¿Qué es un despistaje de cáncer de mama?
Un
despistaje de cáncer de mama consiste en la realización de una serie de pruebas dirigidas a detectar un
cáncer de mama en una fase temprana, lo cual permitirá una mayor probabilidad de curación futura. Las indicaciones de despistaje de cáncer de mama varían de unos países a otros y, en el nuestro, de unas Comunidades Autónomas a otras. En general se puede recomendar:
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Palpación (autoexploración mamaria). Si bien existen dudas sobre si la autoexploración mamaria reduce la mortalidad por cáncer de mama, parece razonable recomendar su realización una vez al mes en todas las mujeres.
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Mamografía (radiografía de la mama). Numerosos estudios han demostrado que la realización de mamografías se asocia con una reducción de la mortalidad por cáncer de mama. Se recomienda su realización en todas las mujeres mayores de 50 años, cada año o cada 2 años. En las mujeres entre 40 y 50 años también se asocia con una reducción de la mortalidad, si bien el número de bultos detectados que resultan no ser un cáncer (falsos positivos) es muy superior. Las mamografías deben realizarse hasta que las expectativas de vida de la mujer sean inferiores a 10 años, en general hasta los 70-75 años de edad.
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RMN mamaria. Se recomienda en:
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Mujeres portadoras de las mutaciones BRCA-1 y BRCA-2 o sus familiares de primer grado.
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Historia de radiación a las mamas entre los 10 y los 30 años.
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Un riesgo de cáncer a lo largo de la vida superior al 20% de acuerdo a diferentes estudios genéticos.
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Historia de síndromes asociados con un mayor riesgo de cáncer de mama (síndrome de Li-Fraumeni, Síndrome de Cowden y síndrome de Bannayan-Riley-Ruvalcaba).
Todas las pruebas anteriormente comentadas conllevan un número significativo de falsos positivos y de falsos negativos:
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Falso positivo. Se detecta un bulto sospechoso de ser canceroso con cualquiera de las pruebas, y tras analizarlo y biopsiarlo, se demuestra que en realidad es benigno (no es cáncer). Se estima que tan solo 1 de cada 10 bultos estudiados son malignos (cancerosos).
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Falso negativo. Aparentemente las pruebas están todas bien pero al poco tiempo aparece un cáncer de mama.
La gran cantidad de falsos positivos de estas pruebas ha llevado a que algunas personas cuestionen la
idoneidad de realizar mamografías de control a todas las mujeres y a cuestionar su frecuencia. La mayoría de los bultos mamarios encontrados en la mamografía no son realmente malos (cancerosos) y su investigación conlleva un gasto económico significativo, un susto innecesario para la mujer estudiada y potenciales efectos secundarios derivados de las exploraciones y biopsias a las que se las somete. A pesar de todo ello, no quedan dudas de que las mamografías permiten detectar tumores de forma precoz, aumentando así las probabilidades de curación.
Prevención del cáncer de mama
La administración de determinados
medicamentos para prevenir el cáncer de mama están en continuo debate. Diversos estudios han demostrado que el
tamoxifeno y el
raloxifeno (medicamentos antiestrógenos), y más recientemente en
anastrozol (un inhibidor de la aromatasa), disminuyen las posibilidades de desarrollar un cáncer de mama aproximadamente a la mitad. Sin embargo, estos medicamentos se asocian a un mayor riesgo de trombosis venosa, cáncer de endometrio y cataratas. Por todo ello, a la hora de realizar recomendaciones sobre su uso, se debe valorar adecuadamente el beneficio que supone tomarlos frente a los riesgos que pueden tener. Por todo ello, grupos de expertos sugieren valorar de forma individualizada la idoneidad de tratar con alguno de estos medicamentos durante 5 años a:
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Las mujeres de más de 60 años sin un diagnóstico previo de cáncer de mama.
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Las mujeres con neoplasia lobular de mama.
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Las mujeres mayores de 35 años sin un diagnóstico previo de cáncer de mama pero con un alto riesgo de padecerlo (riesgo mayor del 3% en los siguientes 5 años).
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Las mujeres con cáncer de mama para evitar la aparición de un cáncer en la mama contralateral. Aproximadamente 1 de cada 200 mujeres con cáncer de mama desarrollan cada año un cáncer en la mama contraria. El tamoxifeno y el raloxifeno reducen el riesgo de desarrollar cáncer en la mama contralateral.
Los factores que se asocian con un mayor riesgo de cáncer de mama son:
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Una mayor exposición a estrógenos (hormonas sexuales femeninas) a lo largo de la vida. Por este motivo, estos 3 factores son los que tienen un mayor impacto sobre el riesgo de que una mujer desarrolle un cáncer de mama:
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Menarquia (primera regla) a una edad temprana.
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Ausencia de embarazos o embarazos a edades tardías.
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La edad avanzada.
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La historia de cáncer de mama o de cáncer de ovario en un familiar directo.
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La obesidad. En el tejido graso existe una enzima llamada aromatasa que se encarga de la formación de estrógenos. Por tanto a mayor obesidad, mayor producción de estrógenos y mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
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El consumo de alcohol.
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Probablemente un alto consumo de calorías y de grasa.
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La toma de anticonceptivos. Parece que se asocia con un pequeño incremento del riesgo de cáncer de mama, si bien protegen frente al cáncer de ovario y frente al cáncer de endometrio.
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La radiación a edades jóvenes, bien por hacerse múltiples radiografías o por radioterapia como consecuencia de alguna enfermedad.
Existen calculadoras que, considerando los factores previos, realizan una estimación del riesgo futuro para desarrollar un cáncer de mama:
http://www.cancer.gov/bcrisktool/ (en inglés). Se consideraría que el riesgo es alto, susceptible de valorar tratamiento preventivo, si supera el 3% en los siguientes 5 años. A pesar de ello, la mayoría de cánceres de mama se producirán en mujeres cuyo riesgo estimado no es alto y, al revés, muchas de las mujeres con riesgo alto nunca desarrollarán un cáncer de mama.
Las mujeres con mutaciones genéticas asociadas con cáncer de mama deben ser evaluadas por el médico para planear una estrategia de prevención, en general la realización de pruebas minuciosas, como la RMN de mama, que permitan detectar de forma temprana la presencia de un cáncer. La eficacia del
tratamiento con antiestrógenos en estas poblaciones está en estudio. Existen datos que sugieren que algunas mujeres portadoras de los genes
BRCA1 y
BRCA2 podrían beneficiarse de estos tratamientos.
El tratamiento preventivo debe evitarse en aquellas mujeres que deseen quedarse embarazadas, en las fumadoras y en las que tienen antecedentes de trombosis venosa profunda, embolia de pulmón, ictus o ataque isquémico transitorio.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.