Fred M. Kusumoto.
El Colegio Americano de Cardiología, la Asociación Americana del Corazón y la Sociedad de Ritmo Cardiaco publican una
guía para la evaluación y el
tratamiento de pacientes con
bradicardia o latidos cardiacos lentos y
trastornos de la conducción cardiaca.
En la
guía, la bradicardia se define como una frecuencia cardiaca de
menos de 50 latidos por minuto, en comparación con una frecuencia cardiaca normal de 50-100 latidos por minuto. Un ritmo cardiaco lento puede
limitar la cantidad de sangre y oxígeno que se bombea a todos los órganos del cuerpo. La bradicardia generalmente se clasifica en tres categorías:
disfunción del nodo sinusal,
bloqueo auriculoventricular (AV) y
trastornos de la conducción.
En la
disfunción del nodo sinusal, el
nódulo sinoauricular, el principal marcapasos del corazón, no puede mantener una frecuencia cardiaca adecuada. En el
bloqueo AV, hay una interrupción parcial o completa de la transmisión del impulso eléctrico desde los atrios a los ventrículos. Los
trastornos de la conducción cardiaca se producen cuando se retrasan los impulsos eléctricos en el corazón que causan su latido. Los más comunes incluyen bloqueo de rama derecha e izquierda. La bradicardia y las anomalías de conducción se observan con mayor frecuencia en pacientes ancianos.
Recomendaciones a partir de la evidencia
Los miembros del comité de redacción describen la presentación clínica y el enfoque para la evaluación clínica de pacientes que pueden tener bradicardia o enfermedades de la conducción. Revisaron los
datos del estudio y desarrollaron
recomendaciones a partir de la evidencia.
Las recomendaciones incluyen la selección y el calendario de las herramientas de pruebas de diagnóstico
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Estas recomendaciones incluyen la
selección y el
calendario de las herramientas de pruebas de diagnóstico, incluidos los
dispositivos de monitorización y las
pruebas electrofisiológicas, así como las opciones de tratamiento disponibles, como intervenciones de estilo de vida, farmacoterapia y dispositivos externos e implantados, en particular dispositivos de estimulación.
Los autores también abordan consideraciones especiales para diferentes poblaciones basadas en la edad, comorbilidades u otros factores relevantes. Las anomalías de conducción son comunes después del reemplazo de la válvula aórtica transcatéter (TAVR, por sus siglas en inglés). La guía incluye recomendaciones sobre la
vigilancia posterior al procedimiento y la
implantación de marcapasos. También incluye las
formas de abordar la interrupción de la terapia con marcapasos y las consideraciones sobre el final de la vida útil.
Toma de decisiones entre el paciente y el médico, relevante
Los miembros del comité de redacción subrayan la importancia de la toma de decisiones compartida entre el paciente y los médicos, así como la atención centrada en el paciente. "Las decisiones de tratamiento se basan no solo en la mejor evidencia disponible, sino también en los objetivos de atención y preferencias del paciente", dice el presidente del Comité de Redacción,
Fred M. Kusumoto, cardiólogo de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, Estados Unidos.
Y añade: "Se debe remitir a los pacientes a material de confianza para ayudarles a comprender y conocer las
consecuencias y riesgos de cualquier acción propuesta". Sin embargo, según los autores, todavía existen lagunas en el conocimiento para entender cómo manejar la bradicardia.
"Identificar las poblaciones de pacientes que se beneficiarán más de las tecnologías de
estimulación emergentes, como los sistemas de estimulación sin parche de His y los sistemas de estimulación transcatéter sin plomo, requerirá
más investigación a medida que estas modalidades se incorporen a la práctica clínica", apunta Kusumoto.
"Independientemente de la tecnología, en un futuro previsible, la
terapia de estimulación requiere la implantación de un dispositivo médico, y los estudios futuros deben centrarse en las
implicaciones a largo plazo asociadas con la terapia de por vida", concluye.
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