¿Qué es un sofoco?
Los sofocos son episodios bruscos de vasodilatación, principalmente en mujeres, que se presentan en la parte superior del tórax, cuello y cabeza, por lo que ocasionan rojecimiento en las áreas mencionadas. Suelen ir acompañados de sudoración, aunque también pueden hacerlo de forma ocasional por otras afecciones como picor, lagrimeo, salivación, hinchazón de cara o diarrea. Asimismo, acostumbran a ir seguidos de escalofríos, dada la pérdida de calor abrupta que padece el cuerpo.
Su duración e intensidad no es exacta. De esta forma, pueden ir desde los segundos hasta la hora. No obstante, lo habitual es que se prolonguen durante dos o tres minutos. En cuanto al momento del día, es más frecuente que aparezcan durante la noche, lo que derivar en alteraciones del sueño y e incluso provocar insomnio a quien los padece de forma recurrente. “El principal efecto de los sofocos sobre el paciente es la afectación de su propia calidad de vida, resultando especialmente preocupantes cuando se dan en horario nocturno al impedir el correcto descanso”, explica Eloy Muñoz, ginecólogo en el Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).
¿Cuáles son sus síntomas?
Según el experto, los principales síntomas para detectar episodios de sofocos son los siguientes:
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Sensación brusca de calor.
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Sudoración.
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Escalofríos.
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Rubor cutáneo
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Insomnio.
Causas de los sofocos
Las causas de los sofocos son varias, aunque la principal es la menopausia. A pesar de que el mecanismo por el que se producen no está claro, su aparición se relaciona con un nivel bajo de estrógenos, que suele producirse durante esta fase de la vida. Es más, el 80 por ciento de las mujeres en esta etapa los padece, especialmente durante los dos primeros años tras el diagnóstico del cese del periodo, pero existe un porcentaje que los sufren incluso 10 años después. También hay un volumen que los experimenta en la perimenopausia, ciclo previo a la menopausia. Las principales causas de sofocos son:
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Menopausia.
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Mastocitosis sistémica .
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Leucemia mieloide crónica.
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Hipertiroidismo.
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Feocromocitoma.
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Síndrome carcinoide.
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Reacción al alcohol o al glutamato (síndrome del restaurante de comida china).
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Crisis de angustia.
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Efecto secundario de la clorpropamida, calcioantagonistas, nitratos, disulfiran, calcitonina, antidepresivos o ácido nicotínico.
Sofocos sin menopausia
Sin embargo, pese a ser el motivo más habitual de su aparición, la menopausia no es la única causante de estos calores repentinos. Existen circunstancias del día a día que pueden desencadenar en sofocos. Es el caso de tomar comidas muy picantes, sufrir cambios bruscos de temperatura, fiebre o emociones muy fuertes. No obstante, también producen los cambios en el estado de salud que nada tienen que ver con el final de la regla.
Además, Muñoz ha señalado que también los pueden sufrir los hombres , aunque con mucha menos frecuencia que las mujeres, ya que “el descenso de sus niveles hormonales es mucho más gradual”. Pero, una caída fuerte en su producción de hormonas podría llevar a sofoco, como las que producen los tratamientos para el cáncer de próstata.
¿Cómo se diagnostican los sofocos?
El diagnóstico de las causas de los sofocos es evidente en ocasiones, como en la menopausia, cuando se asocia a la toma de algunas medicinas o cuando aparece tras ingerir alcohol.
En otras ocasiones puede ser necesario realizar análisis de sangre y orina para descartar determinadas enfermedades.
¿Qué hay tratamientos para los sofocos?
El tratamiento de los sofocos depende de la causa. En los casos más habituales, asociados a la menopausia, lo más efectivo es la terapia hormonal de reemplazo . “Con ella se restablece el nivel de estrógenos que, a nivel hipotalámico, impide la aparición de los mismos”, señala el ginecólogo.
En caso de no querer o poder recibir tratamiento hormonal, Muñoz recomienda el uso de fitoestrógenos , aunque “su eficacia es mucho menor y están contraindicados en pacientes con antecedentes de cáncer dependiente de estrógenos”. A su vez, ha señalado el empleo de compuestos basados en cimicífuga racemosa -que no tiene actividad estrogénica-, el extracto de polen o inhibidores de la recaptación de serotonina.
Como última alternativa, el facultativo ha señalado el uso de f ezolinetant , una molécula antagonista de los receptores de neuroquininas que actúa a nivel central e impide la activación del centro termorregulador por estas moléculas, que se encuentra anómalamente elevada en la menopausia.
¿Cuándo acudir al médico de Atención Primaria?
Se debe acudir a una valoración médica de los sofocos siempre que no tengan una causa obvia o cuando sean muy intensos para valorar opciones de tratamiento.
¿Cuándo se debe acudir a urgencias?
La presencia de sofocos por sí mismos no es motivo para acudir a una valoración médica urgente.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.