Estudiante de Medicina.
La presión por cumplir con las expectativas tanto de los pacientes como de los supervisores lleva a los estudiantes a “
fingir”
empatía en determinadas situaciones. Según revela un estudio publicado por BMC, muchos alumnos adoptan expresiones verbales y no verbales que
simulan interés emocional, aunque no lo sientan realmente. “Supongo que intento fingir empatía, de modo que, en cierto modo, intentas utilizar las mismas palabras y expresiones que utilizarías en otras circunstancias, tal vez para
ayudar a la persona”, confesaba uno de ellos durante el análisis.
Estas estrategias, aunque funcionales, provocan
conflictos internos. “Uno se siente un poco
falso, pero lo hace para que el paciente tenga una mejor experiencia del encuentro”, explica otro testimonio. Se trata de una práctica refleja la lucha de los estudiantes por equilibrar las expectativas con sus propias
limitaciones emocionales y profesionales. El informe, titulado ‘Perdidos en la traducción: un estudio cualitativo de las
experiencias de los estudiantes de medicina en la enseñanza teórica y práctica de la empatía’, analizó entrevistas semiestructuradas con 11 estudiantes de una facultad de medicina en Suecia.
La empatía, clave en la relación médico paciente
Entro otros aspectos, la investigación señala que los estudiantes perciben la
empatía como una habilidad clave para la
relación médico-paciente, pero les resulta difícil mantenerla en el día a día. Factores como el estrés, las
cargas académicas y el ambiente clínico burocrático erosionan la empatía genuina. Según detalla, “la empatía se pierde en la traducción de la teoría a la práctica clínica”, lo que lleva a los estudiantes a
priorizar aspectos técnicos o administrativos por encima del cuidado humano.
Los participantes destacaron que la empatía se utiliza para “establecer
confianza y crear una sensación de
seguridad para el paciente”. Sin embargo, enfrentarse a pacientes con
actitudes negativas dificultaba su capacidad de empatizar.
En estas circunstancias, algunos estudiantes admitieron recurrir a estrategias como
simular empatía a través de comunicación verbal y no verbal, lo que consideraron un recurso para cumplir con las expectativas del entorno clínico.
La presión de los médicos dificulta su empatía
El análisis también señala un desajuste entre las expectativas sociales y las
normas de la formación médica. Mientras que los estudiantes sienten que la sociedad y
los pacientes esperan un trato empático, los profesores clínicos suelen
priorizar la eficiencia y los conocimientos biomédicos.
Además, los estudiantes identificaron un
sesgo de género en estas expectativas. Las mujeres enfrentan mayores exigencias para mostrar sensibilidad y cuidado hacia los pacientes, mientras que
a los hombres se les permite adoptar actitudes más distantes. “Como mujer joven, se espera que seas más cuidadosa y emocional”, señalaba una de las entrevistadas, para explicar que esa percepción añade más presión a su práctica diaria.
Los sentimientos del paciente, en segundo plano
En los primeros años de formación, las escuchas de actividades de aprendizaje, como la activa, refuerzan la
empatía como una prioridad. Sin embargo, esta impresión cambia radicalmente al llegar al ámbito clínico. Los estudiantes señalan que
los sentimientos del paciente “no son una preocupación primordial” y que, en la práctica, la empatía parece no contar frente a tareas administrativas y demandas de productividad.
Además, el c
omportamiento de los supervisores clínicos influye significativamente en la actitud de los estudiantes. Si bien algunos modelos a seguir inspiran prácticas empáticas, otros
refuerzan dinámicas que estigmatizan a ciertos pacientes, dificultando aún más la empatía.
Los autores del estudio concluyen que la
enseñanza de la empatía en las facultades de Medicina necesita adaptarse para cerrar la brecha entre teoría y práctica. Junto a esto, recalcan que tanto educadores como profesionales deben trabajar para
proporcionar a los estudiantes herramientas que les permitan gestionar las emociones, el estrés y las expectativas del entorno clínico.
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