que no hemos podido hacer es de financiadores, porque tampoco es nuestro papel ni tenemos la capacidad. En un momento dado parecía que se nos iba a pedir eso, y hubiera sido la ruina o el final del modelo, por la falta de capacidad para cumplir esta función.
Elacio González, presidente de Fedifar.
Pero es cierto que la distribución ha sido sostén económico de la botica, sobre todo en zonas rurales.
Bueno, hemos hecho aplazamientos de los pagos y hemos sido más flexibles en estas cuestiones, pero en ningún momento hemos sido un ‘banco’ de las farmacias. De hecho, aunque hubiéramos tenido la voluntad de invertir nuestros fondos en la financiación de las medicinas, hubiéramos solventado la situación para 20 días, o máximo un mes, y habríamos descapitalizado nuestras empresas.
Ahora que se ve la luz al final del túnel… ¿Qué papel juega la distribución ante los impagos?
La mayor parte de la distribución que yo represento está funcionando, casi sin ninguna duda, por y para la oficina de farmacia. Por tanto, supone un soporte, una ayuda y una compresión que va más allá de lo puramente económico. Priman más los criterios sanitarios y el mantenerlos en la vida normal de cada farmacia. Un ejemplo que expone esto es el de que ninguna empresa que no primara estos criterios dedicaría parte de sus recursos a rutas deficitarias rurales, permitiendo que tengan la celeridad y el servicio de una ruta metropolitana.
¿Qué distribución farmacéutica queda tras la crisis?
La situación ha hecho que muchos sectores empezaran a tener en cuenta factores que antes no se valoraban. Como reflexión de esta época que hemos pasado, ha quedado la racionalización de los servicios y la optimización de recursos de cara a conseguir una mayor efectividad y mantener la calidad asistencial con menores costes. Estas son las razones que han llevado a una mayor agrupación empresarial, para simplificar las estructuras. No es normal que una farmacia en una zona rural y perdida tenga cinco servicios diarios de cinco empresas distintas, y esto se da. Lo normal es que esto se racionalice, manteniendo la calidad del servicio, claro, de manera que no se solapen gastos.
Usted se refiere al proceso de concentración que vive el sector. Pero ya sabe que la propia Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia ha avisado de que esto puede poner en duda la competitividad dentro del sector.
Es un tema de equilibrio. Si hubiera una agrupación en el sentido global y total, se podría haber perjudicado a las empresas porque habría una servidumbre a otras una o dos empresas únicas. Entre esto y la atomización de empresas que hay aquí ahora mismo, hay un equilibrio que hay que buscar. Y repito: no tiene ningún sentido que dos empresas que tienen casi a los mismos dueños farmacéuticos compitan con estructuras sofisticadas, duplicando servicios y almacenes en una zona en la que se podrían unificar, reduciendo todos esos costos.
También se está dando un crecimiento del valor añadido que ofrecen las distribuidoras a las farmacias, sobre todo en materia de servicios.
La distribución vive para dar servicio a la oficina de farmacia. Cumple una labor a la hora de facilitar que la farmacia se adapte a los nuevos tiempos, con valores añadidos en los ámbitos de la informática, el soporte, el asesoramiento… Todo eso está ahí. Estamos a lo que demanden nuestros clientes y propietarios: las farmacias.
¿Ha tirado Fedifar la toalla por el derecho a suministro en el RD de Distribución?
En absoluto. En primer lugar, la legislación nos da ese derecho en un artículo. No tiene ningún sentido que a mí me obliguen a suministrar sin tener derecho a que suministren a mí. Otra cosa es que haya que desarrollar los reglamentos de ese artículo, que veremos cuándo y cómo se hace, y hasta qué punto podemos intervenir. Pero de tirar la toalla nada. El derecho a suministro lo tenemos por ley, lo que ocurre es que lo tenemos que desarrollar.
González explica el compromiso de la distribución con la farmacia.
Recién pasado el periodo electoral, existe la incógnita de cuándo se hará este desarrollo. ¿Qué reacciones se encuentran de los grupos políticos a los que les transmiten esta inquietud?
Reaccionan de una forma lógica. La recepción de este tipo de demandas ha sido buena.
¿Hay algún grupo con el que haya tenido mayor o menor sintonía?
El sistema de distribución del que les hemos hablado, y con el que estaba satisfecha la administración anterior, es uno que es reconocido como eficiente y eficaz. Por tanto, su aportación en el SNS se entiende perfectísimamente, en ocasiones con sorpresa, dado que desconocían todo lo que aporta al sistema. Además, están encantado cuando se dan cuenta de que, a diferencia de otros sistemas de distribución eficaces, nuestra distribución es altamente solidaria, lo cual nos permite distribuir a todas las oficinas de farmacia de España varias veces al día un vademécum de 30.000 referencias.
¿Cómo les está afectando el vacío de Gobierno?
Me pones en un apuro, porque nos está viniendo bien (sonríen). Nos está dando tiempo a explicar a los nuevos partidos y parlamentarios cómo trabajamos. Con todo, está claro que no es bueno este vacío, se tiene que solventar ya.
¿Cree que el modelo de farmacia sigue en peligro?
