Diccionario de enfermedades

Síndrome de apnea obstructiva del sueño

¿Cómo se diagnostica el síndrome de apnea obstructiva del sueño?
El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS, SAS o SAHS) es una enfermedad producida por la obstrucción parcial (hipopnea) o total (apnea) de las vías respiratorias superiores durante el sueño. Como consecuencia de ello se producen pausas sin respiración (pausas de apnea) que impiden la normal oxigenación de la sangre, lo que conduce a frecuentes despertares, la mayoría no apreciados por el paciente, que llevan a un sueño inadecuado no reparador y a la subsiguiente somnolencia durante el día.

Es una enfermedad frecuente que puede tener importantes consecuencias sobre la salud a largo plazo. Afecta generalmente a varones de edades medias, aunque también puede afectar a los niños.

¿Cuáles son las causas del síndrome de apnea obstructiva del sueño?


Las pausas de apnea son debidas a la imposibilidad de mantener las vías respiratorias abiertas durante el sueño, con lo que la respiración cesa de forma temporal. Posteriormente se produce una respiración brusca, un gran ronquido, tras el cual se restablece la respiración. Durante este periodo puede haber un pequeño despertar, generalmente no percibido por el paciente, que le saca del sueño profundo. El síndrome de apnea del sueño es favorecido por:
  • La obesidad. Más de la mitad de los pacientes con síndrome de apnea del sueño son obesos.
  • La presencia de una mandíbula o un maxilar cortos (micrognatia). Estas variantes anatómicas se acompañan de un estrechamiento de las vías respiratorias. Dado que estas variantes son frecuentemente hereditarias, el síndrome de apnea del sueño puede detectarse con más frecuencia en determinadas familias.
  • La presencia de unas anginas (amígdalas) grandes, sobre todo en niños.
  • El hipotiroidismo y la acromegalia.
El síndrome de apnea del sueño es más frecuente en varones de edad media (entre 40 y 65 años) y en fumadores. La toma de medicinas para dormir y el consumo de alcohol pueden empeorar los síntomas.

Existe un síndrome de apnea del sueño de causa no obstructiva, denominado apnea del sueño central, que se produce como consecuencia de alteraciones cerebrales que impiden llevar un ritmo adecuado de respiración. Es mucho más infrecuente.

¿Qué síntomas produce el SAOS?


Los síntomas más frecuentes del síndrome de apnea del sueño son:
  • Ronquidos. Es el ruido de la respiración al pasar a través de unas vías respiratorias estrechas.
  • Pausas prolongadas durante la respiración nocturna (pausas de apnea). El paciente se queda como “privado”, sin respirar, durante varios segundos. Suele ser advertido por la persona que duerme a su lado, en ocasiones con preocupación.
  • Sueño no reparador.
  • Somnolencia diurna. Es frecuente que los pacientes se queden dormidos conduciendo, en atascos, en salas de espera, en reuniones, etc. Como consecuencia de ello, están menos atentos, tienen dificultad para concentrarse y una menor sensación de alerta, lo que produce un mayor riesgo para sufrir accidentes de tráfico y laborales.
  • Cansancio, falta de energía y falta de concentración a lo largo del día.
  • Sequedad de la boca y dolor de cabeza al levantarse.
  • Levantarse a orinar varias veces durante la noche.
Además, es frecuente que presenten depresión y alteraciones en sus relaciones sociales y familiares.
Dado que muchos de los síntomas son inespecíficos y que pueden ser debidos a cualquier otra causa (cansancio y somnolencia durante el día, dolor de cabeza, depresión, etc.), en muchas ocasiones la enfermedad pasa desapercibida, sobre todo si no existe ninguna otra persona que comparta la habitación con el paciente.

Otras complicaciones

Los pacientes con síndrome de apnea del sueño tienen una tensión arterial alta (hipertensión) con más frecuencia que otras personas, así como un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como arritmias, infarto de miocardio e ictus, y enfermedades metabólicas, como diabetes mellitus. Estos pacientes tienen también un riesgo mayor de accidentes de cualquier tipo y, más concretamente, de accidentes de tráfico.



¿Cómo se diagnostica la enfermedad?


