La
seguridad del paciente es un principio fundamental de la
atención sanitaria, ya que existe siempre cierto grado de riesgo inherente a cada paso que se da dentro del
proceso asistencial que se presta a cualquier persona.
Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 10 pacientes sufre daños durante su estancia hospitalaria en países de ingresos más altos, como puede ser España. Daños involuntarios que pueden ser consecuencia de distintos errores o
efectos adversos, de los que en torno a la mitad se podrían prevenir.
También señala que los daños causados a los pacientes ocupan el decimocuarto lugar en la lista de causas de
morbimortalidad mundial, a un nivel equiparable al de la
tuberculosis y el
paludismo, o que el 15 por ciento de la actividad y del gasto total en los hospitales de los países que forman parte, como España, de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) son consecuencia directa de eventos adversos.
Hablamos de miles de billones de dólares cada año en todo el mundo, al mismo tiempo que se insiste desde la OMS en que la inversión en la mejora de la
seguridad de los pacientes puede redundar en ahorros económicos importantes. A modo de ejemplo, en Estados Unidos, las mejoras focalizadas en este ámbito se tradujeron en un
ahorro de 28.000 millones en los hospitales entre 2010 y 2015.
¿España está haciendo todo lo posible?
Ante esta realidad, la pregunta sería si en el
sistema sanitario español se está haciendo todo lo posible para evitar estos
errores involuntarios o efectos adversos y, si no es así, en qué podemos mejorar administraciones públicas, gestores y profesionales sanitarios.
"Numerosos estudios evidencian que una alta ratio de pacientes por enfermera/o guarda una relación directa con la mortalidad de los pacientes"
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Desde las diferentes
consejerías de salud autonómicas se insiste en que desde hace años se desarrollan estrategias y planes específicos para hacer más segura la atención sanitaria, mientras que
asociaciones de profesionales y pacientes constatan ineficiencias o problemas en este ámbito que aún no se han subsanado.
En este contexto, las enfermeras y enfermeros, como principales agentes del cuidado al paciente y ciudadano, desempeñan una labor fundamental que, lamentablemente, se ve afectada por distintos factores ajenos a ellas y ellos, siendo uno de los principales la
sobrecarga laboral que sufren a consecuencia del
déficit estructural de plantillas que existe en el conjunto del Estado.
Numerosos estudios evidencian que una alta
ratio de pacientes por enfermera/o guarda una relación directa con la mortalidad de los pacientes, por lo que podemos afirmar que en España se está poniendo en peligro su seguridad, ya que es uno de los países con la ratio pacientes/enfermera más alta de Europa, estando muy lejos de la media de los países de nuestro entorno.
Resulta vital, por ello, que se garantice una ratio segura en todos los hospitales,
centros de salud y otros centros sanitarios y
sociosanitarios de nuestro país. Ese es el objetivo que nos hemos marcado en SATSE a la hora de elaborar una
Ley de Seguridad del Paciente que, a través de una
Iniciativa Legislativa Popular, esperamos que sea debatida y aprobada en los próximos meses en el
Congreso de los Diputados.
Confiamos en que el enrarecido ambiente político que sufrimos, en la actualidad, por los distintos intereses de cara a la conformación del
nuevo Gobierno central y algunos autonómicos no impida que los distintos grupos parlamentarios se centren en lo que realmente nos importa a todos, como es nuestra salud y seguridad. Ahora y siempre debe ser lo primero.