Diccionario de enfermedades

Síndrome de las piernas inquietas

Causas, síntomas y tratamiento del síndrome de las piernas inquietas
El síndrome de piernas inquietas consiste en la realización de movimientos repetitivos e involuntarios de las piernas para reducir determinadas molestias que suelen ser definidas como una sensación incómoda, hormigueo, tirones, calambres, u otros síntomas. Estas molestias solo aparecen en reposo y, por tanto, mejoran con el movimiento.

El síndrome de piernas inquietas se asocia con problemas para dormir (insomnio) y con la enfermedad de movimientos periódicos de las piernas durante el sueño.

Puede tener diferente intensidad. Las formas leves son muy frecuentes en la población, pero en ocasiones las molestias pueden ser intolerables para quien las padece.

El síndrome de las piernas inquietas afecta con mayor frecuencia a mujeres y es más frecuente a edades avanzadas, aunque también puede existir en niños. Afecta a 1 de cada 100 personas jóvenes y hasta a 1 de cada 10 personas mayores de 60 años.

¿Cuáles son las causas del síndrome de piernas inquietas?


En la mayoría de las ocasiones la causa del síndrome de piernas inquietas es desconocida, si bien con frecuencia existen antecedentes de casos similares en la familia, lo que sugiere que pudiera tener un componente hereditario. No está claro si se trata de una enfermedad que afecta a los nervios de las piernas o al cerebro. En ocasiones el síndrome de piernas inquietas es una manifestación clínica de otra enfermedad. Se ha descrito asociada a las siguientes enfermedades:
  • Falta de hierro. Algunos estudios han demostrado falta de hierro en pacientes con síndrome de piernas inquieta y mejoría clínica tras el tratamiento con hierro.
  • Insuficiencia renal crónica. Un porcentaje muy importante de estos pacientes (sobre todo si están en diálisis) presetan signos del síndrome de piernas inquietas que, en ocasiones, mejoran tras el tratamiento con hierro.
  • Diabetes. Puede ser una manifestación de la neuropatía diabética.
  • Esclerosis múltiple.
  • Enfermedad de Parkinson.
  • Embarazo.
  • Enfermedades reumatológicas: Enfermedad de Sjögren, artritis reumatoide.
  • Insuficiencia venosa crónica, varices.

¿Qué síntomas produce la enfermedad?


El síntoma principal del síndrome de piernas inquietas es una molestia en las piernas, muchas veces difícil de definir, que mejora al moverlas. En general afecta a ambas piernas y, excepcionalmente, se han descrito casos graves con afectación de brazos. No suele ser descrita como dolor, sino como picor, hormigueo, “como si me estiraran”, etc. Se describe de forma profunda, no en la piel. Los síntomas van empeorando a lo largo del día y son más intensos después de estar metido en la cama varios minutos. La gravedad de los síntomas es variable de unos días a otros, pudiendo empeorar cuando existe falta de sueño, consumo de cafeína, alcohol o antidepresivos y con el embarazo.

Con frecuencia se acompañan de sacudidas de las piernas (enfermedad de movimientos periódicos de las piernas), que en ocasiones no molestan al paciente, pero que pueden impedirle conciliar el sueño o le despiertan tras quedarse dormido. Como consecuencia de las molestias referidas, el paciente puede no dormir y sentirse agotado durante el día.

Existe un síndrome de piernas inquietas intermitente, que va y viene según diferentes periodos, un síndrome de piernas inquietas diario y un síndrome de piernas inquietas grave que no responde al tratamiento con medicinas dopaminérgicas.



¿Cómo se diagnostica el síndrome de piernas inquietas?


Para el diagnóstico del síndrome de piernas inquietas se requieren los siguientes cuatro requisitos:
  • Necesidad de mover las piernas, generalmente asociada a molestias en dicha localización. Raramente el movimiento incontrolado se produce sin molestias en las piernas.
  • La necesidad de mover las piernas comienza o empeora tras periodos de inactividad de las mismas, en la cama o tras un rato sentado.
  • Las molestias desaparecen parcial o totalmente con el movimiento.
  • Las molestias son peores por la tarde o por la noche.
Además apoyan el diagnóstico:
  • La historia de casos similares en la familia.
  • Una respuesta favorable a determinadas medicinas (dopaminérgicos).
  • La presencia de movimientos periódicos de las piernas durante la noche.
Se requiere diferenciar las causas primarias (desconocidas), de las secundarias a otras enfermedades para así ajustar el tipo de tratamiento. Para ello se deben realizar diversos análisis de sangre.

