Los
traumatismos craneoencefálicos (TCE) o golpes en la cabeza, son muy frecuentes en los niños. Suelen producirse por caídas, aunque también en el contexto de accidentes de bicicleta, moto o coche, golpes en relación con la práctica deportiva, o producidos por maltrato. La mayoría de los golpes en la cabeza no tienen importancia; sin embargo, en ocasiones, un TCE que parece no tener consecuencias
puede asociarse a lesiones cerebrales más o menos graves. La probabilidad de lesiones cerebrales en niños que han sufrido un TCE menor es de alrededor del 1%. Sin embargo, se estima que entre un 3 y un 10% de los niños con un TCE menor presentarán lesiones cerebrales si a todos ellos se les realizara un TAC cerebral.
El objetivo en cualquier TCE en un niño es descartar que se haya producido alguna lesión cerebral que requiera observación o tratamiento.
Los TCE pueden dividirse en:
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TCE menor. Se trata de golpes en la cabeza o en el cuero cabelludo que podrían tener poca importancia. La definición dependería de la edad:
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En niños menores de 2 años serían golpes en la cabeza, en niños aparentemente sanos, que se mantienen despiertos, o que se despiertan con la voz o al tocarles levemente.
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En niños mayores de 2 años serían golpes en la cabeza, en niños que cuando son evaluados la primera vez tienen una situación mental normal, una exploración neurológica normal y no tienen signos de fractura en la cabeza. Estos niños suelen tener una puntuación en la escala de coma de Glasgow de 15.
Alguno de los niños con un TCE menor ha podido tener una pérdida transitoria del conocimiento, dolor de cabeza o vómitos. Con menos frecuencia estos niños pueden tener pequeñas fracturas craneales, sobre todo si son menores de 2 años.
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TCE moderado. Habitualmente se asocia con síntomas como pérdida transitoria del conocimiento, desorientación o vómitos. Este término se equipara a lo que conocemos como conmoción cerebral, es decir, una alteración de las funciones mentales, con o sin pérdida del conocimiento, que ocurre como consecuencia de un golpe en la cabeza. Posteriormente los niños pueden quejarse de dolor de cabeza, vómitos, pérdida del conocimiento, amnesia o alteraciones mentales, las cuales se suelen resolver de forma espontánea. A los 30 minutos del golpe, suelen tener puntuaciones en la escala de Glasgow entre 13 y 15, si bien han podido tener puntuaciones menores inmediatamente después del mismo.
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TCE grave. Suelen tener puntuaciones en la escala de Glasgow de 8 o menores en el momento del traumatismo.
Evaluación del niño con TCE
El objetivo del médico es descartar complicaciones cerebrales que requieran un tratamiento urgente, sobre todo un hematoma epidural (un hematoma entre el cráneo y el cerebro), o que requieran mantener al niño en observación, y todo ello reduciendo al máximo el número de TACs a practicar para evitar radiaciones innecesarias a estas edades.
El
riesgo de tener una lesión cerebral es mayor y por tanto se debe realizar un TAC cerebral si:
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Se ha producido una caída desde una gran altura (mayor de 1 metro), en el contexto de un accidente de tráfico, asociada a una herida penetrante o como consecuencia de un posible maltrato.
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Existe o ha existido pérdida de conocimiento, amnesia, convulsiones o confusión.
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El niño tiene malformaciones cerebrales o un problema en la coagulación de la sangre.
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A la exploración existe un aplastamiento del hueso, una zona muy dolorosa a la presión (que podría indicar una fractura del cráneo) o un hematoma en una zona distinta a la frente.
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La exploración neurológica es anormal o el niño está confuso.
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Existe irritabilidad en un niño menor de 2 años.
En algunas situaciones, el riesgo de tener una lesión cerebral es intermedio. En estas circunstancias se puede recomendar observación hospitalaria durante unas horas, realizar un TAC de entrada o realizar un TAC solo si hay un empeoramiento de la situación. Estas situaciones de riesgo intermedio, en las que las posibilidades de tener una lesión cerebral son menores al 1%, son:
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Vómitos que han aparecido inmediatamente después del golpe.
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Dolor de cabeza importante o persistente.
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Pérdida de conocimiento dudosa o de muy corta duración.
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El niño ha tenido tendencia al sueño o irritabilidad, que ya está resuelta cuando el médico le valora.
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Cambio del carácter del niño, según refiere el cuidador.
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Golpe que se considere importante por sus características (altura, fuerza del impacto, etc.).
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Golpe que no se ha podido ver.
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Hematoma en el cuero cabelludo, sobre todo si no es de la zona de la frente.
En estas situaciones intermedias, se puede recomendar hacer un TAC si:
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Hay presentes al menos 2 situaciones de riesgo intermedio.
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Existen hematomas de gran tamaño que afecten a una zona distinta de la frente (sobre todo en niños menores de 1 año).
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En todos los niños menores de 3 meses con un golpe significativo.
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Si existen vómitos que aparecen horas después del golpe o son continuos.
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Si la situación clínica no mejora o empeora.
No se debe rea
Niños cuyo golpe no haya sido especialmente grave, que no hayan tenido vómitos, ni dolor de cabeza, que no hayan perdido el conocimiento, que mantengan un comportamiento normal según el cuidador, que tengan una situación mental normal de acuerdo a la exploración y que no tengan evidencias de fractura ni de hematoma en la región occipital, temporal o parietal.
¿Cuál es el tratamiento de los traumatismos craneoencefálicos en niños?
Todo niño que haya presentado un TCE, aunque sea menor, debe mantenerse en observación, bien sea en su casa por parte de la familia o en el hospital. Si de acuerdo a los criterios previos, no existiera indicación para llevarlo al hospital y/o hacerle un TAC, el niño deberá ser posteriormente trasladado si apareciera alguno de los siguientes datos:
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Dolor de cabeza persistente o que empeora.
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Vómitos un tiempo después del golpe.
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Cambios en el comportamiento o en su situación mental.
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Dificultad para caminar, inestabilidad o problemas en el movimiento o coordinación.
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Imposibilidad para despertarle.
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Aparición de una convulsión.
No es necesario despertar al niño cada cierto tiempo para ver como se encuentra, a no ser que el niño haya sido llevado a un centro hospitalario y se recomiende por parte del médico.
El tratamiento específico dependerá del tipo de lesión cerebral que pudiera existir.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.