En el estómago se fabrica una gran cantidad de ácido para poder digerir los alimentos. Las paredes del estómago están acostumbradas a dicho ácido. Sin embargo, las
paredes del esófago (el conducto que une la boca con el estómago) no están preparadas para contactar con el
ácido.
Por este motivo disponemos de una válvula, llamada
cardias, que cierra la conexión entre esófago y estómago, impidiendo que la comida y el ácido que se encuentran en el estómago regresen de vuelta hacia el esófago. El reflujo gastro-esofágico se produce cuando, a pesar de todo,
parte del contenido del estómago regresa hacia el esófago o hacia la boca.
Causas del reflujo gastroesofágico
Las causas de esta enfermedad del sistema disgestivo son:
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La presencia de una hernia de hiato.
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La incompetencia del cardias. El cardias no se cierra adecuadamente por motivos desconocida en la mayoría de las ocasiones.
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El embarazo.
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El tabaquismo.
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La utilización de diversas medicinas que reducen el tono del cardias disminuyendo su eficacia:
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Anticolinérgicos (buscapina®, algunos antidepresivos).
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Beta-adrenérgicos (algunas medicinas que se usan como vasoconstrictores nasales).
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Nitratos (utilizados para el tratamiento de la angina de pecho).
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Calcioantagonistas (utilizados para el tratamiento de la hipertensión arterial o la angina de pecho).
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Inhibidores de la fosfodiesterasa (utilizados para el tratamiento de la disfunción eréctil y el tratamiento de la EPOC).
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Aspirina o anti-inflamatorios.
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La presencia de diversas enfermedades, como esclerodermia y algunas enfermedades musculares.
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El daño del cardias por una cirugía previa.
Síntomas del reflujo gastroesofágico ¿Qué se siente?
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Ardor y dolor de estómago.
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Ardor que sube por el pecho, por detrás del esternón, hasta la boca (pirosis). Si es muy intenso, el dolor puede llegar hasta el cuello, la mandíbula o los lados del pecho.
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Regurgitación, es decir, la vuelta de alimentos hacia la boca.
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Dolor al tragar (suele indicar que se ha producido una esofagitis).
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Dolor torácico que puede hacer sospechar en una angina de pecho.
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Sequedad de boca, sobre todo por las mañanas.
La pirosis, el dolor o la regurgitación suelen aparecer o ser más intensos al agacharse o tumbarse y empeoran después de las comidas.
¿Cuáles son las complicaciones?
El reflujo gastro-esofágico puede favorecer la aparición de otras enfermedades como:
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Esofagitis. Es la inflamación del esófago como consecuencia del paso de contenido ácido desde el estómago.
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Tos crónica por irritación de la garganta por el contenido ácido del estómago.
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Episodios de asma.
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Faringitis, laringitis o bronquitis de repetición, por irritación de la garganta, la laringe o los bronquios por el contenido ácido del estómago.
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Aspiración de contenido digestivo hacia las vías respiratorias con desarrollo de neumonía.
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Esófago de Barrett. Una alteración de la pared del esófago que puede asociarse al desarrollo de cáncer de esófago.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de reflujo gastro-esofágico se puede realizar mediante un
estudio esófago-gastro-duodenal. En este estudio se traga papilla de bario y, después de un tiempo, se coloca al paciente en una camilla que se balancea hacia detrás, quedando el paciente ligeramente boca abajo, observándose si parte de la papilla administrada regresa hacia el esófago.
La mejor opción para el diagnóstico es realizar una
esofagoscopia que, además de visualizar el esófago, permite ver si existe alguna complicación, como una esofagitis.
En algunos pacientes en los que estas pruebas no demuestran que exista reflujo gastro-esofágico pero en los que los datos clínicos sean muy sugestivos, se puede realizar una
pHmetría esofágica, para ver si aumenta la acidez del esófago (y por tanto demostrar que efectivamente hay paso de ácido hacia el esófago) en algún momento del día.
¿Es hereditario?
El reflujo gastro-esofágico
no es hereditario.
Tratamiento para el reflujo gastroesofágico
Existe una serie de recomendaciones para el paciente con esta enfermerdad del sistema digestivo.
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Realizar una dieta baja en grasas y evitar el consumo de chocolate, té café, picantes, ajo, cebolla, salsas de tomate, menta, zumo de naranja, bebidas con gas y alcohol.
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Evitar beber mucho líquido con las comidas.
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No llevar ropa o cinturones que aprieten demasiado el abdomen dado que favorecen el reflujo gastro-esofágico.
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Esperar para acostarse por lo menos dos horas después de haber comido.
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Dormir con el cabecero de la cama elevado.
Además se pueden recomendar
inhibidores de la secreción de ácido por el estómago (tipo cimetidina u omeprazol), antiácidos (tipo almax® o maalox®) o medicinas que favorecen el vaciado del estómago (tipo primperam® o motilium®).
La
cirugía está indicada en pacientes con síntomas que no responden al tratamiento con medicinas, o en aquellas personas que precisan el tratamiento de forma continuada.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.