Sarcoidosis, ¿qué es?
La sarcoidosis es una
enfermedad sistémica caracterizada por la acumulación de granulomas no caseificantes, formados por linfocitos T y macrófagos, que distorsionan la estructura tisular del órgano donde asientan y
alteran su función. Esta enfermedad afecta a
múltiples órganos del cuerpo, principalmente a los
pulmones y los ganglios linfáticos, aunque también puede implicar a la piel, ojos, articulaciones, hígado o corazón.
Causas de la sarcoidosis
La sarcoidosis puede afectar a cualquier tipo de persona y etnia, aunque predomina en
adultos entre 20 y 40 años. La causa de la enfermedad aún se desconoce, pero se han barajado distintas posibilidades, como
agentes infecciosos -virus, microbacterias y hongos-,
ambientales y genéticos.
La sarcoidosis se asocia a una respuesta inmune anormal, aunque
se desconoce por qué se desencadena esta reacción.
Síntomas de la sarcoidosis
Muchos pacientes
no refieren ninguna molestia de la enfermedad de la sarcoidosis y son diagnosticados de forma fortuita por otro motivo. Sin embargo, la mayoría de los pacientes padecen síntomas generales como
cansancio, pérdida de apetito y de peso o fiebre.
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Un gran número de enfermos sufre dolor retroesternal, tos y dificultad para respirar, dada la frecuente afectación pulmonar que produce la enfermedad.
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En un 25 por ciento de los casos aparecen lesiones cutáneas inespecíficas o específicas como el lupus pernio, unas lesiones violáceas induradas localizadas en mejillas, nariz, labios y orejas.
Diagnóstico y tratamiento de la sarcoidosis
La enfermedad de la sarcoidosis
remite o mejora en muchos pacientes sin tratamiento. Existe una clasificación en cuatro estadios basada en la existencia o no de adenopatías hiliares o afectación pulmonar, que permite predecir en cierta medida la evolución. No hay pruebas específicas para el diagnóstico ni tampoco ninguna que permita establecer claramente la evolución de la enfermedad, de ahí la necesidad de
realizar seguimientos periódicos del paciente.
El tratamiento se basa fundamentalmente en el uso de corticoides. El paciente en un inicio puede ser
observado sin tratamiento. El tratamiento corticoideo debe iniciarse ante
síntomas oculares severos, afectación neurológica, sarcoidosis cardiaca, hipercalcemia o enfermedad pulmonar progresiva. Otras opciones de tratamiento incluyen el
metotrexato y la hidrocloroquina.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.