Diccionario de enfermedades

Cáncer de tiroides

Causas, síntomas y tratamiento del cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides es el cáncer más frecuente del sistema endocrino. Se desarrolla en el tiroides, una glándula que se encuentra en la parte anterior del cuello y que está encargada de secretar las hormonas tiroideas. Es más frecuente a edades avanzadas y en mujeres que en hombres. El número de cánceres de tiroides está aumentando de forma muy significativa en los últimos años probablemente por la realización cada vez más frecuente de ecografías y TACs de la zona del cuello, los cuales detectan cánceres que, en otras circunstancias, no serían identificados.

¿Qué tipos de cáncer de tiroides existen?


En el tiroides puede haber diversos tipos de cáncer pero los más frecuentes son:
  • El cáncer papilar (representa entre el 70 y el 90% del total de cánceres de tiroides).
  • El cáncer folicular.
  • El carcinoma medular.
  • El carcinoma anaplásico.
Cada uno de estos cánceres comporta un diferente pronóstico y tratamiento. Cada uno proviene de un tipo de célula distinta del interior del tiroides.

¿Qué puede favorecer su aparición?


Se han descrito diversas situaciones que pueden favorecer la aparición de un cáncer de tiroides como:
  • El haber recibido previamente radiación en la cara, la cabeza o el cuello.
  • Los antecedentes de cáncer de tiroides en la familia.
  • El cáncer medular de tiroides puede asociarse con otros cánceres del sistema endocrinológico.

¿Qué síntomas producen los cánceres de este tipo?


La sintomatología de un cáncer de tiroides puede ser local o general.
  • La sintomatología local suele manifestarse por la aparición de un bulto en el cuello, que puede ser el propio cáncer o deberse a la afectación de los ganglios de su alrededor. Además, localmente, con o sin la visualización del bulto, puede producir dolor espontáneo o dolor al tragar.
  • Los síntomas generales pueden ser derivados de las metástasis o derivados de la secreción de determinadas hormonas por este tipo de cánceres. Estas hormonas pueden producir diversas alteraciones. El cáncer medular de tiroides secreta una hormona llamada calcitonina que puede encontrase elevada en un análisis de sangre.
Cada vez es más frecuente el hallazgo casual de estos cánceres al realizar una ecografía o un TAC del cuello por cualquier otro motivo, y encontrar un nódulo tiroideo que, tras estudiarse, demuestra que se trata de un cáncer.



¿Cómo se diagnostica el cáncer de tiroides?


El diagnóstico de cualquier tipo de cáncer de tiroides requiere la realización de una biopsia. Esta suele hacerse con aguja fina (PAAF, es decir, Punción Aspiración con Aguja Fina), la cual conlleva pocas complicaciones y se realiza de forma sencilla.

Ante el diagnóstico de un cáncer de tiroides se debe evaluar la posible extensión local o la presencia de metástasis con la realización de ecografías o TAC.

En los pacientes con carcinoma medular de tiroides se deben determinar en sangre la calcitonina y el antígeno carcinoembrionario, que frecuentemente están elevados en estos pacientes y que pueden usarse para evaluar la respuesta al tratamiento. En este tipo de cáncer se deben también realizar estudios genéticos y se debe descartar la presencia de otros tumores neuroendocrinos como el feocromocitoma o tumores de paratiroides que produzcan un hiperparatiroidismo.

¿Cuál es el pronóstico de la enfermedad?


Globalmente, el pronóstico es peor en personas con antecedentes de haber recibido radioterapia en la cabeza o en el cuello, en menores de 20 años, en varones, en nódulos con tamaños superiores a los 4 cm, en personas que ya tienen ganglios afectados o en pacientes con metástasis.

Los carcinomas papilares, foliculares y medulares se clasifican en 4 estadios, siendo el estadio I aquellos más localizados dentro del tiroides y el estadio IV aquellos que ya cursan con metástasis. Todos los carcinomas anaplásicos se consideran por definición estadio IV.

El pronóstico es distinto para cada tipo de cáncer:
  • Cáncer papilar. Este cáncer crece a nivel local de forma lenta y suele tener un buen pronóstico. Cuando se diagnostica suele estar limitado al tiroides. Puede invadir estructuras vecinas o afectar los ganglios locales. Más raramente, puede extenderse a otros órganos con metástasis, fundamentalmente al hueso y al pulmón (estadio IV). Sólo 1 de cada 100 cánceres se diagnostican cuando ya está extendido.
  • Cáncer folicular. Tiene peor pronóstico que el anterior dado que metastatiza más fácilmente (generalmente a hueso, pulmón o cerebro) y son más los pacientes que se encuentran en estadio IV en el momento del diagnóstico.
  • Cáncer medular. Tiene una agresividad intermedia entre los previos y el anaplásico. En muchos pacientes, en el momento que se realiza el diagnóstico, el cáncer ya ha metastatizado.
  • Cáncer anaplásico. Es el más agresivo de los cánceres de tiroides y el que se asocia a un peor pronóstico.

¿Cuál es el tratamiento del cáncer de tiroides?

  • Cáncer papilar. Se recomienda la cirugía con la extirpación de todo o casi todo el tiroides. En muchos pacientes suele recomendarse la utilización posterior de yodo radioactivo para acabar con todo el tejido tiroideo restante que no se haya extirpado o con las posibles metástasis. Posteriormente se necesita administrar hormonas tiroideas para reemplazar la función del tiroides extirpado y para mantener la TSH lo más baja posible, lo que impide que pueda estimular el crecimiento de cualquier resto de tejido tiroideo.
  • Cáncer folicular. El tratamiento es similar al del cáncer papilar.
  • Cáncer medular. En casos localizados el tratamiento es quirúrgico. En ocasiones puede utilizarse radioterapia local si el cáncer no ha podido extirparse completamente. Tras la extirpación del tiroides se necesita poner tratamiento con hormonas tiroideas para mantener una cantidad normal de estas hormonas en sangre sin que sea preciso reducir mucho la TSH. En estos pacientes tampoco se debe dar yodo radioactivo. En los casos diseminados puede utilizarse la radioterapia o la quimioterapia.
  • Cáncer anaplásico. Si no existen metástasis se debe extirpar el tiroides parcial o totalmente. Si no se consigue extirpar todo el tumor se suele administrar tratamiento combinado con quimioterapia y radioterapia. Este tratamiento está también indicado en pacientes con tumor diseminado.

¿Qué seguimiento posterior al cáncer debe realizarse?


En el carcinoma papilar y en el folicular se deben hacer controles periódicos dirigidos a evaluar si existe algún resto corporal de tejido tiroideo o si existe alguna cantidad de tiroglobulina (precursor de las hormonas tiroideas) en la sangre.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.