Otros artículos de Manuel Bayona

25 abr. 2024 9:00H
SE LEE EN 6 minutos
Siempre se ha dicho que “con la salud no se juega”, sin embargo, a diario sufrimos el bombardeo constante de informaciones en redes sociales, que se hacen eco de banalidades noticiables, presencias en eventos, anuncios y promociones, como si se tratara de acciones promocionales de un producto o servicio.

Internet y las redes sociales ofrecen posibilidades ilimitadas de comunicación y de acceso a información. Se pueden compartir experiencias, conocimiento, consejos, técnicas, y procedimientos, sin embargo, lo que abunda es la opinión, con tuits que se viralizan, y exceso de información que contamina, aunque afortunadamente se olvida rápido. Esto tiene especial relevancia en salud, y obliga a la reflexión en gestión sanitaria sobre la salud y las redes sociales, así como en la necesidad de formación y planificación de contenidos, aplicando el rigor y la profesionalidad, porque con la salud no se tuitea.

En el año 2011 en España era excepcional la presencia de instituciones sanitarias en redes sociales, y no digamos de sus gerentes. Era algo que, además de arriesgado, no estaba bien visto. Aun así, en algunas instituciones como el Distrito Sanitario de AP Costa del Sol, dimos el salto, abriendo cuenta en X, antes tuitter, además de un canal seguro de mail, para que nuestros usuarios interactuaran con los servicios sin necesidad de acudir presencialmente a los centros. De esta manera intentábamos resolver cuestiones administrativas, consultas o recetas, en un momento en el que nuestros médicos tenían una media de casi dos mil tarjetas por cupo y una demanda creciente.

Cuatro años después, en 2015, según el observatorio español de la Universidad Politécnica de Valencia (observa TICS), ya eran 118 los hospitales españoles con presencia en Facebook y solo 122 con cuenta en twitter. En 2016 investigadores de Valdecilla estudiaron la penetración de redes sociales en la comunicación en salud. El 72% de los pacientes ya recurría a internet en busca de información, y había 421 hospitales españoles con página Web, y 196 con presencia en redes sociales (Facebook, YouTube y Twitter). En la actualidad el crecimiento ha sido exponencial. Los tres años de pandemia Covid-19 hicieron que las autoridades sanitarias utilizaran las TICS para comunicarse de manera rápida y eficaz con la ciudadanía, y eso ha hecho que la percepción que había de la presencia de los hospitales en redes sociales haya virado para ser bien vista, útil y necesaria.

Ahora bien, el valor de la presencia de salud en redes sociales no radica en estar, sino en interactuar. Desde la red y en la distancia, hay que recuperar la cercanía con nuestros pacientes. Los hospitales pueden utilizar las redes sociales como una forma adicional de conectar con la ciudadanía en general y con los pacientes en particular. Sin embargo, a veces lo que se hace es seguir la moda, con presencia en redes sociales solo para anunciarse de manera reiterativa, perdiendo la oportunidad de utilizarlas de manera más saludable, y sobre todo cansando a las audiencias y perdiendo credibilidad, cuando se podrían compartir contenidos bien elaborados e interactuar con profesionalidad. 


"El valor de la presencia de salud en redes sociales no radica en estar, sino en interactuar; desde la red y en la distancia, hay que recuperar la cercanía con nuestros pacientes"



La presencia de Salud en redes sociales no es asistir al goteo constante de informaciones sobre lo que se invierte, lo que se hace o las continuas presencias en inauguraciones o eventos. Estos contenidos de información inmediata aportan poco valor a la salud de las personas y mucho a la manipulación de la información, que es una manera clara de control social.

Si los contenidos que se generan en salud se concentran en información puntual, continuada y repetitiva, impactarán tanto, que nos terminarán cansando y finalmente nuestro cerebro los olvidará. Sería más saludable utilizar las redes en salud para elaborar contenidos que narren historias con impacto positivo en la salud y que permanezcan en el recuerdo de la gente. Se trata de aprovechar la oportunidad de vincular el sistema sanitario y sus valores con las personas, con nuevas formas de contar y enseñar el cuidado personal, el poder de la prevención de enfermedades, la conciencia social sobre la salud pública, los hábitos saludables, el cuidado de los mayores o la confianza en nuestros profesionales y servicios.

Afortunadamente para el sector sanitario, internet también ofrece acceso a información relevante, a revistas científicas, a estudios de investigación y a la opinión de profesionales cualificados. Esta es una oportunidad para el aprendizaje, que no debemos dejar pasar, porque proporciona herramientas de calidad para la elaboración de contenidos y para la propia formación y actividad cotidiana de los profesionales, algo que les permite evolucionar y compartir con otros profesionales del mundo, algo que ya ocurrió en los inicios de la pandemia por covid-19, cuando especialistas en medicina interna de España e Italia compartían sus experiencias sobre pautas de actuación, cuando no había evidencia científica sobre ello.

En la actualidad existen importantes redes sanitarias especializadas como Esanum, Med Boock o Medicalia.org. que permiten el acceso inmediato a información de calidad, evidencias y publicaciones. Por otro lado, la infinidad de datos existentes en la red relativos a las personas, su comportamiento o su salud en internet, abre un nuevo capítulo para la investigación, la generación de conocimiento y la formación en nuestros centros y universidades.

La gestión sanitaria tiene una asignatura pendiente con la salud en redes sociales, y no es la informatización ni la mera presencia para rellenar espacio virtual, que dispara informaciones constantes o contrarresta noticias, sino la humanización y la experiencia personal de los usuarios, para pasar del tuiteo tóxico a los contenidos saludables.

Esta reorientación de la salud en las redes sociales necesita compromiso y profesionalización en gestores y en profesionales sanitarios, lo que implica adquirir conocimientos y desarrollar habilidades, pero sobre todo,  algo decisivo como son actitudes que transmitan emoción y sinceridad, que nos permitan identificar y compartir el valor de cada servicio y humanizar la actividad que se realiza, porque el verdadero valor de salud en redes sociales lo aporta la conexión con las personas, practicando la cercanía, la actitud empática y la escucha activa.

Como decía Byung-Chul Han respecto a internet, “el tsunami informativo fragmenta la atención e impide la escucha atenta”, pues bien, en la era de la salud en internet y las redes sociales, es imprescindible recuperar la cercanía con nuestros pacientes, haciéndolo a través de la escucha activa y la interacción (por otro lado, algo también necesario en la actividad presencial del día a día), para darles el protagonismo que les corresponde, porque con la salud no se tuitea.