La
disfunción de la articulación temporomandibular se refiere a la presencia de
dolor crónico en la mandíbula, generalmente en un único lado (unilateral), sobre los músculos maseteros, como consecuencia de enfermedades en la articulación temporomandibular, en los ligamentos o en los músculos.
La causa más frecuente es, sin lugar a dudas, el dolor de causa muscular, formando parte de los denominados síndromes de dolor miofascial que afectan a los músculos de la masticación, una entidad íntimamente asociada con la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica y otros síndromes somáticos funcionales. Probablemente se produce por la utilización continua e inconsciente de los músculos de la masticación. Aparece más frecuentemente en mujeres jóvenes.
¿Cuáles son las causas de la disfunción de la articulación temporomandibular?
Las causas de la disfunción de la articulación temporomandibular
pueden ser múltiples:
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Enfermedades de la articulación (artrosis, artritis reumatoide).
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Traumatismos.
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Estrés con continuo rechinamiento de los dientes.
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Bruxismo (apretar mucho los dientes) durante la noche.
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Alteraciones en la mordida (la forma en que mordemos o masticamos).
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Alteraciones posturales que hacen que mantengamos el cuello en tensión.
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Mal descanso nocturno.
¿Qué síntomas produce esta disfunción?
La disfunción de la articulación temporomandibular consiste en un
dolor subagudo o preferentemente crónico de los músculos maseteros, los utilizados para masticar. En general aparece en un único lado de la mandíbula aunque puede ser bilateral y puede extenderse hacia el oído, la parte de detrás de la oreja y hacia la parte posterior del cuello. En ocasiones el dolor es localizado únicamente en el oído. El dolor empeora al masticar y en situaciones de mayor estrés. Los pacientes suelen referir la presencia de
chasquidos o roces en la articulación temporomandibular. Pueden tener también dificultad para abrir la boca, dificultad para masticar o hinchazón en una parte de la cara.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad?
No existe ninguna prueba diagnóstica específica de la disfunción de la articulación temporomandibular. En ocasiones la exploración muestra dolor a la palpación de los maseteros, asimetría de la cara o desviaciones de la mordida al abrir o cerrar la boca.
Las radiografías suelen ser normales, si bien en ocasiones deben hacerse para descartar problemas de los dientes o de las muelas. En los casos muy graves puede estar indicada la realización de una
resonancia magnética nuclear (RMN) para ver la articulación con detenimiento.
El dolor localizado a ese nivel debe diferenciarse de enfermedades de las muelas (como flemones), enfermedades de las glándulas salivales, enfermedades de la articulación por artrosis o artritis reumatoide, etc. Por todo ello suele ser conveniente una valoración por un dentista o por un cirujano máxilofacial.
¿Cuál es el pronóstico de los afectados?
La mayoría de los pacientes con disfunción de la articulación temporomandibular presentan estas molestias de forma crónica, alternado fases de más molestias con fases de menos molestias e incluso con fases de desaparición de los síntomas.
¿Cuál es el tratamiento de la disfunción de la articulación temporomandibular?
El tratamiento de la disfunción de la articulación temporomandibular incluye:
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Evitar las situaciones que empeoren los síntomas: reducir el estrés, reducir el consumo de café, té, cola, chocolates y descongestivos nasales para evitar nerviosismo.
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Consultar con un dentista o un cirujano máxilofacial para descartar problemas mecánicos de mordida cuando la enfermedad afecte de forma importante al paciente, sea muy prolongada en el tiempo o se asocie con asimetría facial, limitación de la apertura de la boca o chasquido al abrirla.
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Colocar una férula para evitar apretar los dientes durante la noche. No están indicadas en pacientes con síndrome de apnea del sueño.
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Tomar comidas blandas.
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Mejorar la postura (no apoyar el mentón sobre la mano, no coger el teléfono entre el hombro y la oreja, etc.).
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Realizar ejercicios mandibulares.
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Utilizar técnicas de relajación.
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Aplicación de compresas o bolsas frías sobre la zona.
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Utilizar anti-inflamatorios o analgésicos cuando sea preciso.
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Utilizar relajantes musculares cuando sea preciso.
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Tomar antidepresivos al acostarse.
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Se han intentado con éxito irregular la aplicación de láser, onda corta y TENS.
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Inyección de anestésicos y/o corticoides en los músculos maseteros.
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Inyección de toxina botulínica en los maseteros.
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En situaciones desesperadas puede intentarse la cirugía mediante artroscopia para retirar el menisco de la articulación, romper posibles adherencias y/o proceder al lavado de la articulación.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.