Mediante estos procedimientos se puede operar cualquier defecto de refracción, solo hay que elegir la técnica más adecuada en función de diferentes factores, como la edad, la graduación, las condiciones del ojo, etc.
- Delante del cristalino: Lentes de contacto implantables (ICL) o lentes intraoculares fáquicas.
- Sustituyendo el cristalino por una lente artificial de distinta potencia, lo que se denomina lentes intraoculares (IOL) o lensectomía refractiva.
LASIK. Es la abreviatura en inglés de “Laser assisted in situ keratomileusis” que puede traducirse como Queratomileusis in situ asistida por láser. Es la técnica más utilizada actualmente en cirugía refractiva, tras veinte años de aplicación. Está indicada en miopías altas, moderadas y leves, asociadas o no a astigmatismo, así como en hipermetropías con o sin astigmatismo.
El Lasik moldea la zona central de la córnea para que adquiera la curvatura ideal para enfocar adecuadamente las imágenes en la retina. La cirugía Lasik corrige el defecto de refracción existente en el momento en el que se realiza la intervención. Por este motivo, se recomienda recurrir a la cirugía cuando la graduación se haya estabilizado. Mientras siga aumentando, no es recomendable intervenir porque, con casi total seguridad, el defecto refractivo volverá a aparecer. Para la operación con Lasik, los pacientes deben interrumpir el uso de lentillas al menos 7 días antes de la primera consulta si estas son rígidas o semirrígidas. Si las lentes de contacto son blandas, con tres días será suficiente.
La técnica consiste en apartar lateralmente una delgada lámina de la parte superficial de la córnea, dejando libre la zona en la que se aplicará el láser, y moldear la zona intermedia, corrigiendo la graduación necesaria. Para apartar la lámina superficial, del tamaño de una lentilla, se comenzó utilizando un instrumento diseñado para esta cirugía llamado microqueratomo, aunque en la actualidad se emplea el láser femtosegundo. La delgada lámina separada mediante el láser femtosegundo está dotada de una bisagra, y contiene en su espesor epitelio, membrana de Bowman y estroma corneal superficial. Después se aplica otro tipo de láser (láser excimer) que contiene la información sobre la graduación del paciente y que es el encargado de moldear la capa intermedia de la córnea. Este actúa entre 5 y 45 segundos, modificando la forma de la córnea, recolocándose posteriormente la capa despegada. No precisa puntos de sutura ya que la adherencia se produce de forma natural.
La cirugía se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico y el tiempo de recuperación suele ser de un día. Las principales ventajas de la técnica LASIK son la rápida recuperación de la visión, las pocas molestias que genera y que puede tratar miopías elevadas. Permite tratar los dos ojos el mismo día, así como realizar correcciones antes del primer año de la cirugía levantando la capa corneal y remodelando la córnea. Produce menos halos que el PRK y no precisa gotas antiinflamatorias continuas. El láser Excímer actúa exclusivamente en la parte exterior del ojo y nunca afecta al interior del ojo.No es una cirugía dolorosa ni durante ni después de la operación de miopía, aunque la mayor parte de las personas refieren una sensación de presión o una ligera molestia en las horas posteriores a la cirugía.
Una comparación retrospectiva a diez años entre PRK y LASIK, en pacientes con miopías moderadas, fue ligeramente más favorable al LASIK.
Queratomileusis sub-Bowman (SBK). Es una variante de la técnica LASIK en la que se crea una capa muy delgada en el estroma corneal justo por debajo de la membrana de Bowman. Las ventajas que presenta en el postoperatorio inmediato al comparar con las técnicas de ablación son que las molestias son menores y que la visión es mejor. La agudeza visual también es superior al mes de la intervención, sin que se encuentran diferencias con las técnicas de ablación a los tres meses de la cirugía. Su ventaja principal respecto al LASIK es la mayor estabilidad biomecánica de la córnea, la disminución de la incidencia de queratocono yatrogénico y la disminución de la incidencia de ojo seco.
FLEX y SMILE (Small Microinvasive Lenticule Extraction). En esta técnica a diferencia del LASIK no es necesario la realización del flap corneal. No se utiliza el láser excimer, solo se emplea el láser femtosegundo. En FLEX, el láser femtosegundo crea, en un solo paso, una capa corneal (de diámetro inferior a la generada con LASIK) y una lentilla refractiva. Tras retirar la lentilla se vuelve a colocar la capa corneal. La variante SMILE elimina la capa corneal y extrae la lentilla a través de una pequeña incisión. Al necesitar una incisión de 2-3 mm, menor que en LASIK o Femto-LASIK, podría tener una menor incidencia de ojo seco. Es una técnica segura y una alternativa eficaz al LASIK y al PRK. Debido a que el procedimiento SMILE es menos invasivo no altera los nervios corneales ni la biomecánica corneal entre otras ventajas. Sin embargo, algunos estudios indican que la recuperación visual es más lenta (inherente a la técnica) y que los retratamientos pueden ser más complejos.
