Ricardo Martínez Platel. Madrid
La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo ha desestimado los recursos interpuestos por una paciente, contra una sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Sevilla, porque la información sobre los riesgos de una intervención, además, no era obligatoria en el momento que ocurrieron los hechos.
Según recoge el fallo, existió información real, suficiente y comprensible que se exige para integrar el deber de información que incumbe al médico. La paciente negó que recibiera la información para el sometimiento a la técnica de dilatación mecánica para el esófago dirigida a tratar la enfermedad o trastorno de achalasia que padecía, a resultas de la cual se produjo un desgarro del mismo que provocó una mediastinistis, una peritonitis y una serie de lesiones graves por las que tuvo que ser reintervenida.
Lo que defendía la mujer es que no se habían respetado los requisitos de la sentencia, al no atenerse a las reglas para la distribución de la carga de la prueba, pero lo que realmente cuestionó no es la infracción de estas reglas, sino la valoración de las pruebas que ha determinado una sentencia que tiene como probado el hecho de que hubo información.
El Supremo recuerda que los efectos negativos de la falta de la prueba solo entran en juego cuando no hay prueba sobre determinados extremos de hecho. En este caso, no se han podido infringir porque la sentencia recurrida no tiene como punto de partida la falta de la prueba de los hechos, sino que los tiene como acreditados.
El texto judicial refiere un informe previo a la anestesista incluido en la historia clínica, valora que el consentimiento prestado por el paciente a la intervención y en su vista considera que la información que le fue proporcionada fue suficiente para el acto médico comprometido. El alto tribunal explica que la información integra por su propia naturaleza un procedimiento gradual y básicamente verbal y señala que a la intervención se llegó tras diversas consultas y pruebas, además de un proceso de tratamiento farmacológico, que no resultó efectivo.