Javier Crespo.
El tiempo pasa para todos, incluida la
Medicina. Las últimas décadas han sido testigo de avances vertiginosos en lo relativo a las nuevas tecnologías que marcan cada día el
diagnóstico y tratamiento de miles de pacientes del
Sistema Nacional de Salud (SNS). Ante un paradigma cambiante, la manera de enseñar la profesión médica debe adaptarse a las nuevas circustancias y formar a los profesionales sanitarios de una forma diferente a la que se utilizaba años atrás. La verdadera pregunta es si las
Facultades de Ciencias de la Salud han evolucionado lo suficiente o si, por el contrario, siguen 'estancadas' en el pasado.
Javier Crespo es profesor titular de Medicina en la
Universidad de Cantabria y tiene muy clara su respuesta esta misma cuestión. "En mi opinión, el
Grado de Medicina, en la mayor parte de las universidades españolas, ha evolucionado de forma insuficiente en los últimos años", sostiene. Entre los puntos a mejorar, señala "una notable disociacion entre los cursos preclínicos -primero y tercero-, impartidos en gran medida por profesorado muy alejado de la realidad clínica, y los cursos clínicos".
Carencias del Grado de Medicina
También ha observado que, al igual que otras
titulaciones sanitarias, la formación médica "no se ha adaptado ni centrado en aspectos básicos de este momento", como el "aprendizaje centrado en el paciente y sus problemas", el acercamiento a la
Medicina de precisión o la "incorporación de tecnologías más avanzadas en la impartición de la docencia". Por último, este
hepatólogo señala que el plan formativo "no se ha modificado de forma consistente" respecto a áreas del conocimiento que han adquirido más importancia en los útimos años.
En la otra cara de la moneda, Crespo identifica algunos puntos en los que esta titulación ha mejorado con el paso de los años, como los programas de
colaboración con las sociedades científicas. A modo de ejemplo señala un programa que conoce de cerca como expresidente de la
Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), en el que tanto alumnos como docentes pueden acceder a "contenido actualizado, integral y homogéneo que facilite, respectivamente, el aprendizaje y la enseñanza de la Medicina del
Aparato Digestivo".
Una cuestión en la que apenas identifica cambios es el peso de los contenidos teóricos y prácticos a lo largo del Grado. "A pesar de la adaptación de las Facultades de Medicina al 'espiritu' Bolonia, seguimos impartiendo
clases magistrales convencionales a grupos excesivamente numerosos y con una i
ndividualización de la docencia muy escasa", detalla. El peso de las prácticas es a su parecer "escaso", debido a que "sigue existiendo una separación excesiva entre la facultad y los hospitales".
"Sigue existiendo una separación excesiva entre la facultad y los hospitales"
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Otro factor importante para Crespo es la irrupción de la
Inteligencia Artificial (IA) en el panorama
sanitario."Nuestros alumnos deberían ser instruidos en las enormes posibilidades de estas herramientas, pero también en sus potenciales riesgos", expone. La falta de protagonismo de esta tecnología en la titulación de Medicina se debe, a su parecer, a la ausencia de una
reflexión por parte de las propias facultades sobre "cómo debe implementarse la IA en la docencia y qué políticas de trasparencia, sostenibilidad,
colaboración interdisciplinaria y evaluación deben aplicarse", sentencia.
Perfil del estudiante de Medicina
Teniendo en cuenta todos estos avances, podría llegarse a pensar que impartir clase es más complejo que antes. No obstante, este facultativo aclara que
no identifica dificultades añadidas en la docencia, puesto que "la motivación de los estudiantes es similiar y, en gran medida, cultivarla es responsabilidad de los propios profesores". En este sentido, recuerda que quienes acceden a esta titulación son "los
alumnos más brillantes de nuestro sistema educativo, al igual que ocurría años atrás.
Sin embargo, su perfil ha evolucionado en aspectos concretos al igual que lo ha hecho la sociedad en su conjunto. "Académicamente su
nivel de inglés es mucho mejor, su capacidad de comunicación mayor y su manejo y conocimiento de las herramientas digitales más avanzado", señala. También observa "una notable capacidad de efectuar trabajos colaborativos", así como una c
oncepción más sólida de la Medicina "como un motor de cambio y equidad social". Observando a sus actuales alumnos, Crespo también ha notado que "su capacidad de frustración ante el fracaso es claramente menor que la de las generaciones previas".
"La capacidad de frustración ante el fracaso de los alumnos de Medicina es menor que la de generaciones previas"
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Pero el que a su parecer es "el cambio más relevante" está relacionado con la percepción que tienen las nuevas promociones de médicos sobre el
equilibrio entre lo personal y lo profesional en el día a día. "La valoración de
la vida personal por encima de la profesional es un signo de las nuevas generaciones, que supondrá un cambio, quizás positivo, de nuestra profesión. Los viejos 'rockeros' nos hemos dedicado en cuerpo y alma a nuestra profesión, abandonando, muchas veces de forma injustificada, a nuestras familias", apunta.
Cambios necesarios en Medicina
Con todos estos factores sobre la mesa, este médico ha identificado un total de
cuatro áreas de mejora que 'urgen' en la "transformación radical que necesita el Grado de Medicina". La primera de ellas hace referencia al a
prendizaje centrado en el paciente y sus problemas desde el inicio: Este profesor considera necesario "incorporar a docentes clínicos en asignaturas troncales de la titulación" y enfocar la enseñanza de las
ciencias básicas en su relevancia clínica, fomentando la colaboración entre diferentes ramas científicas para "promover la
investigación traslacional en la formación universitaria".
El segundo de los puntos a suplir para Crespo es el relativo a la Medicina de precisión. Considera que los alumnos deben conocer la individualización basada en la información detallada de cada paciente, y que el Grado debe hacer hincapié en la labor preventiva. Para ello, sostiene que sería de gran ayuda integrar las diferentes OMICAs (genómica, proteómica, etc.) en plataformas de información dominadas por la IA. Esta última también ocupa el tercer punto, ya que puede ser de utilidad en la propia docencia para "personalizar el aprendizaje, crear contenidos actualizados, simular escenarios clínicos realistas, apoyar a los estudiantes individualmente y facilitar la evaluación continua". No obstante, siempre deben conocerse sus riesgos.
Por último, este hepatólogo reclama un enfoque más centrado en el paciente. Ve necesario que las Facultades de Medicina sean las encargadas de "formar médicos que traten a los enfermos y no solo las enfermedades, adaptando la atención a la realidad de cada paciente", así como de "fomentar la colaboración activa de los pacientes en su tratamiento y recuperación".
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