Rosa María Plata, presidenta de la Asociación Española de Matronas (AEM).
Al déficit de facultativos en España se suma la
falta de matronas, no solo en periodo estival sino a lo largo del año. Desde algunas comunidades autónomas, los sindicatos reclaman la suspensión de consultas y talleres formativos relacionados con estas profesionales. Sin duda un gran problema que aqueja al Sistema Nacional de Salud y que mantiene a las administraciones con una "actitud impasible y vergonzosa de inacción", tal como señala
Rosa María Plata, presidenta de la Asociación Española de Matronas.
El escenario se complica en los meses de verano, con un "mayor desajuste en las plantillas, ya de por sí escasas", en el que la cobertura de puestos se hace "más difícil" generando estragos tanto en Atención Hospitalaria como en Atención Primaria. Ante esta situación, Plata Quintanilla considera que desde las comunidades autónomas se debería asumir responsabilidades y preparar estrategias a corto, medio y largo plazo que pongan fin a este problema y que eviten que profesionales en otras especialidades asuman competencias que no les corresponden.
Rosa María Plata Quintanilla es diplomada Universitaria en Enfermería por la Universidad de Cantabria. Matrona (1984) en ejercicio en el Hospital Universitario ‘Marqués de Valdecilla’, en Cantabria. Además, es delegada de la Confederación Internacional de Matronas (ICM) desde 2003.
Miembro de la Comisión Nacional de la Especialidad de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona) del Ministerio de Sanidad desde 2019 y presidenta de la misma desde 2022. Es directora de la revista ‘Matronas Hoy’ desde 2013.
¿Cuál es la situación actual de las matronas en España?
La situación de las matronas, que nunca ha sido buena, ha ido empeorando a medida que transcurren los años por las presiones de las cargas de trabajo y el duelo por no poder desarrollar sus competencias plenamente por falta de efectivos que el sistema no facilita. Si bien es una realidad innegable que la natalidad ha disminuido, los embarazos y los partos se han hecho más complejos derivados del avance de la edad de las mujeres y esta situación lleva aparejada co-morbilidades que incrementan el riesgo en el embarazo y parto y, por tanto, la mayor necesidad de vigilancia y control de esos procesos, así como la oferta de otras opciones en la atención al parto (anestesia epidural, parto mínimamente intervenido, alternativas analgésicas al dolor, etc.), que incrementan el tiempo y dedicación en su asistencia.
Mientras las pocas matronas disponibles están empleadas en la asistencia al parto, quedan muchas competencias en el hospital que no son desarrolladas por estas, como la atención al puerperio hospitalario, la participación en unidades de reproducción asistida, etcétera, siendo ocupados estos puestos por enfermeras generalistas que no tienen formación específica en el área de salud sexual y reproductiva.
En la Atención Primaria también son muchas más las mujeres que demandan una atención a su salud sexual y reproductiva: se han incrementado los cribados de cáncer ginecológico y, afortunadamente, para las mujeres ya no es un tabú cuidar su salud sexual acudiendo regularmente a consulta de forma preventiva además de ocasional ante posibles problemas puntuales. Tampoco hay que olvidar el aumento de enfermedades de transmisión sexual, patologías vulvares, mayor demanda de planificación familiar y contracepción, atención farmacológica a los abortos, fomento de la lactancia materna etc., que requieren atención por parte de las matronas; de igual modo, la atención a los grupos de educación para la maternidad/paternidad en el embarazo, puerperio, la menopausia, la consulta joven con actividades preventivas y atención en salud sexual y reproductiva que mejoran su salud en el futuro con información y tratamiento profesional, no dejándolos en manos de internet. En muchos casos, ya he afirmado con anterioridad, que gran parte de las competencias de las matronas no se pueden desarrollar porque no tienen tiempo material para atender más que lo urgente, lo que no admite la más mínima demora como el seguimiento y control del embarazo.
Y en el periodo estival, ¿cuál es el escenario?
Evidentemente en periodo estival se agudiza un problema no resuelto de años. Las matronas que, como cualquier otro empleado tienen derecho a su permiso vacacional en periodo estival, aunque en la mayoría de las autonomías se extiende de junio a septiembre, con posibilidades de elegir vacaciones fuera de este periodo, coinciden simultáneamente las vacaciones de un número significativo de matronas. Esto produce un mayor desajuste en plantillas, ya de por sí escasas y se hace más difícil la cobertura porque las tituladas en bolsa de trabajo, es decir, eventuales, no son suficientes para cubrir esta demanda.
En ese sentido, ¿cuáles son los principales problemas que enfrentan las matronas en hospitales?
