Los hechos perpetrados sucedieron entre 2014 y 2015.
El
Juzgado de lo Penal 2 de Burgos ha condenado este miércoles a
cuatro años de prisión a
J. A. H., tras ser acusado de utilizar
sedaciones fuera de protocolo en dos hospitales del hospital de
Burgos durante los años 2014 y 2015, cuando ejercía como
jefe de Medicina Interna. Así. la justicia lo considera como el autor de un delito de homicidio por impridencia profesional grave y de otro de lesiones, ha informado Efe.
En este sentido,
el fallo del juzgado señala que, por el primero de los delitos, el facultativo deberá hacer frente a
cuatro años de cárcel, inhabilitación profesional durante cinco años y a una indemnización de 106.000 euros a los hijos de M.C., víctima del delito, con una aseguradora responsable civil directa, que deberá hacer frente a los costes por intereses, y a la
Consejería de Sanidad de Castilla y León como responsable civil subsidaria.
Delitos que se le imputan
Asimismo, por el segundo delito probado sobre I., el facultativo ha sido penado con cinco meses de prisión y tres de
inhabilitación, además de 15.000 euros de
indemnización a los sobrinos de la víctima, con iguales responsables civil y subsidario.
El acusado actuó como jefe de Medicina Interna del Hospital de Burgos
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Durante el juicio del caso que tuvo lugar el pasado mes de noviembre, el internista declaró haber decidido más de
170 sedaciones, de las cuales
un total de 21 habrían sido fuera de protocolo. No obstante, durante esta vista sólo fue juzgado por dos de ellas, dado que los familiares denunciarion que no se les pidió consentimiento. Por los dos casos juzgados, la Físcalia solicitó una pena de 2,2 años de prisión y ocho de inhabilitación.
Desarrollo de los casos
Uno de los casos de uso de sedación fuera de protocolo fue el de
un hombre que ingresó en urgencia por un tumor y una neumonía que impidieron el normal funcionamiento de uno de sus pulmones, según han expuesto las partes personadas. Al tratarse de un hombre de 95 años, sordo, ciego e inmovilizado, que además se encontraba en una residencia como dependiente, éste
no pudo decidir en ningún caso sobre la sedación porque estaba desorientado en tiempo y espacio.
Así, el facultativo justificó su actuación en tanto que
fueron sus sobrinos quienes le pidieron que su tío no sufriera, aunque otro sobrino solicitó la retirada de la sedación que el doctor había prescrito porque "tenía dificultad respiratoria severa". El hombre afectado recibió el alta hospitalira días después. Sin embargo, ahí no quedó todo, porque meses después
volvió a ingresar por las mismas dolencias y falleció. En este caso, la acusación se formula por lesiones por imprudencia profesional grave.
Mientras, la otra paciente afectada, padecía una
enfermedad neurológica degenerativa y una pancreatitis, además de diversas patologías que habían provocado su ingreso en el hospital burgalés. La paciente, con fuertes dolores abdominales, fue sedada por el internista con consentimiento de sus hijos, según ha defendido, para
fallecer días después.
En cualquier caso, el fallo del juzgado es recurrible en diez días ante la
Audiencia Provincial de Burgos.
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