PRK. Es la abreviatura en inglés de “Photorefractive Keratectomy” que se traduce como Queratectomía fotorrefractiva. Sus indicaciones son las mismas que las de Lasik pero permite operar a pacientes que no son buenos candidatos para el Lasik por tener córneas demasiado finas (que no permiten despegar una lámina corneal), irregularidades en la córnea o signos de sequedad ocular. Está indicada en miopías bajas y moderadas, miopías asociadas a astigmatismo e hipermetropías moderadas y bajas sin astigmatismo.
La PRK no requiere despegar una lámina corneal, únicamente retira el epitelio de la córnea que recubre la zona a intervenir para conseguir mayor precisión al trabajar (generalmente con alcohol diluido al 20%). Después el láser excímer se centra sobre el área pupilar para tallar una lente de la potencia necesaria. Al terminar se devuelve la lámina despegada a su sitio original colocándose una lente de contacto terapéutica especial para ayudar en la cicatrización del epitelio corneal (tres o cuatro días). Se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico. En el preoperatorio se pueden instilar antibióticos o antisépticos tópicos en el ojo que se va a intervenir para prevenir el riesgo de infección, e igualmente se pueden aplicar también gotas de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), con objeto de reducir el dolor postoperatorio. Se debe tratar con antibióticos tópicos hasta dos o tres días después de que el epitelio haya cicatrizado. Los antiinflamatorios esteroideos deben mantenerse durante los tres primeros meses. El procedimiento es más doloroso y cicatriza más lentamente que el Lasik. Posee la ventaja de que la córnea queda más resistente, con menos riesgos ante posibles traumatismos oculares, por lo que puede ser aconsejable para ciertos deportes y profesiones que puedan predisponer al desplazamiento de la lámina corneal. En general presenta menos complicaciones y menos riesgos de fracaso que el Lasik. El resultado final es idéntico al del Lasik e, incluso en algunos casos, con mayor calidad visual final.
Durante el postoperatorio inmediato, los pacientes pueden experimentar lagrimeo abundante, fotofobia, visión borrosa y molestias. En ocasiones, los pacientes necesitan analgesia oral por dolor.
La agudeza visual suele fluctuar durante los primeros meses, estabilizándose alrededor de los tres meses. Durante el primer mes post-cirugía es frecuente la percepción de destellos, halos y sintomatología de ojo seco que suele disminuir o desaparecer por completo antes de los seis meses. El seguimiento de los pacientes es variable pero pueden recomendarse revisiones al día, a los tres días y a la semana de la intervención, así como a los 1, 2, 3, 4, 6, 9, 12, 18, y 24 meses.
LASEK. Es la abreviatura en inglés de “Laser epithelial keratomileusis” que se traduce como Queratomileusis epitelial in situ asistida por láser. Es una modificación de la técnica PRK que intenta preservar el epitelio. Sus indicaciones son las mismas que las de Lasik y su rango de corrección abarca entre + 4.00 dioptrías y – 8.00 dioptrías. Permite operar a pacientes que no son buenos candidatos para el Lasik por tener córneas demasiado finas (que no permiten despegar una lámina), irregularidades en la córnea o signos de sequedad ocular. Posee la ventaja de que la córnea queda más resistente, con menos riesgos ante posibles traumatismos oculares, por lo que puede ser aconsejable para ciertos deportes y profesiones que puedan predisponer al desplazamiento de la lámina corneal. En general presenta menos complicaciones y menos riesgos de fracaso que el Lasik aunque el procedimiento es más doloroso y cicatriza más lentamente que el Lasik. El tiempo de recuperación es más corto que con la PRK.
En el Lasek se despega una delgadísima capa de células de la zona más externa de la córnea mediante una solución alcohólica, la cual se despega, se levanta y se pliega, manteniéndola unida a la superficie corneal por medio de una bisagra nasal o superior. El láser talla posteriormente la capa intermedia corrigiendo la graduación necesaria. Al terminar se devuelve la lámina despegada a su sitio original colocándose una lente de contacto especial para ayudar en la cicatrización. No precisa puntos de sutura ya que la adherencia se produce de forma natural. Se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico. Su eficacia es similar a la del LASIK e incluso en algunos casos con mayor calidad visual final. Sus ventajas derivan de que la capa corneal despegada es mucho más fina con LASEK, reduciendo las posibilidades de que se produzca una ectasia corneal. También facilita el manejo de posibles infecciones. Las desventajas respecto a LASIK son:
– La capa corneal, al ser más delgada, puede desplazarse en el postoperatorio generando un dolor intenso.
