Los traumatólogos no practicaron todas las pruebas diagnósticas oportunas al menor

Condenan a 2 médicos a pagar 930.000 euros a un niño que perdió una pierna
Exteriores de la Audiencia Nacional.


30 oct. 2018 19:00H
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POR REDACCIÓN
Dos traumatólogos de Andorra han sido condenados por la Audiencia Nacional a pagar una indemnización de 930.000 euros por una negligencia profesional tras un delito de lesiones por imprudencia. Se demostró que los médicos no practicaron todas las pruebas diagnósticas oportunas a un niño de 9 años que, tras una mala caída esquiando en la estación de Vallnord, acabó perdiendo la pierna.

Los hechos ocurrieron en 2012 cuando el niño, esquiando a gran velocidad, se cayó y se golpeó fuertemente en la rodilla derecha. Tras el accidente fue valorado por el centro médico de las pistas de esquí, donde apuntaron que el menor tenía el síndrome compartimental en la zona del poplíteo. Los médicos avisaron que se trataba de una lesión bastante habitual en este tipo de deporte y que tiene tratamiento, pero requería una intervención rápida.

Con este pronóstico se dirigieron al servicio de Urgencias del hospital más cercano y allí, los médicos que atendieron al chico, llevaron a cabo diferentes pruebas diagnósticas para dar con el problema que padecía. Primero se le realizó una radiografía y posteriormente una ecografía. Con las pruebas de radiodiagnóstico apuntaron que se trataba de una lesión leve y sin importancia.

Ante el dolor que estaba sufriendo el paciente y la insistencia de los padres el traumatólogo accedió a realizarle una intervención de carácter urgente para valorar el estado real de la lesión. Pero, antes de hacerla, el doctor telefoneó a un segundo traumatólogo al que le pidió opinión contándole el caso.

Finalmente, ambos facultativos decidieron tratar al menor con analgésicos para el dolor y hielo para la inflamación sin, ni siquiera, realizar pruebas diagnósticas adicionales como un angio-TAC que, según la sentencia, era algo imprescindible para conocer con precisión el grado de la lesión que sufría el paciente.

Tras pasar dos días, al no mejorar la pierna del menor, fue trasladado de manera urgente en ambulancia a un hospital de Madrid donde finalmente fue intervenido por la unidad de cirugía vascular.

Los médicos no pudieron salvar la pierna del niño debido a que el tiempo transcurrido desde el accidente hasta que se realizó la intervención había sido demasiado largo.

Con todos estos hechos, el juez culpó a los traumatólogos de negligencia profesional alegando que, de haberle hecho las pruebas diagnósticas oportunas, podrían haber detectado el síndrome compartimental en la zona del poplíteo que el paciente padecía y hubiera evitado que el menor perdiera su pierna.

Los dos médicos fueron condenados pagar una indemnización de 930.000 euros por los daños ocasionados al paciente y por las secuelas que tendrá en su día a día. Además se les impuso una multa de 1.350 euros por un delito de lesiones por imprudencia.
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