Algunas personas mueven las piernas sin tener molestias, lo que puede deberse a una enfermedad de Parkinson o a la toma de algunas medicinas, como antipsicóticos o antidepresivos, que favorecen los movimientos continuos e involuntarios.

¿Cuál es el pronóstico de los afectados?


En general los pacientes con síndrome de piernas inquietas pasan periodos en los que se encuentran mejor y otros en los que están peor, pero no suele desaparecer totalmente.

¿Es hereditario este síndrome?


Existen datos que sugieren un patrón hereditario en el síndrome de piernas inquietas. Además aparece con frecuencia en hermanos gemelos.

¿Cuál es el tratamiento del síndrome de piernas inquietas?


Para poder poner un tratamiento específico, si se pudiera, al síndrome de piernas inquietas hay que buscar causas secundarias. En general, en todos los pacientes se recomienda un tratamiento no farmacológico y sólo en casos más graves tratamiento farmacológico con medicinas utilizadas para el Parkinson (levodopa y agonistas dopaminérgicos) asociadas a derivados del opio (opiáceos) o a relajantes (benzodiacepinas).

Tratamiento no farmacológico
  • Tratamiento con hierro. Se administra cuando los niveles de ferritina en sangre (una proteína que indica los depósitos corporales de hierro) están bajos, por debajo de 50 mcg/L. Algunos médicos ofrecen este tratamiento aunque la ferritina sea normal.
  • Realizar actividades que mejoren la atención mental, como juegos de ordenador, videojuegos, puzzles, etc.
  • Evitar situaciones o sustancias que empeoren los síntomas, como tabaco, alcohol, café, té, excitantes. También diversos fármacos pueden empeorar los síntomas, como antidepresivos, antipsicóticos, medicinas para evitar el vómito o antihistamínicos para la alergia.
  • Ejercicios de estiramiento de los músculos de las piernas.
  • Baños calientes o aplicación de compresas frías.
  • Masajes en piernas.
Tratamiento farmacológico

Un consenso de expertos recomienda diversos tratamientos en función del tipo de síndrome de piernas inquietas:
  • Síndrome de piernas inquietas intermitente. En estos casos se recomienda tratar durante las fases más graves de la enfermedad, suspendiendo el tratamiento cuando no haya síntomas o éstos sean leves. El tratamiento recomendado es:
  • Levodopa. Se ha demostrado mejoría clínica con su uso, tanto respecto a la necesidad de mover las piernas como en los movimientos periódicos nocturnos. Sin embargo puede aumentar los síntomas a otras horas del día, sobre todo por la mañana cuando la medicina se ha tomado a última hora de la tarde. Esto ha llevado a que su uso se limite a personas con una enfermedad intermitente que no necesiten tomarla de forma continuada en el tiempo.
  • Agonistas dopaminérgicos (pramipexol, nombre comercial mirapexin®, ronipirol y cabergolina). Son más eficaces que la levodopa, siendo el tratamiento de elección en la mayoría de pacientes con síndrome de piernas inquietas. Tienen diversos efectos secundarios.
  • Benzodiacepinas o agonistas benzodiacepínicos. Son útiles en casos leves, sobre todo en jóvenes.
  • Opiáceos a dosis bajas o agonistas opiáceos, como codeína o metadona. Suelen usarse cuando no hay respuesta a otros tratamientos.
  • Síndrome de piernas inquietas diario. Su gravedad requiere tratamiento continuo:
  • Agonistas dopaminérgicos. Es el tratamiento de elección.
  • Gabapentina. Más eficaz en pacientes que refieren las molestias en las piernas como dolorosas.
  • Opiáceos a dosis bajas o agonistas opiáceos. En casos de no respuesta al resto de medicinas.
  • Síndrome de piernas inquietas que no responde al tratamiento con agonistas dopaminérgicos:
  • Cambio a gabapentina.
  • Cambio a un agonista dopaminérgico distinto.
  • Añadir una segunda medicina, como gabapentina, una benzodiacepina o un opiáceo.
  • Cambio a tramadol o a un opiáceo potente.
En el síndrome de piernas inquietas del embarazo muchas de estas medicinas están contraindicadas. Se debe intentar un tratamiento con hierro. Como única opción de tratamiento durante el embarazo están los opiáceos, siempre a dosis bajas y siempre que las molestias sean graves y la paciente se encuentre en el 2º o 3er trimestre del embarazo.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.