El director de la International Science Teaching Foundation y primer autor de la investigación, Héctor Ruiz-Martín.
Los grados de
Medicina, Enfermería o Farmacia son algunos de los que más nota piden, por lo que es importante conseguir una buena nota en bachillerato y los exámenes de la prueba de acceso a la universidad (
EvAU) para conseguir plaza. Por ello, los estudiantes deben implementar distintas
técnicas de aprendizaje con la misión de afianzar los contenidos que serán preguntados. Un grupo de investigadores españoles ha señalado que aquellas respaldadas por la investigación cognitiva son las mejores para la absorción de conocimientos y por ende facilitar el camino hacia los estudios universitarios deseados.
El equipo de científicos, encabezado por el director de la International Science Teaching Foundation, Héctor Ruiz-Martín, ha señalado que las prácticas de
recuperación -autoevaluación y recitar lo aprendido- y
elaboración - resumir, crear mapas conceptuales y generar ejemplos para facilitar la comprensión y conexión de la información- muestran una mayor asociación con un mejor rendimiento escolar que las técnicas no respaldadas por procesos cognitivos, como es el caso de subrayar, releer un texto, copiar la materia o memorizar al pie de la letra.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores tomaron de referencia los resultados de dos encuestas realizadas a
estudiantes de secundaria -principalmente de ESO, aunque también hubo participantes de bachillerato- de 27 centros educativos de Cataluña durante las horas de tutoría. En total, 5.063 alumnos formaron parte de la muestra, aunque tan solo
3.414 completaron correctamente ambos cuestionarios, por lo que únicamente se analizaron sus respuestas.
Subrayar y memorizar no son grandes ayudas
La
primera de las encuestas se centraba en los métodos de aprendizaje empleados por los estudiantes. Así, el alumnado indicaba cuáles utilizaba y con qué frecuencia lo hacía. A su vez, se les preguntaba cómo habían aprendido a utilizar estas
técnicas, si de forma individual o habían sido enseñados. Por su parte, el
segundo cuestionario evaluaba las creencias y actitudes de los jóvenes ante el aprendizaje, a través de asuntos como sus metas de rendimiento, la autoeficacia, la mentalidad de crecimiento o su ansiedad ante los exámenes.
Ambas pruebas fueron llevadas a cabo en días distintos para que el cansancio de los estudiantes no afectará a su resolución. Además, los resultados fueron comparados con las notas de los participantes -entregadas por el centro con el consentimiento paternal y perfectamente codificadas-, entregadas a final de curso.
Los resultados arrojaron que
las técnicas no respaldadas por procesos cognitivos no están correlacionadas con un mejor desempeño académico. Por el contrario, las estrategias basadas en la comprensión y entendimiento -como son las de recuperación y elaboración- sí que dieron resultados positivos. No obstante,
los estudiantes, pese a destacar su utilidad, también admitieron que las metodologías centradas en la memoria y la repetición, consideradas menos eficaces, son las que más utilizan.
¿Estudiar día a día o justo antes del examen?
Otra de las técnicas que se asocian con un buen rendimiento académico es la práctica espaciada. Esta se fundamenta en distribuir las sesiones de estudio en un mayor periodo de tiempo, en vez de concentrarlas, por ejemplo, en los días previos a la realización de un examen.
La efectividad de este método de aprendizaje era una de las hipótesis de las que partían los investigadores, sin embargo, los resultados contradijeron su reflexión inicial. Y es que
la práctica espaciada no estuvo relacionada con la consecución de mejores notas. Una revelación que podría estar unida a la propia estructura del modelo educativo de secundaria, en el que el aprendizaje a largo plazo no supone una gran diferencia, al menos en término de calificaciones, frente al procedimiento de "
estudiar el día antes".
"El 77,96 por ciento de los estudiantes señala no recibir formación sobre técnicas de aprendizaje"
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Otra cuestión es la retención de los conocimientos o
la ansiedad que sienten los estudiantes antes del examen. Precisamente, en este último punto, los alumnos que llevaron a cabo técnicas de estudio espaciado abordaron los ejercicios con una mayor tranquilidad.
Por otro lado, la investigación arrojo luz sobre asuntos de otra índole. Por ejemplo, relacionó los malos resultados académicos con
la escucha de música durante las sesiones de estudio, aunque es preferible al ruido, sobre todo si es un habla inteligible. Además, el 77,96 por ciento de los encuestados señaló que no había recibido
formación sobre técnicas de aprendizaje.
En general, los resultados alcanzados por este estudio son
similares a aquellos protagonizados por estudiantes universitarios. Los investigadores dirigidos por Ruiz-Martín esperan que las conclusiones reveladas sirvan para contribuir a generar un entorno de estudio más favorable para los jóvenes.
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