El primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez, dice adiós desde Madrid. Desde el norte de la capital. Desde la Clínica Cemtro. La elección de un hospital privado por parte de la familia de Suárez no ha generado, por ahora, los resquemores habituales que levanta el debate estéril entre sanidad pública y privada, a diferencia de experiencias pasadas con el paso de políticos de alto rango por la red sanitaria.
Todas las cabeceras nacionales abren este sábado sus ediciones, sin excepción, con la marcha del carismático líder de la Transición española. Todas ellas sin una palabra malsonante para la sanidad madrileña. El presidente del Gobierno, el Jefe del Estado y toda la cúpula política española presente y pasada pasan o han pasado este fin de semana por el escenario del adiós de Adolfo Suárez. Cientos de periodistas se agolpan a las puertas de la clínica para recabar nuevas informaciones tras el anuncio de Adolfo Suárez Yllana sobre el fallecimiento “inminente” de su padre.
Solo algunos medios recogen la divergencia entre las palabras del hijo de Suárez y la de algunos médicos del centro que han considerado oportuno contradecirlas y asegurar que el desenlace “podría no ser inminente”. La Razón recoge: “Fuentes de los servicios médicos que atienden a Adolfo Suárez han asegurado que el fallecimiento del expresidente del Gobierno podría no ser inminente y que no ha habido novedades importantes en su estado de salud en las últimas horas”.
A la espera del final anunciado, El Confidencial explica que “Suárez se encuentra en la primera planta del hospital acompañado de sus hijos, hermanos y nietos”. “Se ha desplegado un amplio dispositivo de la Policía para controlar la seguridad. Además, varios efectivos de los servicios de seguridad de Moncloa se han trasladado al centro para controlar la seguridad en las instalaciones y alrededores”.