La cavidad pleural es el espacio virtual que se encuentra entre la pleura visceral (el tejido que recubre al pulmón) y la pleura parietal (el tejido que recubre por dentro a la cavidad torácica). Este espacio es habitualmente minúsculo con una escasa cantidad de líquido en el pequeño espacio existente. Sin embargo este espacio puede llenarse de aire (neumotórax) o de líquido (derrame pleural) en diversas circunstancias.
Un
derrame pleural consiste por tanto, en la
entrada de líquido en la cavidad pleural. En función de la cantidad de líquido acumulado, el pulmón puede colapsarse o no y funcionar peor. Los derrames pleurales pueden tener infinidad de causas y generalmente se dividen en:
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Trasudados. Cuando el líquido del derrame está formado fundamentalmente por agua.
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Exudados. El líquido de la pleura es la consecuencia de una inflamación.
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Empiema. Hay pus en la cavidad pleural.
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Hemotórax. Se debe a la presencia de sangre en la cavidad pleural.
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Q uilotórax. Hay líquido linfático en la cavidad pleural.
Causas del Derrame pleural
En función del tipo de derrame las causas pueden ser unas u otras:
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Trasudados. Se pueden producir en el contexto de:
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Insuficiencia cardiaca (la causa más frecuente de derrame pleural).
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Enfermedades que reduzcan las proteínas de la sangre, como algunas enfermedades del riñón.
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Infecciones pulmonares como neumonías, bronquiectasias infectadas o abscesos de pulmón (son la causa más frecuente de exudado pleural).
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Pleuritis. Una de las causas más frecuentes en nuestro país es la pleuritis por tuberculosis.
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Algunas enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, etc.
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Cáncer de la pleura o cánceres de cualquier otra localización, sobre todo el cáncer de pulmón.
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Tromboembolismo pulmonar.
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De causa desconocida, probablemente debidos a infecciones por virus. Representan una causa importante de derrame pleural cuya causa no es diagnosticada. Se resuelven de forma espontánea con el tiempo.
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Infecciones pulmonares por bacterias: neumonías o abscesos de pulmón.
¿Qué síntomas produce el derrame pleural?
En la mayoría de las ocasiones los derrames pleurales no producen síntomas. En estas circunstancias los síntomas proceden de la enfermedad responsable del derrame. En otras ocasiones el derrame puede producir dolor en un costado, asociado o no a dificultad respiratoria
(disnea). El dolor puede aumentar al respirar hondo, al toser o al estornudar. Pueden acompañarse de tos e hipo. En función de la causa del derrame puede haber fiebre y otros síntomas.
¿Cómo se diagnostica?
La existencia de un derrame pleural se sospecha por los síntomas del paciente y al auscultar el pulmón, y se confirma al realizar una radiografía del tórax. Si las causas del derrame no son evidentes es necesario realizar una
toracocentesis, es decir, pinchar entre dos costillas con una aguja y extraer líquido del derrame (líquido pleural) para mandarlo a analizar. Esto nos permitirá saber si se trata de un trasudado, un exudado, un empiema, un
hemotórax o un
quilotórax. Además, nos permitirá enviarlo para cultivo y ver si existe algún microorganismo responsable del derrame y para ver células malignas en caso de que se trate de un cáncer. Muchas veces es necesario realizar una
gasometría para conocer la oxigenación de la sangre y un
TAC del tórax para ver si existen otras alteraciones además del derrame pleural. Cuando a pesar de todas estas pruebas no se llega a ningún diagnóstico puede ser necesario realizar una biopsia pleural a ciegas o dirigida mediante una
toracoscopia.
¿Pueden prevenirse?
Un derrame pleural no puede prevenirse.
¿Cuál es su pronóstico?
El pronóstico del derrame pleural depende de la causa responsable del mismo.
¿Cuál es el tratamiento del derrame pleural?
El tratamiento del derrame pleural es el tratamiento de la enfermedad responsable.
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Trasudados. En general requiere la administración de diuréticos (medicinas para orinar) para que el líquido vaya saliendo lentamente de la pleura.
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Exudados. El tratamiento es el de la enfermedad responsable.
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Empiema. Si existe pus en la cavidad pleural siempre debe de ser extraído. Para ello se debe realizar una toracocentesis, colocando un tubo de drenaje entre dos costillas. El tubo se deja conectado a un aparato que recoge el pus y evita que pueda entrar aire en el espacio pleural.
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Hemotórax. La sangre también debe ser siempre extraída con la colocación de un tubo de drenaje (toracocentesis).
Si el derrame está comprometiendo mucho la capacidad respiratoria, también puede extraerse líquido en los trasudados y en los exudados para que mejore la respiración del paciente. Sin embargo, salvo en los empiemas y en los hemotórax, no existe necesidad de extraer todo el líquido de la pleura. En algunos pacientes en los que no se llega a conocer la causa del derrame, es necesario realizar revisiones a lo largo del tiempo. En la mayoría de las ocasiones el derrame desaparece solo y se piensa que se debe a una infección por virus.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.