Las matronas que prestan su atención en Atención Hospitalaria es evidente que sufren desajustes en su actividad cuando las plantillas -mayoritariamente ajustadas- se ven incompletas. En España es una entelequia la atención "one to one" en los hospitales, que sería la forma idónea de atención dado que se trata de una asistencia a dos "clientes": el feto -en extremo vulnerable- y la mujer, quienes en su mayoría optan voluntariamente por anestesia en el parto, lo que extrema la necesidad de atención. En contra de lo que la gente no profesional cree, no es banal una anestesia locorregional y conlleva sus riesgos. Los profesionales sí lo sabemos; pero de igual manera, otras formas alternativas de parto requieren una vigilancia y asistencia constante aun sin medir anestesia.
Cualquier trabajo de parto es una evolución dinámica, en unos casos de un proceso fisiológico, en otros de un proceso inducido, pero en ambos supuestos, existen riesgos de desviación de la normalidad y se requiere urgencia en las soluciones porque muchas pueden llegar a ser situaciones irreversibles comprometiendo la salud futura del feto y, en ocasiones, de la madre. Por tanto, el nivel de estrés y fatiga del personal se ve acrecentado no sólo ante el incremento de trabajo sino ante la posibilidad siempre real de que sucedan incidentes porque la disponibilidad de las matronas es limitada y no tienen el don de la ubicuidad para estar prestando atención en varios sitios a la vez y, en el mejor de los casos, sin poder prestar la dedicación que requiere la asistencia al parto.
¿Y en los centros de salud?
En Atención Primaria igualmente mujeres y matronas pagan los platos rotos de la falta de cobertura que puede darse de varias formas. Por una parte, la auto-cobertura porque a muchas matronas de Primaria no les facilitan la sustitución y se ven obligadas a llenar las agendas por encima del límite de su capacidad de atención en los días previos a sus vacaciones y a su reincorporación.
Se ven obligadas a establecer prioridades en la atención no demorable como es la captación precoz y seguimiento de embarazos; eso conlleva a que se vean forzadas a posponer e incluso anular otras actividades de la cartera no menos importantes, como la asistencia a la menopausia, etapa especialmente larga gracias a la esperanza de vida conseguida en este país con la mejora de la calidad de la sanidad; los cribados ginecológicos de cáncer, con el peligro aparejado de incremento de riesgo por demora en el diagnóstico; los grupos de preparación al parto; de recuperación del puerperio; talleres de lactancia, etc. Todas aquellas actividades asignadas a la matrona, importantes y necesarias, lo que causa en todas las usuarias insatisfacción y disconfort por la falta de atención y, en ocasiones, riesgo para su salud.
También se da la circunstancia de que matronas que piden cobertura para sus ausencias legales, se vean obligadas por las gerencias a las que están adscritas, a ser ellas quienes busquen su sustitución, algo inaudito y que pone en evidencia una vez más, el desinterés y dejadez de funciones de algunas administraciones sanitarias.
Entonces, ¿considera que desde las administraciones se está haciendo lo suficiente para revertir la situación?
A juzgar por lo que está sucediendo años tras año con las plantillas de matronas, desde las Consejerías de Sanidad a través de sus Gerencias, mantienen una actitud impasible y vergonzosa de inacción a pesar de las advertencias de todos los organismos sanitarios internacionales, asociaciones de matronas de todo el país, grupos de presión de matronas, de usuarias afectadas, etc., del extremo déficit y sus consecuencias en nuestro país.
La función de las matronas está perfectamente descrita y su necesidad para la atención a la salud sexual y reproductiva de las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital, está diametralmente demostrada como necesaria. Los ciudadanos de este país tienen derecho a la protección a su salud, y ahí se incluye el derecho de las mujeres a la protección de su salud sexual y reproductiva, parte importante de su salud general, con los cual, los poderes públicos están conculcando este derecho de las mujeres e incluso, menoscaban la atención de los no nacidos y nacidos que son también sujetos de atención de las matronas hasta el día 28 de vida.
Es fácil deducir que, si en este país somos más de la mitad de la población mujeres -24.833.848 millones- y según el portal estadístico del Ministerio de Sanidad para cubrir más de 3.042 centros de salud (sin contar consultorios rurales) disponían de 2.291 matronas en 2022, las profesionales asignadas por paciente resulta desproporcionada. Lo cierto es que no hay matronas suficientes para cubrir todos los centros como debiera ser preceptivo y muchos de estos siguen sin ellas de forma habitual sin que la administración ponga solución a un problema histórico, especialmente en algunas comunidades autónomas.
En la Atención Hospitalaria sucede algo parecido, ni siquiera hay datos oficiales disponibles del número de matronas trabajando, pero presumiblemente, no llegue a las 7.000 para la atención no solo a los nacimientos (322.075 registrados en 2023) sino de todas las demás tareas que desarrollan.
¿Hay alguna medida que busque combatir el problema?
