Se llama
diverticulosis a la
aparición de pequeñas herniaciones de la pared del colon (intestino grueso), es decir, pequeños saquitos, generalmente múltiples, que salen hacia fuera de la pared del colon. Los divertículos aparecen fundamentalmente en el sigma, la parte final del colon cercana al ano, aunque pueden encontrarse en todo el colon. La diverticulosis es una enfermedad muy frecuente que se asocia con la edad avanzada. Aproximadamente la mitad de las personas mayores de 60 años tiene divertículos, aunque solo 1 de cada 5 personas con divertículos desarrolla algún tipo de síntoma a lo largo de su vida.
¿Cuáles son las causas de la diverticulosis?
Sus causas no se conocen, si bien se piensa que el estreñimiento, las dietas pobres en fibra y la falta de ejercicio pueden favorecer su aparición.
¿Qué síntomas produce?
Los divertículos habitualmente no producen síntomas y suelen ser un hallazgo casual al realizar un colonoscopia, una
rectosigmoidoscopia o un
enema opaco por cualquier otro motivo.
Algunas personas tienen molestias abdominales inespecíficas y es difícil saber si las molestias son realmente debidas a los divertículos o a que tienen un colon irritable asociado. En estos casos, puede haber diarrea o estreñimiento, sensación de gases (
flatulencia) y episodios de dolor, generalmente localizados en la parte inferior izquierda del abdomen.
Sin embargo, en algunos pacientes con divertículos pueden producirse las siguientes complicaciones:
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Sangrado con las heces (hematoquecia o rectorragia). La causa más frecuente de hematoquecia en mayores de 60 años es la presencia de divertículos. Los pacientes con hipertensión arterial, con arteriosclerosis, o los que toman antiinflamatorios, son los que tienen más riesgo de sangrar. La mayoría de los sangrados por divertículos son de escasa cantidad y desaparecen solos si dejamos en reposo al intestino. Si el sangrado es importante, puede ser controlado mediante la realización de una colonoscopia y la cauterización (quemado) de la zona. Si el sangrado es masivo puede ser necesario realizar un cateterismo, poner contraste en la arteria (angiografía) para localizar el lugar de sangrado y taponar la arteria para que el sangrado ceda. Si el sangrado se repite, o si persiste tras realizar las pruebas previas, puede ser necesario operar y quitar una parte del colon.
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Diverticulitis no complicada. Se llama así a la inflamación de uno o varios divertículos. Puede producir fiebre, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor en la parte baja izquierda del abdomen, y ausencia de emisión de heces. Puede ser tratada con antibióticos y reposo del intestino sin necesidad de operar. Un 75% (3 de cada 4) episodios de diverticulitis son “no complicadas”.
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Diverticulitis complicada. Es una diverticulitis que se complica con:
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Un absceso, una colección de pus encerrada dentro de una especie de bolsa donde los antibióticos pueden no llegar adecuadamente por lo que a veces se precisa operar.
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Una infección de la sangre (sepsis) por el paso a la sangre de bacterias procedentes del intestino.
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Una perforación intestinal, la cual da lugar a una peritonitis que requiere una operación de urgencia.
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Una fístula, es decir, la creación de un trayecto (un pequeño camino), que une el colon con otra zona con la que no debería estar conectado, por el que puede pasar el pus, las heces o aire. Las fístulas pueden comunicar el colon con la piel, la vagina o la vejiga.
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A veces, tras una complicación puede quedar un estrechamiento del colon.
Las diverticulitis complicadas requieren casi siempre una intervención quirúrgica.
¿Cuál es el pronóstico de la diverticulosis?
Como ya se ha comentado, la mayoría de personas con divertículos no presentan ninguna sintomatología. Uno o dos de cada 10 pacientes con divertículos pueden sangrar en algún momento de su vida, si bien el sangrado suele ser leve. En la mayoría de las personas que tienen un episodio de diverticulitis, este puede ser controlado con antibióticos sin requerir una operación. Dos de cada 3 personas que hayan tenido un primer episodio de diverticulitis pueden presentar en el futuro molestias abdominales o desarrollar un nuevo episodio de diverticulitis. Tras dos episodios de diverticulitis el riesgo de complicaciones futuras es bastante alto, por lo que se suele recomendar operar para quitar los divertículos.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
El diagnóstico de los divertículos puede hacerse mediante
colonoscopia, rectosigmoidoscopia o enema opaco.
Cuando se sospecha que un dolor abdominal es debido a una diverticulitis, es decir, a una inflamación aguda de un divertículo, está contraindicado hacer un enema opaco o una colonoscopia por un riesgo alto de perforación intestinal. En estas circunstancias, la mejor prueba para diagnosticarlo es realizar de forma urgente un
TAC abdominal.
Varias semanas después de pasada una diverticulitis se debe realizar un enema opaco o una colonoscopia para evaluar la extensión de la diverticulosis y para descartar que exista un cáncer de colon asociado.
¿Cuál es el tratamiento de la diverticulosis?
Los divertículos que no producen síntomas no se tratan de ninguna manera, salvo la recomendación de seguir una dieta rica en fibra o asociar medicamentos que aumentan el volumen de las heces,
Psyllium (Plantaben®, Metamucil®) o
metilcelulosa (Muciplazma®). Tradicionalmente se ha sugerido evitar el consumo de palomitas y frutos secos por la posibilidad de favorecer el desarrollo de diverticulitis, sin embargo no existen evidencias científicas para recomendar que no se tomen.
La diverticulitis debe tratarse con reposo intestinal (dieta absoluta seguida de dieta pobre en residuos) y con antibióticos. Los antibióticos pueden darse por vía oral en casos de diverticulitis leve (dolor escaso y sin fiebre) o por vena si la diverticulitis es más grave.
La intervención quirúrgica, siempre que el riesgo quirúrgico no sea muy alto, debe realizarse en:
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Pacientes con diverticulitis que no responden al tratamiento con antibióticos.
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Pacientes con diverticulitis complicada (absceso, peritonitis).
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Pacientes con episodios repetidos de diverticulitis, para quitar los divertículos y evitar así nuevas infecciones.
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Pacientes jóvenes, entre 40 y 50 años, tras un primer ataque de diverticulitis. En las personas jóvenes los ataques de diverticulitis suelen ser más graves y con más riesgo de complicaciones.
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Pacientes con sangrado frecuente o masivo desde los divertículos.
En la diverticulosis no complicada, la operación consiste en quitar el trozo del colon con los divertículos, bien por laparoscopia bien por el método tradicional abriendo el abdomen. En la diverticulosis complicada la operación no se realiza por laparoscopia. Existen diversos tipos de intervención quirúrgica en función de cuál sea la complicación, dónde se sitúa, el número de divertículos y la situación clínica del paciente.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.