María José Otero, directora del Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP).
El
desabastecimiento de fármacos se ha convertido en un problema persistente en la sanidad española, tal y como recalca el
Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP). Tanto que, durante el primer semestre de 2024, cerca del 5 por ciento de la
terapia farmacológica de nuestro país estaba en riesgo debido a problemas relacionados con el
suministro. Es por ello que desde el organismo lanzan una serie de
recomendaciones para prevenir posibles errores derivados de dicha escasez, entre las que figuran la creación de un equipo multidisciplinar específico que permita estandarizar las alternativas terapéuticas y/o los posibles criterios de restricción, así como un registro detallado de los errores que se produzcan en este ámbito.
Desde el organismo consideran clave que cada centro pueda contar con un equipo formado por diferentes especialistas de cada uno de los servicios afectados por esta escasez, de manera que, cuando sea necesario recurrir a
nuevas alternativas terapéuticas o establecer criterios para
limitar el uso de un medicamento a pacientes específicos, se tomen "decisiones seguras y se aborden las medidas pertinentes".
En esta misma línea, ve "fundamental" informar a todos los
profesionales sanitarios que usaban el fármaco con
problemas de suministro del nuevo cambio, con la finalidad de evitar errores y complicaciones en los pacientes. La información deberá incluir, además de la
alternativa adquirida, las "dosis y características de utilización, así como de los posibles riesgos". Esta llamada a la colaboració profesional también inculye un registro y análisis de todos los errores cometidos hasta la fecha en un contexto de
desabastecimiento de medicamentos así como la puesta en marcha de medidas que eviten futuros problemas de stock de fármacos.
De forma generalizada, recomienda disponer de un procedimiento normalizado para la gestión de los desabastecimientos. Este protocolo debe incluir cómo abordar el
problema de suministro, incluyendo, además, el "dimensionamiento del problema y el
análisis del impacto", así como todas las "actuaciones a realizar". Esto permitirá a todos los centros planificar las medidas a tomar, "con el fin de minimizar los errores y
garantizar la seguridad de los pacientes", tal y como han explicado desde el ISMP.
En este sentido, el instituto ha recomendado anticiparse al desabastecimiento y analizar previamente "posibles
medicamentos a incorporar, prestando especial atención a las
tecnologías utilizadas en cada proceso", además de las actuaciones necesarias para distribuir el nuevo medicamento.
Análisis de riesgos para evitar fallos en la medicación
Antes de la incorporación de un nuevo medicamento, se aconseja "analizar proactivamente los
posibles riesgos" que pueden aparecer con el cambio de terapia y "establecer las actuaciones a realizar para prevenirlos". En este sentido, será necesario considerar todas sus características en términos de seguridad, "analizando los posibles errores que pueden
ocurrir en el almacenamiento (Farmacia y áreas clínicas),
prescripción, preparación, dispensación y administración".
Además, se recomienda evaluar todas las
tecnologías utilizadas en estos procesos que pueden verse afectadas durante la
falta de suministro. Esta combinación de medidas, permitirá, según el documento, establecer los pasos a seguir para prevenir errores y, en caso de que haya un riesgo muy alto,
descartar el producto.
Incidentes ocasionados por errores de medicación
Los
incidentes más graves suelen aparecer cuando se prescribe "un principio activo que no está disponible en el centro" o cuando las "
existencias son limitadas", lo que según el ISMP, provoca que los fármacos se tengan que restringir a pacientes específicos, requiriendo un formulario adicional al prescriptor para proceder a su dispensación. Estas situaciones implican "un tiempo añadido y pueden ocasionar omisiones o retrasos críticos en el tratamiento", tal y como ha señalado el organismo.
En ocasiones, mientras se busca esa
alternativa terapéutica, el profesional sanitario puede equivocarse con un tratamiento que tenga etiquetado similar al original. Este ejemplo ha sido expuesto por el ISMP, al explicar un caso en el que por
falta de stock de Paracetamol Fresenius® 1 g/100 mL acondicionado en frasco de vidrio, se adquirió temporalmente Paracetamol Altan® 1 g/100 mL en bolsa y, en un quirófano en el que había también FENILEFrina Altan® 10 mg/100 mL almacenado de la misma forma, se le administró a un paciente en lugar del Paracetamol, provocándole una
crisis hipertensiva que, afortunadamente, se resolvió sin consecuencias.
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