– La recuperación de la agudeza visual es más lenta.
– Puede generar halos similares a los del PRK en grandes miopes.
Epi-LASIK. Es la abreviatura en inglés de “Laser subepithelial keratomileusis” que se traduce como Queratomileusis subepitelial asistida por láser. Permite operar a pacientes que no son buenos candidatos para el Lasik por tener córneas demasiado finas (que no permiten despegar una lámina corneal), irregularidades en la córnea o signos de sequedad ocular. Posee la ventaja de que la córnea queda más resistente, con menos riesgos ante posibles traumatismos oculares, por lo que puede ser aconsejable para ciertos deportes y profesiones que puedan predisponer al desplazamiento de la lámina corneal. En general presenta menos complicaciones y menos riesgos de fracaso que el Lasik aunque el procedimiento es más doloroso y cicatriza más lentamente que con Lasik. El resultado final es idéntico al del Lasik e, incluso en algunos casos, con mayor calidad visual final. Se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico. Es una técnica híbrida que consiste en despegar una delgadísima capa de la zona más externa de la córnea (en lugar de emplear el alcohol para despegar el epitelio se usa un pequeño bisturí-epiqueratomo-) y tallar posteriormente la capa intermedia con el láser corrigiendo la graduación necesaria. El epitelio se conserva de forma similar al LASEK. Al terminar se puede devolver la lámina despegada a su sitio original o eliminarla colocándose una lente de contacto especial para ayudar en la cicatrización.
Los que modifican la forma de la córnea sin láser:Se ha sugerido que esta técnica produce menos dolor postoperatorio y es menos dañina que la solución alcohólica para las células subyacentes.
- Queratotomía radial (RK). En su momento fue la técnica más utilizada para la corrección de la miopía y del astigmatismo. Utiliza un pequeño bisturí para realizar incisiones escalonadas en la parte externa de la córnea, y corregir el defecto de refacción. Causa mayor malestar y requiere un período de cicatrización más prolongado que el Lasik o la PRK. Se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico. Prácticamente en desuso desde que aparecieron el LASIK y la PRK.
- Queratoplastia conductiva (CK). Emplea el calor suave de la radiofrecuencia para reducir el colágeno de la periferia de la córnea y modificar su forma. El calor comprime a modo de cinturón la parte periférica de la córnea aumentando la curvatura de la porción central de la misma y las imágenes se enfocan adecuadamente sobre la retina. Indicado en hipermetropía y presbicia así como para tratar las complicaciones por correcciones por exceso de la cirugía refractiva de la miopía y de la cirugía refractiva del astigmatismo. Con el tiempo, la córnea tiende a recuperar su forma original por lo que este procedimiento es una solución temporal. Se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico.
- Anillos intracorneales (Intacts®). Son anillos semicirculares de metacrilato, de diferente grosor según el número de dioptrías a tratar. Se implantan en la zona más externa de la córnea a través de una pequeña incisión y modifican su forma por aplastamiento. Como resultado, la córnea adquiere la curvatura adecuada para proyectar las imágenes en la retina y la visión se hace transparente y nítida. No se adhieren a las estructuras internas del ojo y permanecen inmóviles e invisibles a simple vista. Esta técnica es reversible, la córnea vuelve a su forma original en unas semanas al extraer los anillos. Están indicados en:
-Miopías de menos de cuatro dioptrías que no puedan operarse con láser porque la córnea sea muy delgada.
-Pacientes a los que les ha quedado graduación tras cirugía láser y que no pueden reoperarse por no tener suficiente espesor corneal.
-Astigmatismos asociados a queratocono (enfermedad progresiva caracterizada por el adelgazamiento corneal) o a irregularidades corneales.
-Ojo seco que empeoraría con la cirugía láser.
-Pacientes con miopías de menos de cuatro dioptrías que no desean tallar su córnea con láser.
Tras la colocación de los anillos se aplica un punto de sutura que se retira varias semanas después. La intervención dura unos 10-15 minutos y se realiza de forma ambulatoria con colirio anestésico. Las molestias son similares a las de una intervención con láser. Se suele prescribir un tratamiento posterior en forma de gotas oculares y la primera revisión se realiza a las 24 horas de la intervención.
- Los que implantan un tercer sistema de lentes en el ojo: lentes de contacto implantables (ICL) o lentes intraoculares fáquicas (IOL fáquica). Son pequeñas lentes sintéticas, plegables, similares a las lentillas, que trabajan junto al cristalino para corregir la visión. Permiten conservar la esfericidad de la córnea, eliminando la posibilidad de la ectasia corneal postquirúrgica. Además proporcionan mejor visión postoperatoria. Están indicadas para corregir la visión de forma permanente en:
-Miopías, hipermetropías y astigmatismos de gran magnitud en las que la utilización del láser queda limitada.
