Un paciente afectado por la viruela del mono.
La
viruela del mono sigue generando contagios en
España y un estudio realizado por el
Hospital 12 de Octubre, el
Hospital Germans Trias y el
Hospital Vall d’Hebrón sobre 181 casos de viruela del mono diagnosticados en
Madrid y
Barcelona confirma diferentes
primeros síntomas del contagiado, como es el caso de sufrir
proctitis,
amigdalitis y
abscesos. Tras este hallazgo, los investigadores del estudio alertan a los
profesionales sanitarios a estar atentos ante cualquier sospecha de la enfermedad, principalmente en personas que viven en áreas con
alta posibilidad de transmisión o
exposición.
De entre los casos estudiados en el estudio, publicado en la revista científica
The Lancet, todos ellos explicaron haber tenido sensación de malestar previo o posterior al
sarpullido, aunque aparecieron señales atípicas como
proctitis (25 por ciento de los casos),
amigdalitis (11 por ciento) y
abscesos (3 por ciento).En concreto, los investigadores ponen énfasis en los
casos de proctitis de los casos estudiados, ya que tuvieron
manifestaciones sistémicas antes incluso de la aparición de las
lesiones cutáneas, y sobre la
ulceración amigdalar.
En
el análisis prospectivo de todos los pacientes con viruela del mono, se analizó, no solo el
comportamiento sexual y la forma de
presentación de la infección, sino que también se estudiaron los
exámenes y
seguimiento clínico y los resultados de las pruebas virales realizadas en muestras obtenidas de las
lesiones en piel,
garganta y
mucosa anal.
El contacto piel con piel, principal vía de transmisión
Gracias a este estudio a gran escala y debido al mayor volumen de la muestra y
el análisis clínico pormenorizado de los casos que sufren viruela del mono, se añaden
nuevos síntomas no descritos hasta el momento, como la proctitis y la ulceración de las amígdalas.
A partir de la
evidencia del contacto piel con piel durante las relaciones sexuales como
principal vía de transmisión de la viruela del mono, las conclusiones de este estudio aportan información necesaria para alcanzar
diagnósticos certeros, como que el patrón de transmisión ha cambiado en esta ocasión del contacto respiratorio al contacto cutáneo, junto a la aparición de manifestaciones no habituales.
Asimismo, la investigación señala que las cargas virales eran sorprendentemente más altas en muestras de
lesiones cutáneas que en las obtenidas de la
faringe, lo que debe estudiarse más y, en virtud de las conclusiones, optar o no por el
aislamiento domiciliario de los afectados por motivos respiratorios.
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