No hablaría de peligro. Todos los modelos son valorados, pero no tengo ningún miedo. Somos eficaces, eficientes y de bajo coste, por lo que estaré encantado de que me analicen y de que lleguen a conclusiones.
¿Por qué cree entonces que el sistema farmacéutico español está siempre puesto en duda?
Porque está claro que hay interés cruzados con otros sectores y sus empresas que intentan reconducir el tema. Son intereses perfectamente lícitos, pero son otra cosa, como las cadenas de farmacia, los monopolios, la propiedad vertical de fabricación, distribución y dispensación en una misma estructura de empresa… Ante todo eso tendremos que seguir demostrando nuestra valía.
Ha habido pactos por la sostenibilidad tanto con la industria farmacéutica como con la oficina de farmacia. ¿Para cuándo uno con la distribución farmacéutica?
Cuando sea necesario.
¿No lo es ya?
Es más necesario y más obvio en los otros sectores del sistema que usted ha dicho. Nuestra colaboración con la Administración sucede de forma indirecta, a través del contacto con la industria y con la oficina de farmacia. De forma directa, siempre nos hemos puesto a su servicio para cualquier tema sanitario. Y siempre estamos abiertos a colaborar.
Eladio González.
¿Comparte la reclamación del Consejo General de Farmacéuticos de que los medicamentos de Diagnóstico Hospitalario (DH) vuelvan a las oficinas de farmacia en las regiones donde han sido retirados?
Totalmente. No quiero que quede ninguna duda al respecto. En el hospital han de quedarse los medicamentos que deben ser dispensados o usados dentro del hospital y por criterios sanitarios. Lo que no puede ser es que estén manteniendo en estos centros medicamentos dispensables en oficina de farmacia, y que se haga por criterios económicos que ni siquiera son ciertos. No hay ni beneficio económico notable ni mejora para el paciente en esta estrategia. Como ejemplo sirva que los nuevos medicamentos de hepatitis C, en otros países de Europa, se están dispensando en oficina de farmacia.
¿Cree usted que, particularmente, los antivirales se deben dispensar en oficina de farmacia?
Sí, y por dos conceptos: no suponen un costo notable para la Administración y es una mejora de cara al paciente. En las ciudades, casi todo el mundo tiene una farmacia a 125 metros. No sería necesario tener desplazarse a la otra punta de un pueblo o una ciudad para poder recoger el medicamento, algo que no tiene sentido dado que no hay razón sanitaria de por medio.
¿Qué gana farmacia y la distribución por estos medicamentos, monetariamente hablando?
Nuestro beneficio es plano cuando el medicamento alcanza determinado precio. En los fármacos que verdaderamente suponen un impacto económico elevadísimo y que puede costar mucho trabajo financiar desde la oficina de farmacia, existe la posibilidad de que el que los tenga sea la distribución, que sí se puede permitir tener stock para abastecer a los establecimientos.
Por otro lado, también se podría establecer, para algunos casos, una financiación por acto de dispensación. Es decir, no se cobra nada por el medicamento sino por el acto de dispensación, y así se pone a disposición del paciente 22.000 puntos de recogida.
¿Cree que si se hubiera contado con la distribución la Estrategia Nacional de Hepatitis C hubiera ganado más eficiencia?
No lo sé, no lo he estudiado con profundidad, pero está claro es que sería infinitamente más cómodo para el paciente y no sería más caro para la Administración.
Señor González, ¿están las cooperativas distribuyendo medicamentos en España con pérdidas?
Hay que tener en cuenta todo el servicio de farmacia rural, que supone más de la mitad de las boticas de España. Pues bien, un 40 por ciento del servicio a farmacia rurales lo estamos haciendo repartiendo con pérdidas y sin ganancias.
¿Cómo se sostiene esto?
Pues del dinero procedente de servicios o rutas que son rentables. Lo que gano en el centro de una ciudad es lo que me permite mandar una furgoneta a zonas alejadas de la Península, como las Alpujarras, por ejemplo. En Zamora, entre el 40 y el 50 por ciento de las farmacias tiene que ser subvencionado porque no llega a los ingresos mínimos anuales.
Y ya que hay subvenciones para las farmacias, ¿no sería lógico esperar ayudas para la distribución?
Lo que hacen las cooperativas es adaptar su estructura de costes para poder funcionar. Una cosa es el carácter solidario que tenemos y con el que nos movemos, pero obviamente es una empresa, y nuestra obligación es mantenerla en marcha con los recursos necesarios para hacerla funcionar. Al final, la solidaridad entre rutas y el criterio sanitario es lo que nos permite funcionar de una forma global y uniforme.
¿Pero no le hubiera gustado que en algún momento se reconociera la existencia de una especie de categoríab de distribución VEC (viabilidad económica comprometida)?
Bueno, yo no conozco ninguna empresa de distribución que esté teniendo pérdidas o que esté en riesgo de quiebra. Lo que pasa es que si necesito más dinero para garantizar un servicio, tendré que aumentar el cargo lo necesario para que sea así. La que realmente soporta esto es la oficina de farmacia.
Eladio González, durante la entrevista concedida a Redacción Médica.
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