-Córneas muy delgadas que no permiten la cirugía láser.
-Pupilas grandes, ya que la superficie corneal a tratar con láser puede ser demasiado pequeña en condiciones de oscuridad.
-Ojo seco que empeoraría con la cirugía láser.
Las lentes se inyectan en el ojo a través de una mínima incisión y se despliegan entre el iris y el cristalino. Al final de la intervención se abre un diminuto orificio en el iris (iridotomía) con láser YAG para prevenir que la lente interfiera la circulación de humor acuoso entre el cristalino y el iris y produzca un glaucoma. La incisión se cierra sin necesidad de puntos de sutura. El procedimiento se realiza de forma ambulatoria con anestesia tópica en unos 15 minutos. Se suele intervenir primero un ojo y, unas semanas después, el otro. La lente es invisible y pasa desapercibida. Lo normal es sentir una pequeña molestia el día de la cirugía. Se debe ser riguroso con el tratamiento prescrito por el médico (generalmente gotas oftálmicas) y evitar tocar el ojo el primer día. En caso de problemas pueden ser retiradas o reemplazadas.
Las lentes fáquicas intraoculares se clasifican en:
De cámara anterior: se sitúan en la cámara anterior, entre el iris y la córnea. Mantienen la densidad endotelial de la cornea y la recuperación visual es rápida.
– Apoyadas en el iris
– Apoyadas en el ángulo: en desuso debido a la asociación a complicaciones.
De cámara posterior: son lentes intraoculares de muy pequeño tamaño y biocompatibles con las estructuras del globo ocular. Se implantan mediante una pequeña incisión por delante del cristalino en pacientes sin presbicia con edades inferiores a 45 años.
A pesar de su popularidad, presentan algunas complicaciones como pérdida de células endoteliales, inflamación intraocular crónica, ovalización pupilar, glaucoma por bloqueo pupilar, cataratas, dislocación de la lente intraocular y desprendimiento de retina que requieren consideración. A pesar de todo, los avances tecnológicos están disminuyendo las tasas de complicación y los nuevos diseños de lentes intraoculares están reduciendo el tamaño de las incisiones quirúrgicas y el riesgo de dañar estructuras intraoculares.
Los que sustituyen el cristalino por una lente artificial: implantación de lentes intraoculares (IOL) o Lensectomía refractiva. Son pequeñas lentes sintéticas, plegables, similares a las lentillas, que sustituyen al cristalino cuando éste se extrae. Están indicadas en:
– Pacientes mayores de 45 años (es decir con presbicia) que quieran operarse de miopía o de hipermetropía para prescindir de las gafas de lejos y de cerca.
– Pacientes que van a ser intervenidos de cataratas.
– Pacientes mayores de 50-55 años a los que les resulta muy incómodo depender de las gafas de cerca para casi todo.
Las lentes a implantar pueden ser monofocales, que corrigen la visión a una sola distancia, o multifocales que corrigen en un amplio rango de distancias. Las monofocales pueden necesitar el apoyo de una gafa de poca graduación para la realización de ciertas actividades visuales, sobre todo si existe presbicia o vista cansada. Las lentes multifocales permiten una visión correcta en todas las distancias.
El procedimiento se realiza de forma ambulatoria con anestesia tópica. Para implantarlas se disuelve y aspira el contenido del cristalino, que es reemplazado por la nueva lente. La lente se inserta a través de la misma incisión y no se precisan puntos de sutura. Se suele intervenir primero un ojo y, unas semanas después, el otro.
Tras el implante de una lente intraocular, en algunos pacientes es necesario realizar una corrección con láser para eliminar el astigmatismo (no corregible con estas lentes) y/o corregir el defecto de refracciónresidual.
- Mitomicina-C. La mitomicina-C es un fármaco antitumoral. Se emplea, muy diluido, en diversos procedimientos oftalmológicos. En cirugía refractiva se utiliza para prevenir los efectos postoperatorios de destellos o formación de halos. Se utilizó por primera vez con PRK. Actualmente también se emplea con LASEK y en complicaciones post-LASIK. La mitomicina-C modula la cicatrización. Aunque los primeros resultados indican que su empleo en dosis muy diluidas es seguro y eficaz, todavía no se ha podido comprobar si puede producir efectos secundarios a largo plazo.
- Bioptica. Es un término utilizado para describir la combinación de una cirugía con LIO fáquica o pseudofáquica asociada a un LASIK para tratar el defecto refractivo residual. Se utiliza para tratar niveles extremadamente elevados de defectos de refracción. Los resultados obtenidos hasta la fecha proporcionan altos niveles de previsibilidad, fiabilidad, estabilidad y seguridad.