La respuesta es obvia porque, en caso contrario, no estaríamos hablando de este tema: no en términos generales. Se dice "que lo que no mejora, empeora" y así es en el caso de las matronas. Mantener una plantilla suficiente de profesionales requiere -para empezar- planificar un flujo adecuado de formación y este año, las quejas de las matronas por la falta de plazas para su formación, que vienen desoyéndose desde hace 30 años, han sido respondidas con una oferta de 18 plazas menos que el año anterior.
En estas tres décadas de la nueva formación de matronas, las CC.AA. -que es de quien depende la Formación Sanitaria Especializada- han dejado sin ofertar en torno a 3.100 plazas acreditadas por el Ministerio de Sanidad para la formación de matronas. Esto, unido a la alta tasa de reposición que se concentraría en estos años por la coincidencia masiva de jubilaciones, de la que la Asociación Española de Matronas que presido ya empezó a advertir desde el 2004, da como resultado esta situación vergonzante a la que someten a las mujeres y las matronas.
A la vez, y dado que la inacción política ha colocado al SNS en esta situación de carencia de efectivos, las gerencias asistenciales tendrían que articular mecanismos de flexibilidad interna, como la oferta de realización de horas extraordinarias voluntarias, pero con una retribución acorde con la titulación y/o promocionar a profesionales tituladas como matronas. En su lugar, hay quienes han aceptado trabajar como enfermeras bien por la calidad de los contratos o porque han conseguido su plaza en esta categoría, entre otros.
Por otra parte, igual que cualquier empresa requiere que su nivel de actividad no se vea alterado en periodo vacacional, la asistencia de matronas a las mujeres tampoco debe verse afectada y, por tanto, deben ofertar contratos dignos que cubran al 100 por cien los periodos vacacionales de las plantillas tanto en Atención Hospitalaria como en Atención Primaria, porque es indignante ver cómo a las matronas se les ofrecen contratos por días, sujetos a dispersión geográfica, para ir "tapando agujeros", lo que denota la mayor desconsideración hacia las mujeres y las matronas y la falta de planificación más absoluta de la Administración Pública.
¿Qué es lo que piden para que la situación mejore?
Lo primero, que las comunidades autónomas tomen conciencia de que la situación es grave y que los políticos eviten su tendencia a los "golpes efectistas" y asuman con responsabilidad que hay que emplearse en estrategias a corto, medio y largo plazo, aunque eso no sea noticia. La salud hay que mantenerla y eso se hace con inversión y esfuerzo. De momento y respecto a las matronas, que no ignoren el problema y se esfuercen por destinar inversión a su formación, ofertando todas las plazas que desde el Ministerio están acreditadas, aunque eso no va a ser suficiente por muchos años para alejar el grave problema actual; en consecuencia, habrán de ofrecer a los profesionales en ejercicio condiciones de trabajo decentes ajustando razonablemente los ratios de atención, tanto en Primaria como en Atención Hospitalaria, y para el personal contratado, ofrecer contratos dignos y medidas flexibles para dar coberturas al 100 por cien en ausencia de efectivos en paro, esto es, retribuidas como corresponde al nivel de cualificación académica y profesional.
Finalmente, que se haga realidad la prescripción autónoma y real para matronas, para que podamos desarrollar nuestro trabajo sin trabas ni burocracias que solo hacen incrementar el tiempo de respuesta para las mujeres y las dificultades para el trabajo de las matronas. Se ha demostrado la competencia de las matronas por su especial cualificación para la prescripción y no pedimos nada que responsable y cualificadamente no podamos efectuar, como así lo hacen en la mayoría del entorno próximo, países del entorno europeo y espacio Schengen.
Mencionó que hay enfermeras generalistas cumpliendo labores de matronas ante la falta de estas profesionales, ¿cómo lo asumen?
Aprovecho esta tribuna para denunciar el intrusismo profesional y el engaño a las usuarias que un buen número de Gerencias de Atención Primaria propician, poniendo al frente de programas de la mujer a enfermeros generalistas sin formación específica en el área de la salud sexual y reproductiva, una realidad muy conocida en este país. Esas medidas son un caso más de irresponsabilidad política que pone en riesgo a las mujeres a la vez que cometen un delito, porque el intrusismo profesional está tipificado en el Código Penal.
Es perfectamente comprensible que, si existen especialidades médicas y de Enfermería, como en el caso de las matronas, es porque son los profesionales formados y competentes para tratar el área de su especialidad y no otros, ¿o es que acaso se les ocurre, por decir, ante la falta de anestesistas, poner a un médico generalista a hacer anestesia por el hecho de ser médico? Pues lo mismo pasa con las matronas, que es la única especialidad enfermera que tiene sus competencias definidas reguladas mediante directiva 80/155/CEE para el ámbito de la Comunidad Económica Europea, traspuesta al ordenamiento jurídico español.
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