El diagnóstico se sospecha en muchas ocasiones por lo que refiere la pareja del paciente en relación al tipo de sueño. Para el diagnóstico del síndrome de apnea del sueño se requiere:
  • La presencia de somnolencia diurna. Es imprescindible que exista somnolencia diurna para su diagnóstico. Las personas que tienen pausas de apnea por la noche sin somnolencia durante el día no pueden ser diagnosticadas de síndrome de apnea del sueño. La somnolencia diurna puede ser evaluada mediante la escala de Epworth. Un valor mayor de 11 es indicativo de somnolencia diurna grave. El cuestionario se le debe de pasar al paciente y a un familiar cercano dado que es frecuente que den puntuaciones distintas, siendo el valor más alto (el referido por el paciente o por el familiar) el que debe considerarse.
  • La presencia de al menos 5 episodios de apnea (pausas respiratorias de al menos 10 segundos de duración) cada hora durante el sueño, demostradas en una polisomnografía (estudio de sueño) y medición del oxígeno en sangre durante el sueño (pulsioximetría nocturna).

¿Cuál es el tratamiento del síndrome de apnea obstructiva del sueño?


El tratamiento del síndrome de apnea del sueño mejora la somnolencia, el estado de ánimo, la calidad de vida, la capacidad para conducir y reduce la presión arterial.

Deben recibir tratamiento las personas con síntomas de somnolencia diurna, no las personas con ronquidos importantes o con pausas de apnea que no presenten somnolencia. Se deben recomendar una serie de medidas generales:
  • En los pacientes no tratados evitar la conducción de vehículos por el peligro que ello puede comportar. En nuestro país, los pacientes con SAOS precisan de un informe de una Unidad de Sueño que indique que están recibiendo tratamiento. Su permiso de conducción debe ser reevaluado cada 2 años.
  • Perder peso. Incluso las pérdidas pequeñas de peso puede mejorar mucho los síntomas.
  • Abandonar el consumo de alcohol o de sedantes, si fuera el caso.
  • Algunas personas solo tienen pausas de apnea al dormir boca arriba. En estas circunstancias se pueden utilizar almohadas u otros dispositivos para obligarles a dormir de lado.
  • En personas con obstrucción nasal o sinusitis crónica la utilización de vasoconstrictores nasales puede mejorar los síntomas.
Las opciones terapéuticas son:
  • CPAP (presión positiva continua de la vía aérea; del inglés continuous positive airway pressure). Consiste en la colocación de un aparato (una especie de máscara) que introduce aire a presión dentro de los pulmones durante el sueño. Es el tratamiento de primera elección.
  • Férulas de reposición mandibular. Mantienen la mandíbula y la lengua hacia afuera durante el sueño lo que permite abrir las vías aéreas. Son útiles para reducir los ronquidos pero su eficacia sobre la apnea del sueño es limitada. Son de segunda elección.
  • Válvulas nasales. Son válvulas que se introducen en cada agujero de la nariz y retrasan la expulsión del aire (espiración) con lo que aumentan la presión en la gargante e impiden que la vía aerea se cierre. Pueden ser útiles en casos moderados de apnea y en situaciones donde la utilización de CPAP sea imposible (camping). Algunas personas los encuentran muy incómodos, y en otras el beneficio es escaso.
  • Cirugía. La amigdalectomía (extirpar quirúrgicamente las anginas) puede ser eficaz en niños, pero no en adultos. La cirugía para hacer avanzar la mandíbula (sobre todo la osteotomía máxilomandibular) suele ser útil en pacientes jóvenes y delgados. La traqueotomía solo está indicada en casos muy graves. Todas estas técnicas quirúrgicas deben ser valoradas cuando las medidas previas (CPAP y férulas) no sean eficaces. Las técnicas quirúrgicas sobre la faringe, incluida la uvulopalatofaringoplastia, no han demostrado totalmente su eficacia aunque se pueden utilizar en pacientes seleccionados.

Consejos para la conducción


El riesgo de accidentes de tráfico de estos pacientes es muy elevado. Sin embargo, si siguen un tratamiento correcto, dicho riesgo se equipara al del resto de la población. Es recomendable seguir los siguientes consejos:
  • Evite conducir cuando tenga sueño. No inicie un viaje largo sin haber dormido.
  • Extreme la precaución durante la conducción nocturna.
  • Evite las carreteras monótonas.
  • Evite la temperatura demasiado caliente en el interior del coche.
  • Evite las comidas copiosas y el beber leche caliente.
  • No consuma nada de alcohol ni medicamentos con efecto relajante o que induzcan somnolencia.
  • Las bebidas con cafeína no mejoran apreciablemente el estado de alerta.
  • Haga numerosas paradas.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.